JUSTICIA Y PAZ: Cáritas, CONFER y Justicia y Paz reclaman una política de fronteras basada en los principios humanitarios

Estas entidades expresan su dolor por los sucesos ocurridos el 1 de enero en la frontera de Ceuta
 
 
Las entidades de acción social de la Iglesia en España —Cáritas, CONFER y Justicia y Paz— que integramos la red intraeclesial “Migrantes con Derechos” y que estamos presentes en ambos lados  de la  frontera de Ceuta expresamos nuestro dolor por los sucesos ocurridos en la madrugada del 1 de enero en el perímetro de la valla fronteriza entre la Ciudad Autónoma de Ceuta y Marruecos.
Así, consideramos que las medidas y actuaciones adoptadas en torno a la frontera únicamente consiguen incrementar aún más si cabe el sufrimiento, dolor y muerte, de las personas migrantes y de los solicitantes de protección internacional.
Crece nuestra impotencia ante las esperanzas truncadas de estas personas, que, en su penosa travesía de miles de kilómetros por el corazón de África, llevan a sus espaldas un largo historial de abusos, agresiones y precariedad extrema mientras esperan la ocasión de llegar a Europa en busca de un futuro de dignidad y derechos para ellos y sus familias.
Necesitamos un modelo de gestión de fronteras que, no se centre únicamente en temas de seguridad, sino que también se comprometa con el respeto a la vida, la integridad personal y a los derechos humanos.
Es urgente, por ello, que todos nos preguntemos qué es lo que está fallando a la hora de articular una política de fronteras basada en los principios humanitarios y capaz de garantizar vías de acceso seguras a las personas que huyen de la miseria y la violencia que asola sus países.
Reiteramos nuestro rechazo a las devoluciones sumarias. Apelamos, en este sentido, al dictamen del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que ya en 2015 advirtió que la enmienda a la Ley de Extranjería aprobada en su día no avala las devoluciones automáticas, además de recordar el imperativo formulado para que España cumpla en esta materia sus obligaciones internacionales con el respeto a los derechos humanos.

No queremos acostumbrarnos al inmenso sufrimiento humano del que somos testigos a diario en las vidas de tantas personas que siguen llegando desde África y que intentan acceder a Europa en busca de una vida segura y digna. Hacemos un llamamiento a la comunidad cristiana y a toda la ciudadanía para mantenerse alerta ante las causas de esta sangrante realidad humana y trabajar juntos para evitar esta inhumanidad del alambre, y para que su dolor y sufrimiento no se conviertan en una rutina deshumanizadora.
Nuevamente recordamos la exhortación del Papa Francisco ante el Parlamento Europeo: “Europa será capaz de hacer frente a las problemáticas asociadas a la inmigración si es capaz de proponer con claridad su propia identidad cultural y poner en práctica legislaciones adecuadas que permitan tutelar los derechos de los ciudadanos europeos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes“.
 

JUSTICIA Y PAZ: Celebración por la Paz desde el Mensaje de 2017

Celebración por la paz desde el Mensaje de 2017

El grupo de Justicia y Paz de Segovia ha elaborado unos materiales para la celebración por la paz desde el Mensaje de 2017:«La no violencia: un estilo de política para la paz»
Presentación de diapositivas del Mensaje de la Paz

Esquema para una Eucaristía por la Paz
Además adjuntamos un recurso desde el Consejo Pontificio de Justicia y Paz para todas las Comisiones de Justicia y Paz, las Asociaciones y los Movimientos eclesiales, las capellanías universitarias y parroquias, con la esperanza de que pueda ser útil en la preparación de una misa, oración u Hora Santa para celebrar la Jornada Mundial de la Paz.

JUSTICIA Y PAZ: Los derechos humanos como herramienta contra la transgresión y el populismo

Declaración de Justicia y Paz de Europa con ocasión del Día Internacional de los Derechos Humanos (10 de diciembre)

 
Vivimos en un mundo lleno de disturbios en muchas áreas, ya sea la política, la economía, la social o la cultural. Cada vez más personas se sienten inseguras y están convencidas de que sus preocupaciones no se están tomando en serio. Aceptar las transgresiones de algunos colectivos públicos puede abrir la puerta a la intolerancia o incluso a los crímenes de odio.
 
Los descontentos producen temores. Debemos tomar en serio estos temores y escuchar atentamente a quienes los expresan. Los temores refuerzan la inclinación hacia el populismo, el racismo y la intolerancia. Es importante analizar y comprender las razones de esos temores.
 
Con motivo del Día de los Derechos Humanos, Justicia y Paz Europa desea llamar la atención sobre el hecho de que contamos con un conjunto importante de herramientas para contrarrestar estos descontentos y temores: los Derechos Humanos.
 
En lugar de cuestionar los Derechos Humanos, deberíamos abogar con el máximo vigor porque el compromiso con los Derechos Humanos se refleje en todas nuestras acciones tanto a nivel privado como público y esté presente en todas las esferas de la sociedad. Los Derechos Humanos deben convertirse en parte integrante de la educación desde una edad temprana hasta la formación universitaria y profesional. Debemos luchar por una genuina cultura de los Derechos Humanos, donde se trate de un compromiso generalizado en la sociedad para llegar a la defensa de aquellas personas cuyos derechos son violados.
 
En el contexto de estos tiempos de inquietud, queremos sobre todo sensibilizar sobre los Derechos Humanos que exponemos a continuación:
 
Abogamos por la abolición mundial de la pena de muerte; el derecho a la libertad y la seguridad; el derecho a la libertad de expresión y de religión; el derecho a la migración y el asilo, así como la protección en caso de traslado, expulsión o extradición; el respeto de la diversidad cultural y religiosa; y el desarrollo integral sostenible.
 
Nos comprometemos a combatir la discriminación, en particular la discriminación múltiple, la esclavitud moderna, todas las formas de racismo y el discurso del odio, especialmente en las los medios sociales.
 
Prestamos especial atención a la indivisibilidad de los derechos humanos, incluidos los derechos humanos sociales, que son de especial importancia en situaciones de creciente precariedad social y de necesidades sociales insatisfechas.
 
La red de Justicia y Paz en Europa está comprometida con el respeto y la promoción de los Derechos Humanos a fin de que cada persona y cada comunidad puedan vivir dignamente. Extraemos fuerza de nuestra fe cristiana común, así como de nuestra cooperación y solidaridad con todas las organizaciones e instituciones que mantienen los mismos objetivos y defienden los mismos valores. La transformación de los conflictos de forma no violenta es nuestro método.
 
Los derechos humanos no se dan ni garantizan para siempre; hay que lucharlos cada día. Este es nuestro deber. El actual clima de temor exige que cumplamos nuestros compromisos.
 
París, 4-5 de diciembre de 2016
El Comité Ejecutivo de Justicia y Paz de Europa

 
La Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa (Justicia y Paz de Europa) es la alianza de 31 Comisiones europeas de Justicia y Paz, trabajando para la promoción de la justicia social, la paz y el respeto a la dignidad humana. Justicia y Paz de Europa contribuye a dar a conocer la Doctrina social de la Iglesia en las sociedades e instituciones europeas.

El Comité Ejecutivo de Justicia y Paz de Europa está compuesto por 9 miembros electos y su presidente es Mons. Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo.

Leer más: https://www.juspax-es.org/news/recuperar-la-confianza-y-contrarrestar-el-miedo/

JUSTICIA Y PAZ: 50 Jornada Mundial de la Paz: «La no violencia: un estilo de política para la paz»

50 Jornada Mundial de la Paz: «La no violencia: un estilo de política para la paz»

1. Al comienzo de este nuevo año formulo mis más sinceros deseos de paz para los pueblos y para las naciones del mundo, para los Jefes de Estado y de Gobierno, así como para los responsables de las comunidades religiosas y de los diversos sectores de la sociedad civil. Deseo la paz a cada hombre, mujer, niño y niña, a la vez que rezo para que la imagen y semejanza de Dios en cada persona nos permita reconocernos unos a otros como dones sagrados dotados de una inmensa dignidad. Especialmente en las situaciones de conflicto, respetemos su «dignidad más profunda»[1] y hagamos de la no violencia activa nuestro estilo de vida.
Este es el Mensaje para la 50 Jornada Mundial de la Paz. En el primero, el beato Papa Pablo VI se dirigió, no sólo a los católicos sino a todos los pueblos, con palabras inequívocas: «Ha aparecido finalmente con mucha claridad que la paz es la línea única y verdadera del progreso humano (no las tensiones de nacionalismos ambiciosos, ni las conquistas violentas, ni las represiones portadoras de un falso orden civil)». Advirtió del «peligro de creer que las controversias internacionales no se pueden resolver por los caminos de la razón, es decir de las negociaciones fundadas en el derecho, la justicia, la equidad, sino sólo por los de las fuerzas espantosas y mortíferas». Por el contrario, citando Pacem in terris de su predecesor san Juan XXIII, exaltaba «el sentido y el amor de la paz fundada sobre la verdad, sobre la justicia, sobre la libertad, sobre el amor»[2]. Impresiona la actualidad de estas palabras, que hoy son igualmente importantes y urgentes como hace cincuenta años.
En esta ocasión deseo reflexionar sobre la no violencia como un estilo de política para la paz, y pido a Dios que se conformen a la no violencia nuestros sentimientos y valores personales más profundos. Que la caridad y la no violencia guíen el modo de tratarnos en las relaciones interpersonales, sociales e internacionales. Cuando las víctimas de la violencia vencen la tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles en los procesos no violentos de construcción de la paz. Que la no violencia se trasforme, desde el nivel local y cotidiano hasta el orden mundial, en el estilo característico de nuestras decisiones, de nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en todas sus formas.
Un mundo fragmentado
2. El siglo pasado fue devastado por dos horribles guerras mundiales, conoció la amenaza de la guerra nuclear y un gran número de nuevos conflictos, pero hoy lamentablemente estamos ante una terrible guerra mundial por partes. No es fácil saber si el mundo actualmente es más o menos violento de lo que fue en el pasado, ni si los modernos medios de comunicación y la movilidad que caracteriza nuestra época nos hace más conscientes de la violencia o más habituados a ella.
En cualquier caso, esta violencia que se comete «por partes», en modos y niveles diversos, provoca un enorme sufrimiento que conocemos bien: guerras en diferentes países y continentes; terrorismo, criminalidad y ataques armados impredecibles; abusos contra los emigrantes y las víctimas de la trata; devastación del medio ambiente. ¿Con qué fin? La violencia, ¿permite alcanzar objetivos de valor duradero? Todo lo que obtiene, ¿no se reduce a desencadenar represalias y espirales de conflicto letales que benefician sólo a algunos «señores de la guerra»?
La violencia no es la solución para nuestro mundo fragmentado. Responder con violencia a la violencia lleva, en el mejor de los casos, a la emigración forzada y a un enorme sufrimiento, ya que las grandes cantidades de recursos que se destinan a fines militares son sustraídas de las necesidades cotidianas de los jóvenes, de las familias en dificultad, de los ancianos, de los enfermos, de la gran mayoría de los habitantes del mundo. En el peor de los casos, lleva a la muerte física y espiritual de muchos, si no es de todos.
La Buena Noticia
3. También Jesús vivió en tiempos de violencia. Él enseñó que el verdadero campo de batalla, en el que se enfrentan la violencia y la paz, es el corazón humano: «Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos» (Mc 7,21). Pero el mensaje de Cristo, ante esta realidad, ofrece una respuesta radicalmente positiva: él predicó incansablemente el amor incondicional de Dios que acoge y perdona, y enseñó a sus discípulos a amar a los enemigos (cf. Mt 5,44) y a poner la otra mejilla (cf. Mt 5,39). Cuando impidió que la adúltera fuera lapidada por sus acusadores (cf. Jn 8,1-11) y cuando, la noche antes de morir, dijo a Pedro que envainara la espada (cf. Mt 26,52), Jesús trazó el camino de la no violencia, que siguió hasta el final, hasta la cruz, mediante la cual construyó la paz y destruyó la enemistad (cf. Ef 2,14-16). Por esto, quien acoge la Buena Noticia de Jesús reconoce su propia violencia y se deja curar por la misericordia de Dios, convirtiéndose a su vez en instrumento de reconciliación, según la exhortación de san Francisco de Asís: «Que la paz que anunciáis de palabra la tengáis, y en mayor medida, en vuestros corazones»[3].
Ser hoy verdaderos discípulos de Jesús significa también aceptar su propuesta de la no violencia. Esta —como ha afirmado mi predecesor Benedicto XVI— «es realista, porque tiene en cuenta que en el mundo hay demasiada violencia, demasiada injusticia y, por tanto, sólo se puede superar esta situación contraponiendo un plus de amor, un plus de bondad. Este “plus” viene de Dios»[4]. Y añadía con fuerza: «para los cristianos la no violencia no es un mero comportamiento táctico, sino más bien un modo de ser de la persona, la actitud de quien está tan convencido del amor de Dios y de su poder, que no tiene miedo de afrontar el mal únicamente con las armas del amor y de la verdad. El amor a los enemigos constituye el núcleo de la “revolución cristiana”»[5]. Precisamente, el evangelio del amad a vuestros enemigos (cf. Lc 6,27) es considerado como «la charta magna de la no violencia cristiana», que no se debe entender como un «rendirse ante el mal […], sino en responder al mal con el bien (cf. Rm 12,17-21), rompiendo de este modo la cadena de la injusticia»[6].
Más fuerte que la violencia
4. Muchas veces la no violencia se entiende como rendición, desinterés y pasividad, pero en realidad no es así. Cuando la Madre Teresa recibió el premio Nobel de la Paz, en 1979, declaró claramente su mensaje de la no violencia activa: «En nuestras familias no tenemos necesidad de bombas y armas, de destruir para traer la paz, sino de vivir unidos, amándonos unos a otros […]. Y entonces seremos capaces de superar todo el mal que hay en el mundo»[7]. Porque la fuerza de las armas es engañosa. «Mientras los traficantes de armas hacen su trabajo, hay pobres constructores de paz que dan la vida sólo por ayudar a una persona, a otra, a otra»; para estos constructores de la paz, Madre Teresa es «un símbolo, un icono de nuestros tiempos»[8]. En el pasado mes de septiembre tuve la gran alegría de proclamarla santa. He elogiado su disponibilidad hacia todos por medio de «la acogida y la defensa de la vida humana, tanto de la no nacida como de la abandonada y descartada […]. Se ha inclinado sobre las personas desfallecidas, que mueren abandonadas al borde de las calles, reconociendo la dignidad que Dios les había dado; ha hecho sentir su voz a los poderosos de la tierra, para que reconocieran sus culpas ante los crímenes —¡ante los crímenes!— de la pobreza creada por ellos mismos»[9]. Como respuesta —y en esto representa a miles, más aún, a millones de personas—, su misión es salir al encuentro de las víctimas con generosidad y dedicación, tocando y vendando los cuerpos heridos, curando las vidas rotas.
La no violencia practicada con decisión y coherencia ha producido resultados impresionantes. No se olvidarán nunca los éxitos obtenidos por Mahatma Gandhi y Khan Abdul Ghaffar Khan en la liberación de la India, y de Martin Luther King Jr. contra la discriminación racial. En especial, las mujeres son frecuentemente líderes de la no violencia, como, por ejemplo, Leymah Gbowee y miles de mujeres liberianas, que han organizado encuentros de oración y protesta no violenta (pray-ins), obteniendo negociaciones de alto nivel para la conclusión de la segunda guerra civil en Liberia.
No podemos olvidar el decenio crucial que se concluyó con la caída de los regímenes comunistas en Europa. Las comunidades cristianas han contribuido con su oración insistente y su acción valiente. Ha tenido una influencia especial el ministerio y el magisterio de san Juan Pablo II. En la encíclica Centesimus annus (1991), mi predecesor, reflexionando sobre los sucesos de 1989, puso en evidencia que un cambio crucial en la vida de los pueblos, de las naciones y de los estados se realiza «a través de una lucha pacífica, que emplea solamente las armas de la verdad y de la justicia»[10]. Este itinerario de transición política hacia la paz ha sido posible, en parte, «por el compromiso no violento de hombres que, resistiéndose siempre a ceder al poder de la fuerza, han sabido encontrar, una y otra vez, formas eficaces para dar testimonio de la verdad». Y concluía: «Ojalá los hombres aprendan a luchar por la justicia sin violencia, renunciando a la lucha de clases en las controversias internas, así como a la guerra en las internacionales»[11].
La Iglesia se ha comprometido en el desarrollo de estrategias no violentas para la promoción de la paz en muchos países, implicando incluso a los actores más violentos en un mayor esfuerzo para construir una paz justa y duradera.
Este compromiso en favor de las víctimas de la injusticia y de la violencia no es un patrimonio exclusivo de la Iglesia Católica, sino que es propio de muchas tradiciones religiosas, para las que «la compasión y la no violencia son esenciales e indican el camino de la vida»[12]. Lo reafirmo con fuerza: «Ninguna religión es terrorista»[13]. La violencia es una profanación del nombre de Dios[14]. No nos cansemos nunca de repetirlo: «Nunca se puede usar el nombre de Dios para justificar la violencia. Sólo la paz es santa. Sólo la paz es santa, no la guerra»[15].
La raíz doméstica de una política no violenta
5. Si el origen del que brota la violencia está en el corazón de los hombres, entonces es fundamental recorrer el sendero de la no violencia en primer lugar en el seno de la familia. Es parte de aquella alegría que presenté, en marzo pasado, en la Exhortación apostólica Amoris laetitia, como conclusión de los dos años de reflexión de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia. La familia es el espacio indispensable en el que los cónyuges, padres e hijos, hermanos y hermanas aprenden a comunicarse y a cuidarse unos a otros de modo desinteresado, y donde los desacuerdos o incluso los conflictos deben ser superados no con la fuerza, sino con el diálogo, el respeto, la búsqueda del bien del otro, la misericordia y el perdón[16]. Desde el seno de la familia, la alegría se propaga al mundo y se irradia a toda la sociedad[17]. Por otra parte, una ética de fraternidad y de coexistencia pacífica entre las personas y entre los pueblos no puede basarse sobre la lógica del miedo, de la violencia y de la cerrazón, sino sobre la responsabilidad, el respeto y el diálogo sincero. En este sentido, hago un llamamiento a favor del desarme, como también de la prohibición y abolición de las armas nucleares: la disuasión nuclear y la amenaza cierta de la destrucción recíproca, no pueden servir de base a este tipo de ética[18]. Con la misma urgencia suplico que se detenga la violencia doméstica y los abusos a mujeres y niños.
El Jubileo de la Misericordia, concluido el pasado mes de noviembre, nos ha invitado a mirar dentro de nuestro corazón y a dejar que entre en él la misericordia de Dios. El año jubilar nos ha hecho tomar conciencia del gran número y variedad de personas y de grupos sociales que son tratados con indiferencia, que son víctimas de injusticia y sufren violencia. Ellos forman parte de nuestra «familia», son nuestros hermanos y hermanas. Por esto, las políticas de no violencia deben comenzar dentro de los muros de casa para después extenderse a toda la familia humana. «El ejemplo de santa Teresa de Lisieux nos invita a la práctica del pequeño camino del amor, a no perder la oportunidad de una palabra amable, de una sonrisa, de cualquier pequeño gesto que siembre paz y amistad. Una ecología integral también está hecha de simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo»[19].
Mi llamamiento
6. La construcción de la paz mediante la no violencia activa es un elemento necesario y coherente del continuo esfuerzo de la Iglesia para limitar el uso de la fuerza por medio de las normas morales, a través de su participación en las instituciones internacionales y gracias también a la aportación competente de tantos cristianos en la elaboración de normativas a todos los niveles. Jesús mismo nos ofrece un «manual» de esta estrategia de construcción de la paz en el así llamado Discurso de la montaña. Las ocho bienaventuranzas (cf. Mt 5,3-10) trazan el perfil de la persona que podemos definir bienaventurada, buena y auténtica. Bienaventurados los mansos —dice Jesús—, los misericordiosos, los que trabajan por la paz, y los puros de corazón, los que tienen hambre y sed de la justicia.
Esto es también un programa y un desafío para los líderes políticos y religiosos, para los responsables de las instituciones internacionales y los dirigentes de las empresas y de los medios de comunicación de todo el mundo: aplicar las bienaventuranzas en el desempeño de sus propias responsabilidades. Es el desafío de construir la sociedad, la comunidad o la empresa, de la que son responsables, con el estilo de los trabajadores por la paz; de dar muestras de misericordia, rechazando descartar a las personas, dañar el ambiente y querer vencer a cualquier precio. Esto exige estar dispuestos a «aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso»[20]. Trabajar de este modo significa elegir la solidaridad como estilo para realizar la historia y construir la amistad social. La no violencia activa es una manera de mostrar verdaderamente cómo, de verdad, la unidad es más importante y fecunda que el conflicto. Todo en el mundo está íntimamente interconectado[21]. Puede suceder que las diferencias generen choques: afrontémoslos de forma constructiva y no violenta, de manera que «las tensiones y los opuestos [puedan] alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida», conservando «las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna»[22].
La Iglesia Católica acompañará todo tentativo de construcción de la paz también con la no violencia activa y creativa. El 1 de enero de 2017 comenzará su andadura el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que ayudará a la Iglesia a promover, con creciente eficacia, «los inconmensurables bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación» y de la solicitud hacia los emigrantes, «los necesitados, los enfermos y los excluidos, los marginados y las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, los encarcelados, los desempleados y las víctimas de cualquier forma de esclavitud y de tortura»[23].
En conclusión
7. Como es tradición, firmo este Mensaje el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. María es Reina de la Paz. En el Nacimiento de su Hijo, los ángeles glorificaban a Dios deseando paz en la tierra a los hombres y mujeres de buena voluntad (cf. Lc 2,14). Pidamos a la Virgen que sea ella quien nos guíe.
«Todos deseamos la paz; muchas personas la construyen cada día con pequeños gestos; muchos sufren y soportan pacientemente la fatiga de intentar edificarla»[24]. En el 2017, comprometámonos con nuestra oración y acción a ser personas que aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia, y a construir comunidades no violentas, que cuiden de la casa común. «Nada es imposible si nos dirigimos a Dios con nuestra oración. Todos podemos ser artesanos de la paz»[25]. Enlace
Vaticano, 8 de diciembre de 2016
Francisco
 


[1] Exhort. ap. Evangelii gaudium, 228.
[2] Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1968.
[3] «Leyenda de los tres compañeros»: Fonti Francescane, n. 1469.
[4] Angelus (18 febrero 2007).
[5] Ibíd.
[6] Ibíd.
[7] Discurso al recibir el Premio Nobel de la Paz (11 diciembre 1979).
[8] Homilía en Santa Marta, «El camino de la paz» (19 noviembre 2015).
[9] Homilía en la canonización de la beata Madre Teresa de Calcuta (4 septiembre 2016).
[10] N. 23.
[11] Ibíd.
[12] Discurso, Audiencia interreligiosa (3 noviembre 2016).
[13] Discurso a los participantes al tercer Encuentro Mundial de los Movimientos Populares (5 noviembre 2016).
[14] Cf. Discurso en el Encuentro interreligioso con el Jeque de los musulmanes del Cáucaso y con representantes de las demás comunidades religiosas del país, Bakú (2 octubre 2016).
[15] Discurso, Asís (20 septiembre 2016).
[16] Cf. Exhort. ap. postsin. Amoris laetitia, 90-130.
[17] Ibíd., 133.194.234.
[18] Cf. Mensaje con ocasión de la Conferencia sobre el impacto humanitario de las armas atómicas (7 diciembre 2014).
[19] Carta Enc. Laudato si’, 230.
[20] Exhort. ap. Evangelii gaudium, 227.
[21] Cf. Carta Enc. Laudato si’, 16.117.138.
[22] Exhort. ap. Evangelii gaudium, 228.
[23] Carta apostólica en forma de «Motu Proprio» con la que se instituye el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (17 agosto 2016).
[24] Regina Coeli, Belén (25 mayo 2014).
[25] Llamamiento, Asís (20 septiembre 2016).

Leer más: https://www.juspax-es.org/products/a50-jornada-mundial-de-la-paz-la-no-violencia-un-estilo-de-politica-para-la-paz/

JUSTICIA Y PAZ: Se ha alcanzado el Acuerdo de Minerales de Conflicto con exenciones añadidas

La Unión Europea (UE) ha dado hoy un paso positivo, aunque a medias, para reformar el comercio de minerales en Europa. Las instancias legisladoras de la UE concluyeron sus negociaciones sobre los minerales de conflicto -un Reglamento que pretende garantizar que los minerales que entran en la UE no financian el conflicto o las violaciones de derechos humanos.
 

Por primera vez, algunas empresas de la UE tendrán que asumir la responsabilidad en sus cadenas de suministro de minerales y tomar medidas para impedir que su comercio esté vinculado a conflictos o abusos contra los derechos humanos. Sin embargo, una serie de concesiones y lagunas de última hora podrían socavar el impacto del Reglamento al eximir a una serie de empresas de las obligaciones de diligencia debida. Las organizaciones de la sociedad civil, incluida Amnistía Internacional y Global Witness, piden hoy a la UE y a sus Estados miembros que demuestren seriamente que estas exenciones no menoscaben los objetivos establecidos por el Reglamento.
 
“Este Reglamento es un buen paso adelante”, dijo Michael Gibb, de Global Witness. “Pero mientras la UE ha enviado una aviso a un pequeño grupo de empresas, en última instancia ha confiado en que muchas más seguirán regulándose ellas mismas. Ahora le corresponde a estas compañías demostrar que esta confianza está bien situada y bien ganada; y esperamos que nuestros legisladores actúen si no es así”.
 
La UE es un destino importante para los minerales, tanto para el mercado de materias primas como para los productos cotidianos que los contienen, desde portátiles y teléfonos móviles hasta motores y joyas.
 
El Reglamento cubrirá las importaciones de la UE de estaño, tungsteno, tantalio y oro de todos los países del mundo, y es la primera ley obligatoria de este tipo que tiene un alcance verdaderamente global. Pero si bien las normas mundiales exigen que toda la cadena de suministro esté sujeta a un proceso de diligencia debida, las disposiciones obligatorias de la UE cubrirán sólo una pequeña parte de la cadena de suministro. En contra de la propuesta más ambiciosa del Parlamento Europeo en mayo de 2015, solo quedarán obligadas las empresas que importan minerales en forma de materia prima -como minerales y metales-. Se excluyen las empresas que importan los mismos minerales en la UE dentro de productos o componentes terminados. Las negociaciones de los países miembros de la UE también han logrado impulsar la inclusión de una serie de umbrales de importación que reducirán aún más el número de empresas que deben cumplir el Reglamento.
 
“Estos umbrales de volumen de importación, que eximen a las empresas de cumplir con la legislación, son peligrosas lagunas”, dijo Nele Meyer de Amnistía Internacional”. Podrían dejar entrar minerales por valor de millones de euros en la UE sin ningún tipo de control, frecuentemente los que tienen mayor riesgo de estar vinculados al conflicto. Los estados miembros de la UE todavía están pidiendo con poco entusiasmo que las empresas se aprovisionen de manera responsable. Esto debe cambiar”.
 
Incluso a las empresas obligadas a cumplir con el Reglamento se les ha ofrecido un atajo. La Comisión Europea ha acordado acreditar esquemas de la industria privada con los que las empresas han tratado cada vez más de externalizar sus obligaciones de diligencia debida. Los miembros de los esquemas acreditados de la industria se beneficiarán de una supervisión limitada y, además, se les alentará a que se abastezcan de minerales de empresas proveedoras incluidas en una lista de fundiciones y refinerías “responsables”, a pesar de que se están poniendo en marcha pocos mecanismos para evaluar realmente el comportamiento de las empresas de la lista.
 
El Reglamento no entrará en vigor inmediatamente, ya que las instancias legisladoras incluirán un período de tres años de integración progresiva.
 
“Hablar de una fase de entrada es una maniobra distractora. El reglamento refleja las responsabilidades que las empresas han tenido durante muchos años, y tienen todas las herramientas e información que necesitan cumplir. Se ha desperdiciado bastante tiempo buscando maneras de ayudar a las empresas a esquivar sus responsabilidades. Ahora el foco debe ponerse en asegurar que las cumplan lo antes posible “, dijo Michael Reckordt de PowerShift.
 
Por sí solo, este Reglamento comercial no puede traer paz y prosperidad a las comunidades afectadas por la maldición de los recursos. La sociedad civil ha acogido con satisfacción el enfoque integrado de la UE y ha pedido a quienes tienen la responsabilidad política en la UE y en los Estados miembros a que complementen el nuevo Reglamento con medidas diplomáticas y de desarrollo.
 
“Concluir estas negociaciones es un logro importante, pero es el comienzo del proceso, no el final. Ahora es el momento de demostrar que las empresas son serias en el cumplimiento de sus responsabilidades; que los Estados miembros de la UE están comprometidos en hacer cumplir las normas que se han establecido ahora; y que la UE hace uso de todos sus recursos para promover un comercio de minerales más sostenible y responsable “, dijo Frederic Triest de Eurac.
 
Notas al Editor
La UE llegó a un “acuerdo político” en junio de 2016, que estableció los grandes contornos políticos del Reglamento. A partir de ahí se han llevado a cabo discusiones técnicas para desarrollar el texto final del Reglamento. Este proceso del “trílogo” concluye hoy, con la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo llegando a un acuerdo sobre un texto final. Este texto se votará ahora en el Consejo y el Parlamento.
 
El Reglamento exigirá a las empresas cuyas importaciones de minerales o metales de estaño, tantalio, tungsteno u oro en la UE excedan determinados umbrales anuales específicos, realizar la debida diligencia en sus cadenas de suministro en conformidad con los requisitos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de la “Guía de Diligencia Debida para el Suministro Responsable de Minerales en las Cadenas de Suministro de Minerales de las Áreas Afectadas por Conflictos u Alto Riesgo”. A diferencia del Reglamento de la UE, esta Guía se aplica a todos los recursos minerales y a toda la cadena de suministro, incluyendo a las empresas que comercian con productos que contienen minerales.
 
Las normas internacionales no tienen por objeto desalentar el abastecimiento en zonas frágiles o de alto riesgo. Más bien, buscan alentar y facilitar un comercio más responsable y transparente con estas regiones.   Descarga Nota
Para mayor información, contactar con:

  • Amnesty International: Alison Abrahams, Media Manager. Tel: +32 2 548 2773; email: aabrahams@amnesty.eu
  • Global Witness: Rosie Childs: Tel: +44 7725 260 530; email: rchilds@globalwitness.org

Organizaciones de referencia en España:

  • ALBOAN
  • Edur Mintegi: tfno. 944 464 785 / 660 445 247 Email: e.mintegi@alboan.org
  • Amnistía Internacional
  • Ana Gómez: tfno. 91 3 101 277 / 630 746 802; email: agomez@es.amnesty.org
  • Red de Entidades por el Desarrollo Solidario – REDES
  • Jaime Palacio Forcat: tfno. 670 874 824; email: secretaria.general@redes-ongd.org
  • Justicia y Paz
  • Silvia Urbina: tfno. 933 17 61 77
  • Fundación Mainel
  • Sonia Martin: tfno. 963924176 / email: sonia@mainel.org
  • Solidaritat Castelldefels Kasando
  • Carme Altayó: tfno. 686 241 872 / email: caltayom@gmail.com

Firman esta nota de prensa:

  • Amnesty International
  • Action Aid
  • Alboan
  • Association Internationale de Techniciens, Experts et Chercheurs
  • Bread for the World
  • CEE web for biodiversity
  • CIDSE
  • Christliche Initiative Romero
  • Diakonia
  • DKA Austria
  • EurAc
  • Fairtrade Luxembourg
  • Focsiv
  • Fundacion Mainel
  • Germanwatch
  • Global Witness
  • Instytut Globalnej Odpowiedzialnosci
  • Jesuit European Social Centre
  • Jesuit Refugee Service
  • Justice et Paix Commission
  • Justicia y Paz, Comisión General
  • Justicia I Pau
  • London Mining Network
  • Misereor
  • PMU
  • Powershift
  • Progressio 75
  • REDES
  • Sciaf Scottish Catholic International Aid Fund
  • Solidaritat Castelldefels Kasando
  • Somo
  • Stop Mad Mining
  • WEED e.V. – World Economy, Ecology & Development

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JUSTICIA Y PAZ y MANOS UNIDAS: Diálogos de enlázate por la Justicia

Descripción: Diálogos de Enlázate por la justicia

¿CUÁNDO?

Jueves 24 de noviembre de 2016 de 18:30 a 20:30 horas.

¿QUIÉNES INTERVIENEN?

PABLO MARTÍNEZ DE ANGUITA, director del Instituto Laudato si‘ de Granada. “Cuidado de la Casa Común”.
TERESA DE FEBRER, Incidencia y Sensibilización de PROSALUS. “Desperdicio de alimentos”.
PATRICIA GUALINGA, indígena Kichwa, Red Eclesial Panamazónica, REPAM.
Cardenal Dom CLAUDIO HUMMES, presidente de la REPAM.
“Diálogo desde la experiencia y el testimonio en la Amazonía”.

¿QUÉ PRETENDEMOS?

Crear conciencia en la sociedad española de la necesidad de cambiar nuestros patrones de consumo y estilos de vida si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en España y a nivel mundial y lo haremos a la luz de la encíclica Laudato si’.

¿DÓNDE?

Salón de conferencias de la Universidad de Comillas ICADE. C/ Alberto Aguilera, 23 (Madrid).

#CuidaPlanetaCombatePobreza

#Diálogos2030

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JUSTICIA Y PAZ: Boletín nº 40 En la actual coyuntura política española


 
Queridas amigas, queridos amigos,
El 4 de noviembre de 2016 se ha constituido un nuevo Gobierno que tiene que afrontar retos apremiantes. Hoy necesitamos reformas políticas, administrativas y judiciales para luchar contra la corrupción y afianzar el Estado de derecho. Es urgente el desarrollo del Estado social y la garantía de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.
En los tres últimos meses, la Comisión General de Justicia y Paz se ha mantenido activa en varios problemas sociales a los que dedicamos las páginas de este boletín. La trata y tráfico de personas se pueden producir desde modalidades diferentes como la explotación sexual comercial,  la explotación laboral,  la mendicidad,  la extracción de órganos, el tráfico de drogas. Estas modalidades constituyen una gravísima afrenta y contradicción con el deber de comportamiento fraternal al que compromete el artículo 1º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,  a la vez que son una auténtica blasfemia contra Dios.
La Jornada Mundial por el Trabajo Decente ha multiplicado sus actos este año desde la iniciativa #Iglesiaporeltrabajodecente. Esta Jornada promueve otra forma de organizar y concebir el trabajo, poniendo en su centro a la persona, busca la reflexión sobre el sentido y el valor del trabajo, vela por unas condiciones dignas de empleo y plantea el acceso a otros sistemas de protección social sin la condición de tener un empleo.
El encuentro anual de Justicia y Paz de Europa ha tenido lugar este año en Luxemburgo, con una celebración de la Eucaristía en la ciudad de Schengen. En Europa muchas personas están preocupadas por su seguridad. Esta seguridad se ve amenazada desde distintos puntos de vista: terrorismo, crisis económica que está agravando la desigualdad social y provocando altos niveles de desempleo, guerra cibernética, cambio climático, llegada de personas refugiadas. Todo ello pone en cuestión la solidaridad europea y la defensa de los derechos humanos en este territorio.
Seguimos de cerca la regulación europea sobre minerales de conflicto, tema de nuestra próxima publicación, titulada “La fiebre de los minerales. Responsabilidades, regulaciones y resistencias”.
En septiembre hemos participado en la manifestación contra la pobreza para exigir soluciones basadas en derechos, políticas de justicia social y ambiental, que no dejen a nadie atrás. También hemos orado junto a otras confesiones en la Jornada Mundial por el Cuidado de la Creación. Compartimos ambas preocupaciones desde la campaña «Si Cuidas el Planeta, Combates la Pobreza» de la iniciativa Enlázate por la Justicia, desde la que proponemos redescubrir la simplicidad en nuestras propias vidas para los meses de Adviento y Navidad.
Un saludo muy cordial,
Isabel Cuenca Anaya
Secreatria General

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JUSTICIA Y PAZ: Creación de refugio seguro: Las personas refugiadas y la dignidad humana

Europa se encuentra ante una encrucijada: ¿Va a mostrar un liderazgo basado en su compromiso con los valores de los derechos humanos y la solidaridad, o va a optar por excluir a las personas refugiadas del acceso a una vida digna y segura, dando paso a las agendas nacionalistas y populistas? La Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa (Justicia y Paz de Europa) hace un llamamiento a las instituciones europeas, a los Estados miembros de la UE y a otros países europeos a asumir la responsabilidad de garantizar a las personas refugiadas el acceso al asilo y a un nivel de vida digno.
 
Justicia y Paz de Europa tiene serias preocupaciones con respecto al actual debate público y con algunas decisiones tomadas en los países europeos y sus instituciones sobre la cuestión de las personas refugiadas. Su llegada es utilizada por varios partidos políticos para impulsar otras agendas en muchas partes de Europa, por ejemplo, campañas anti-UE y xenófobas. Esto da lugar a un debate muy polarizado, arrojando sospechas sobre las personas refugiadas y creando división en nuestras comunidades. Dentro de esta retórica se está olvidando cada vez más la humanidad, tanto  la propia como la de quienes llegan buscando refugio.
 
En Europa se ha vinculado la llegada de las personas refugiadas con los ataques terroristas. Existe miedo de que puedan traer a Europa algunos extremismos y radicalismos desde los países de origen. Los desafíos a la seguridad en Europa son reales y aumentarán si tienen lugar más ataques terroristas en este continente. Sin embargo, equiparar persona refugiada a terrorista solo incide en la agenda terrorista del odio y la desilusión. El extremismo y la radicalización existente en su propio país son, en realidad, los motivos por los que las personas refugiadas huyen de sus hogares. Se merecen nuestro apoyo. Así la protección de las libertades fundamentales y de la seguridad física, tanto de la ciudadanía europea como de las personas refugiadas, son dos caras de la misma moneda.
 
Para Justicia y Paz de Europa, es crucial expresar de manera conjunta los valores fundamentales de los derechos humanos, la solidaridad y la hospitalidad. En lo que respecta a las personas refugiadas, el trabajo de Justicia y Paz Europa se basa en tres principios fundamentales: la centralidad de la persona, la solidaridad y la hospitalidad. En primer lugar, cada ser humano tiene un derecho inalienable de ser respetado en su vida, dignidad y vida social. En segundo lugar, cada ser humano es un ser relacional y es parte de una misma familia humana, independientemente de su nacionalidad, origen cultural o tradición religiosa. Esta interdependencia exige una solidaridad concreta entre los pueblos y los estados. En tercer lugar, la hospitalidad une la centralidad de la persona con el principio de solidaridad. Una comunidad hospitalaria y acogedora sirve al desarrollo integral de cada persona y de la comunidad en su conjunto. Estos principios están estrechamente entrelazados con los instrumentos internacionales de derechos humanos en los que se enfatiza el valor único de cada ser humano. Las personas refugiadas dependen de la solidaridad y la hospitalidad de otras comunidades para garantizar sus derechos humanos como personas únicas.

Al reflexionar sobre la situación humanitaria de las personas refugiadas en todo el mundo, Justicia y Paz de Europa aboga por un enfoque integral, tanto en el análisis como en la acción. La violencia y la guerra persistente, la desigualdad en el mundo, la opresión política y las violaciones de los derechos humanos, los efectos negativos del cambio climático son sólo algunas de las causas fundamentales que hacen que las personas abandonen sus hogares en busca de seguridad y dignidad humana. Abordar estas causas fundamentales requiere invertir en una economía sostenible, en solidaridad global y en el comercio, poniendo en su núcleo los derechos humanos y la igualdad social.
 
En lugar de enfocar la situación desde una perspectiva de derechos humanos, muchas personas de la vida política y civil en Europa tienden a ver a las personas refugiadas como una amenaza para la comunidad europea y su seguridad. Esta línea de pensamiento descuida principalmente parte de la propia experiencia histórica de Europa en lo que respecta a la migración (forzada) y renuncia a los ejemplos de la migración como conductora de nuevas ideas y oportunidades. Tratar a las personas refugiadas como una amenaza puede tener graves consecuencias prácticas para Europa como actor normativo: las decisiones de política violan los derechos humanos de las personas refugiadas, en particular el derecho a la vida, el derecho a solicitar asilo y el principio de no devolución. En algunos casos se ha añadido, en lugar de resolver, la crisis humanitaria de muchos refugiados en Jordania, Turquía, Libia, y en países europeos como Grecia, a la crisis en la que se encuentran estos mismos países.
 
Justicia y Paz de Europa aboga por un cambio en el enfoque de la acogida, en el proceso de solicitud de asilo y en la integración de las personas refugiadas. Justicia y Paz de Europa quiere dar prioridad a los derechos humanos como parte de una respuesta inclusiva, en combinación con las medidas de seguridad apropiadas. Esto supone volver a evaluar el equilibrio entre libertad y seguridad. Para ello es necesario que los países y las instituciones europeas fomenten una visión y definición compartida de los valores fundamentales de los derechos humanos que promueven y se re-identifiquen con los principios de solidaridad, dignidad humana y diversidad.
 
Hacemos un llamamiento a todas las instituciones europeas, los Estados miembros de la UE y otros países europeos a:
 
– Abordar la cuestión de las personas refugiadas desde un análisis holístico: reducir los factores que empujan a las personas refugiadas, tratando las causas fundamentales de la violencia y las violaciones de los derechos humanos, mediante la aplicación, entre otras, de políticas económicas, de desarrollo, comercio, política exterior y de seguridad que estén enraizadas en los derechos humanos (sociales) y la justicia social. Esto lleva consigo tanto obligaciones positivas como negativas. Por un lado, significa abstenerse de hacer tratos con países con un historial cuestionable en derechos humanos por el mero propósito de prevenir que las personas refugiadas lleguen a Europa. Por otra parte, se requiere que Europa muestre su solidaridad con los países que ya acogen a un número relativamente alto de personas refugiadas.
 
– Abrir posibilidades para el pasaje seguro a Europa: salvar vidas y disminuir el sufrimiento humano mediante la inversión en vías legales de acceso a Europa para que las personas puedan hacer uso del derecho a solicitar asilo. Intensificar los esfuerzos de reasentamiento y la ampliación de la reunificación familiar, las visas humanitarias y las opciones de visados de trabajo/estudio. Encontramos preocupante vincular el pasaje seguro con los acuerdos de readmisión con terceros países, ya que impide el derecho de asilo de las personas refugiadas de una forma segura.
 
– Crear un sistema europeo de asilo que integre la solidaridad entre los países europeos: establecer un reparto justo, el Reglamento de Dublín debe ampliarse para incluir un sistema automático de reubicación. Al mismo tiempo, lo que se requiere es una simplificación y adhesión estricta a sus normas, con el fin de que el sistema funcione a un nivel práctico. Una mayor armonización de los procesos de asilo debe tener los derechos de las personas refugiadas como su prioridad, ya que la ambigüedad y la desigualdad de oportunidades en toda Europa conducen a problemas para quienes llegan buscando refugio  y para los habitantes de los países europeos. Este proceso de armonización tiene que ser coherente con los principios fundadores de la Unión Europea y sus libertades fundamentales.
 
– Invertir en solidaridad local en lugar de alimentar la polarización: desde la política europea se puede tomar como ejemplo a las personas que han llegado a toda Europa para organizar una amplia gama de iniciativas de solidaridad en colaboración con las personas refugiadas y hacia ellas. No es decir únicamente que estas personas no tienen temores y preocupaciones, sino que optan por trabajar a partir de los principios de los derechos humanos y la solidaridad, y son a la vez eficaces y estimulantes.
 
Las fronteras y las amenazas a la seguridad dominan el pensamiento de muchas personas. Es frecuente que de forma colectiva no veamos la humanidad en las otras personas y que fallemos en nuestras responsabilidades hacia ellas. Las personas refugiadas están cruzando las fronteras en busca de seguridad, pero todas las personas tenemos que cruzar fronteras si queremos construir conjuntamente  un refugio seguro en el que cada persona pueda prosperar.
 

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JUSTICIA Y PAZ: Declaración sobre la UE

Por la Asamblea General de la Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa

La cumbre informal de la UE en Bratislava el 16 de septiembre fue la primera ocasión después del referéndum de Reino Unido en la que los 27 Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reunieron sin el primer ministro del Reino Unido. El resultado fue la adopción de la Declaración y el Plan de trabajo de Bratislava. Este último contiene una serie de propuestas políticas concretas y un calendario para su aplicación en el ámbito de la migración, la seguridad interior y exterior, la defensa, el desarrollo económico y social y la juventud. Unos días antes, en su discurso sobre el estado de la Unión Europea, Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, presentó su hoja de ruta de cinco puntos para la inversión, el mercado único digital, la seguridad, la defensa y la juventud.
Tomando nota de estas iniciativas, pero también de la continua controversia y desacuerdo entre los Estados miembros después de la votación del Brexit, la Conferencia de Comisiones de  Justicia y Paz de Europa (Justicia y Paz Europa) se reunió el lunes, 3 de octubre de 2016, en Luxemburgo para su Asamblea General anual y aprobó la siguiente declaración:
 
1. La Unión Europea está en mal estado. Un importante Estado miembro ha decidido abandonarla. Muchos otros ignoran o desafían abiertamente las normas y decisiones adoptadas previamente juntos. Algunos están luchando ellos mismos por la unidad. Es necesario sobre todo restaurar la confianza para reunir las cosas de nuevo, tanto la confianza entre los Estados miembros como la confianza de la ciudadanía en la política en general y en las instituciones europeas, en particular. La confianza en la Unión Europea sigue siendo una respuesta válida a la aterradora guerra y violencia del siglo XX y a los desafíos de la globalización del siglo XXI.
 
2. La confianza en Europa no será el resultado de declaraciones, planes de trabajo y discursos, y ciertamente no lo será en el corto plazo. Se necesitarán años para reconstruir lo que se perdió y se necesitarán resultados sustanciales en términos de empleos de calidad para los jóvenes, nuevas oportunidades para los más pobres, más seguridad para todos y la protección del medio ambiente. Se requerirán procedimientos más transparentes y democráticos, así como un mayor respeto por las tradiciones nacionales, regionales y locales, que están amenazados por las fuerzas del mercado mundial, junto a una mayor justicia social en términos de impuestos y oportunidades para las personas más pobres en Europa y en todo el mundo.
 
3. La Unión Europea reúne a los Estados-nación democráticos. No los sustituye y su supervivencia depende de mayorías estables y claras en favor de la UE dentro de ellos. Teniendo esto en cuenta, los siguientes doce meses presentarán una serie de desafíos electorales. Varias elecciones y referendos pueden debilitar aún más el apoyo popular a la UE. Los gobiernos son por lo general menos proclives a tomar medidas políticas audaces justo antes de elecciones importantes. Por lo tanto, los próximos meses son también en gran medida el momento para que la sociedad civil tome la iniciativa y promueva la Unión Europea. Las Iglesias cristianas desempeñarán también su papel en esta línea.
 
4. Estamos de acuerdo con el proceso de consulta entre la Conferencia de Iglesias Europeas (CEC) y sus miembros para la próxima Asamblea General de la CEC en 2018, lanzado el pasado mes de junio. Durante los próximos doce meses, los obispos católicos de los países de la UE (COMECE) prepararán de forma activa su importante Congreso sobre el futuro de Europa, en Roma en 2017. Las iniciativas nacionales como las Semanas Sociales de Francia van a dedicar su reunión anual en 2017 a la cuestión europea. Asimismo, agradecemos al papa Francisco su comprometido interés en Europa y los influyentes discursos de 2015 en el Parlamento Europeo y en la atribución del Premio Carlomagno en 2016.
 
5. Justicia y Paz de Europa, nuestra red, está dedicada a la paz y la justicia social en el mundo y hemos decidido dedicar nuestra próxima acción concertada anual al tema “Europa en la encrucijada”. El documento guía para la acción concertada se publicará al inicio de la Cuaresma de 2017 e incluirá diez propuestas concretas de política. Las comisiones nacionales iniciarán actividades locales sobre la base del documento y las propuestas.
 
6. Mientras tanto, deseamos manifestar nuestro firme compromiso con la Unión Europea. Esperamos que los pueblos y naciones de nuestro continente sigan el camino de la estrecha cooperación y superen las dificultades actuales. Profecías sombrías predicen a menudo el declive económico y demográfico de Europa en el curso del siglo XXI. Una posible ruptura de la Unión Europea, sin duda, aceleraría este proceso. Mejorar la Unión Europea y acercarla cada vez más a sus ciudadanos es la mejor forma de prevenirla. El cristianismo no es una religión en declive sino inspiradora. Es una religión de esperanza. Como personas cristianas en Europa, hacemos un llamamiento a toda la ciudadanía y sobre todo quienes tienen responsabilidades políticas para contribuir a una Europa de la responsabilidad y la solidaridad.
 

Leer más: https://www.juspax-es.org/news/declaracion-sobre-la-ue/

JUSTICIA Y PAZ: Construir puentes de justicia en lugar de muros de miedo

Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa

“La seguridad en Europa: responsabilidad de los Estados, de la UE y de la ciudadanía”

Seminario Internacional y Asamblea General

Luxemburgo, del 30 septiembre al 3 octubre de 2016

DECLARACIÓN FINAL
 
 
Personas delegadas de 21 Comisiones europeas de Justicia y Paz, reunidas en Luxemburgo del 30 de septiembre al 3 de octubre de 2016, cumplimos con nuestra responsabilidad de explorar retos sobre seguridad a los que se enfrenta Europa en diálogo con representantes de la política, militares, instituciones de la UE y la sociedad civil. Hemos sido acogidas en la Eucaristía por la parroquia del pueblo de Schengen, junto a un coro de la Escuela Europea, compartiendo el espíritu de Schengen, unidas en la diversidad a través de la oración y el canto.
Al término de este Seminario Internacional y de nuestra Asamblea general, hemos adoptado la siguiente declaración:
En la Europa de hoy, muchas personas están muy preocupadas por la seguridad. Sus preocupaciones están justificadas. Desde los ataques terroristas a la guerra cibernética, desde la crisis de las personas refugiadas a los efectos del cambio climático, desde el aumento de la desigualdad económica y la injusticia social a los altos niveles de desempleo, desde la crisis de la deuda soberana al Brexit, la ciudadanía europea enfrenta desafíos de orden social, cultural, económico y político que han garantizado la seguridad en Europa en los últimos tiempos.
La seguridad es esencial y positiva. Protege la dignidad humana, a fin de que pueda desarrollarse. Es una condición previa para la libertad y para la búsqueda del bienestar y la felicidad. Por ello, la verdadera seguridad debe estar enlazada con el respeto a los derechos humanos y a la justicia (cf. Gaudium et spes, 78 y 81).
Cuando la seguridad se distancia de la justicia y de los derechos humanos, pierde este valor positivo. En su lugar, limita lo demás, impide el intercambio mutuo y con el tiempo se convierte en un nuevo motivo de conflicto y división. La verdadera seguridad solo puede existir en la paz, y la paz abarca la posibilidad de vivir con el prójimo -incluso llegar a amarle-, cualquiera que sea su nacionalidad, color, religión o condición económica.
Por lo tanto, las medidas para proteger la seguridad deben ser proporcionales al respeto hacia la justicia y los derechos humanos. Cuando las leyes reivindican la dignidad de la persona humana, reúnen a la sociedad en el respeto mutuo. Cuando no lo hacen, disminuyen el estado de derecho y socavan la cohesión social. Lo mismo es cierto en el derecho internacional.
Advertimos en contra de la idea de que Europa puede lograr la seguridad por sí misma mediante la construcción de muros. La naturaleza de las amenazas a la seguridad de Europa es demasiado diversa y muy compleja para que los muros sean eficaces. En su lugar, los muros excluyen y discriminan, y crean una sensación de injusticia. La seguridad para Europa solo se logrará cuando todos los habitantes de este mundo puedan percibir justo el orden mundial.
Es por ello que la seguridad de Europa se verá reforzada por medidas que hagan el mundo más justo. Las instituciones europeas deben seguir buscando más allá de la crisis inmediata para hacer frente a sus causas reales. Esto exige nuevas ideas que tengan en cuenta la nueva realidad: que vivimos en un mundo limitado, no ilimitado de recursos; que un orden mundial basado en estados territoriales no puede controlar el ciberespacio. No olvidemos que las amenazas a nuestra seguridad surgen tanto – si no más – desde dentro de nuestra sociedad como desde fuera.
La seguridad también es una percepción subjetiva. La vida es frágil; nunca podemos tener seguridad completamente. Si tenemos miedo y ansiedad, independientemente de cómo sea de cercano o real un peligro, entonces sentimos inseguridad. Tenemos que ser capaces de distinguir entre preocupaciones fundadas, amenazas reales y miedos profundos sin fundamento, acerca del futuro o de terceras personas.
Advertimos, por tanto, en contra de los temores exagerados de amenazas a nuestra seguridad que nos impiden aprovechar las oportunidades positivas de la actualidad. La paz es un estado mucho más amplio que la seguridad. Nuestro objetivo debe ser por lo tanto asegurar que cada persona pueda vivirla y vivir su vida con dignidad. Cuando los Estados luchan para garantizar la seguridad, la consecución de la paz depende aún más de la responsabilidad individual de los habitantes de la sociedad en la que vivimos. Como personas cristianas, estamos llamadas a dar testimonio en la sociedad, con nuestras decisiones y comportamientos diarios, para lograr que se respete la justicia y la dignidad humana y, así, se proporcione una verdadera seguridad de forma global.
Hacemos un llamamiento a:
– La UE y los Estados europeos para que adopten verdaderas políticas de paz, basadas en el desarrollo humano integral, y un estilo de política no violenta que respete la dignidad de cada persona.
– Los políticos y miembros legislativos de todos los niveles para que se aseguren de que las leyes que adoptan, las posiciones que toman, y el lenguaje que usan se basan en el respeto a la dignidad humana y al principio de estado de derecho, más que reflejar una noción de seguridad reducida y de autodefensa.
– A los académicos para que analicen nuevos conceptos sobre los retos actuales y que ofrezcan una perspectiva para todo el mundo.
– A los profesionales de los medios y a los cada vez más influyentes promotores de los medios sociales para desarrollar un mayor sentido de la responsabilidad ética, para denunciar las expresiones de odio, evitar el fomento de estereotipos, y para mostrar siempre el rostro humano de la historia que quieren contar.
– A la Iglesia para cumplir su vocación como un sacramento de la paz al servicio del mundo, un signo visible y ejemplo de cómo el respeto a los derechos humanos y la justicia, junto con la seguridad, proporciona las bases para una paz verdadera.
– A toda la ciudadanía para realizarla y completar la responsabilidad individual de construir una comunidad más segura y pacífica a través del diálogo y un espíritu de fraternidad con nuestro vecindario.

Luxemburgo, 3 de octubre de 2016

 

La Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa (Justicia y Paz Europa) es la alianza de 31 Comisiones europeas de Justicia y Paz, trabajando para la promoción de la justicia social, la paz y el respeto a la dignidad humana. Justicia y Paz de Europa contribuye a dar a conocer la Doctrina social de la Iglesia en las sociedades e instituciones europeas. Su Secretaría General tiene la sede en Bruselas.
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