Justicia y Paz: Nota acerca de la muerte de inmigrantes en Ceuta. ¿Hasta cuándo?

La muerte, el pasado 6 de febrero, de al menos quince inmigrantes que trataban de llegar a territorio español a través de la frontera de Ceuta es un drama humano de primera magnitud, que nos produce una profunda tristeza y dolor.

Además, las circunstancias en que dichas muertes se han producido suscitan graves dudas acerca de la actuación de las fuerzas de seguridad españolas. Por ello, consideramos necesaria una investigación independiente y exhaustiva acerca de estos hechos, a fin de determinar y exigir posibles responsabilidades, así como una revisión en profundidad de la estrategia policial empleada, para tratar de evitar la repetición de una tragedia como esta.

Son ya desgraciadamente demasiado frecuentes los sucesos de personas que mueren tratando de llegar a Europa. Hace unos meses lamentamos también las muertes de inmigrantes en las costas de la isla italiana de Lampedusa, mediante nuestra nota del pasado 1 de noviembre.

Lo cierto es que estos hechos vuelven a poner en cuestión el compromiso afirmado en repetidas ocasiones por la Unión Europea (UE) de que sus políticas de asilo, gestión de flujos y control de fronteras sean respetuosas con los derechos humanos. Las rígidas fronteras europeas, para cuyo control y vigilancia no se escatiman recursos, no solamente no evitan las entradas irregulares, sino que hacen de la decisión de emigrar un proyecto peligroso que pone en riesgo vidas y alimenta a las mafias, contribuyendo además a crear una visión criminalizadora de los inmigrantes irregulares, que es a menudo aprovechada para alentar posturas racistas y xenófobas en el seno de la UE.

En estos momentos en los que desde la Comisión Europea se está revisando el diseño de lo que serán las grandes líneas futuras de su política migratoria, es preciso reiterar la necesidad de que sean tenidas en cuenta las recomendaciones señaladas por el Relator de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de los Migrantes, así como las de numerosas organizaciones de la sociedad civil, entre las que se encuentra el grupo de organizaciones cristianas (COMECE, CCME, Caritas Europa, ICMC, Eurodiaconia, JRS-Europe, QCEA) o PICUM (Plataforma por los derechos de los inmigrantes indocumentados en Europa).

En este sentido:

– Es exigible que se parta de un contexto más acorde con la realidad en las políticas de gestión de flujos laborales, reconociendo necesidades no cubiertas en los mercados de trabajo y propiciando que se abran más canales, realistas y eficaces, para favorecer la inmigración regular con derechos plenamente garantizados y en un contexto de absoluta transparencia.

– Es necesario dejar de restringir el derecho a la reagrupación familiar a través de la aplicación de la directiva sobre reagrupación en su más amplio sentido.

– Es preciso evitar que la UE externalice la vigilancia de fronteras o la protección a los grupos más vulnerables y que no se confieran a países con dudosa reputación en materia de protección de los derechos humanos.

– La UE debe cuidar de una manera exquisita la transparencia y las garantías en los procedimientos de asilo, devolución y retorno.

La aplicación de todas estas medidas podría reducir drásticamente el número de personas muertas en su intento de llegar a la UE.

La construcción de una UE que pretende ser referente en el respeto a los derechos humanos (ver Preámbulo del Tratado de la UE) implica la revisión y en su caso eliminación de aquellas políticas, iniciativas e instrumentos que en su modo de aplicación acaben vulnerando los mismos.

Por último, como ya expresamos en la nota de Lampedusa, volvemos a pedir un mayor y más profundo compromiso de los países europeos a favor de la asistencia humanitaria y la cooperación al desarrollo en África y Oriente Próximo, que favorezca la paz y la democracia, afrontando de esta manera las causas que generan emigración.

En sintonía con el papa Francisco que alertaba sobre el peligro de globalizar la indiferencia, y en comunión con los obispos españoles que, con motivo de la Jornada Mundial del Inmigrante y del Refugiado 2014, abogaban para que “no se niegue el auxilio y la asistencia a los inmigrantes en situaciones de peligro para la vida”, reiteramos la necesidad de recuperar el sentido de la responsabilidad fraterna entre personas y pueblos. Una fraternidad capaz de remover las estructuras de injusticia y egoísmo, generadoras de insoportables carencias y desigualdades que están en el origen de los fenómenos migratorios masivos hacia Europa.

Comisión General de Justicia y Paz

Madrid, 14 de febrero de 2014

Jornada anual de la Comisión General de Justicia y Paz: Dignidad del trabajo

En Sevilla, los días 7 y 8 de marzo se celebra la Jornada anual de la Comisión General de Justicia y Paz. Continuando con el trienio, estas jornadas, las segundas de las tres previstas por Justicia y Paz sobre mercado de trabajo y condiciones laborales, pondrán el acento sobre las circunstancias que hacen del empleo un trabajo digno. El año pasado se abordó el trabajo, como un derecho fundamental y universal de la persona.

Bajo el título, Dignidad del trabajo, las ponencias, coloquios y mesas redondas profundizarán sobre los efectos de la crisis en cuanto a las condiciones laborales, las realidades que atentan contra las condiciones de un trabajo decente y las claves que aporta la Doctrina social de la Iglesia, además de lo que supone al trabajo ser realizado en condiciones dignas como tarea co-creadora del hombre y la mujer con Dios. El Pontificio Consejo de Justicia y Paz contribuirá con su aportación sobre todas estas cuestiones. Se presentarán también diversas iniciativas y experiencias demostrando que el trabajo puede ser,  sin lugar a dudas, una actividad que dignifique a cada persona.

A continuación presentamos los enlaces con la información necesaria para participar:

Isabel Cuenca Anaya, Secretaria General de Justicia y Paz, invita a contar con la presencia de todos aquellos interesados.

Justicia y Paz: Comunicado de la Comisión Permanente en relación con el acoso y agresiones sufridos por el Cardenal Rouco Varela

Ante los actos de acoso sufridos ayer domingo 2 de febrero, por el Cardenal Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española, cometido por parte de activistas de FEMEN, la Comisión General de Justicia y Paz desea expresar lo siguiente:

  1. Los actos de acoso, insulto, coacción y falta de respeto cometidos contra Monseñor Rouco Varela, sus acompañantes y otras personas, son absolutamente inaceptables éticamente y constituyen un grave atentado contra su integridad moral, su libertad de movimientos y su libertad ideológica, religiosa y de expresión, e incluso contra los sentimientos religiosos de muchas personas.
  1. Ninguna causa política ni opción ideológica justifica actos de esta índole y aún menos en una sociedad democrática, plural y abierta como la nuestra, donde todas las opiniones y convicciones pueden expresarse libremente, de forma pública y privada, y donde existen suficientes espacios y mecanismos para canalizarlas, llevarlas al debate social y político, y convertirse en medidas políticas y legales. Es inaceptable y contrario a los derechos fundamentales amedrentar y amenazar a quienes defienden opciones diferentes.
  1. Por otro lado, queremos recordar el derecho constitucional de la Iglesia y  de todas las personas que forman parte de ella, a expresar y difundir pública y libremente sus opiniones y convicciones, así como a participar en el debate social y político sin recibir ningún tipo de coacción.
  1. Por todo ello, hacemos un llamamiento para que en este y cualquier otro debate ético y político, las diferentes opciones ideológicas y políticas se expresen serenamente dentro del marco legal, y con pleno respeto a todas las personas y opiniones,  y a los derechos y libertades de los demás.

Madrid, 3 de febrero de 2014

Justicia y Paz: Sin fraternidad no hay sociedad justa

Francisco: sin fraternidad es imposible una sociedad justa y en paz

Acaba de publicarse el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, que celebraremos el 1 de enero de 2014, firmado por el Papa Francisco. Este año tiene como lema: “La fraternidad, fundamento y camino para la paz”.

Los Mensajes para la Jornada Mundial de la Paz son siempre una herramienta importante para la difusión, desarrollo y actualización de la doctrina social de la Iglesia y, por tanto, para la evangelización de la realidad social. Por eso, sería importante que estos mensajes fueran leídos y meditados por todos los creyentes, analizados y discutidos en grupo en todas las comunidades cristianas, y que permitieran encontrar la ocasión de poner a la Iglesia en situación “de salida” (en expresión el papa Francisco en su reciente exhortación “Evangelii Gaudium”) hacia la sociedad.

En su primer Mensaje para la Paz, Francisco retoma y continúa el magisterio social de sus predecesores, haciendo énfasis en algunas de las tesis y preocupaciones que se han convertido ya en ejes de su Pontificado.

La afirmación central del mensaje es muy clara: la construcción de una sociedad justa y de una paz estable y duradera es imposible sin la conciencia de fraternidad. La fraternidad es la conciencia de una dimensión esencial del ser humano, como es su carácter relacional, que nos lleva a tratar a cada persona como verdadero hermano y verdadera hermana. La fuente y el espacio básico para generar esta conciencia es la familia, llamada a “contagiar al mundo con su amor”.

Ahora bien, para salir al paso de comprensiones inadecuadas o insuficientes de la fraternidad, que no permiten generar vínculos auténticos, Francisco identifica cuál es la raíz de la fraternidad. La fraternidad proviene de la convicción y el reconocimiento de un Padre trascendente común de todos los humanos, como fundamento último, es decir, la paternidad de Dios, que ama de forma concreta, puntual y extraordinaria a cada ser humano (Mt. 6,25-30 ). Este amor, cuando es acogido, es el agente más poderoso de fraternidad, transforma la existencia y las relaciones con los demás y abre a las personas a la solidaridad y la reciprocidad. La fraternidad ha sido regenerada en y por Jesucristo con su muerte y resurrección, convirtiéndose en principio nuevo y definitivo para reconocernos como hermanos, hijos del mismo Padre.

Por todo ello, Francisco subraya que la fraternidad es el fundamento y camino para la paz. En efecto, la fraternidad no es una cuestión solamente entre personas sino que debe reinar entre los pueblos y las naciones y se concreta en los deberes de solidaridad, justicia social y caridad universal. Las relaciones fraternas entre personas y grupos y las políticas públicas eficaces basadas en la fraternidad son la vía adecuada para superar los grandes males de nuestro mundo denunciados por Francisco: la marginación, la soledad, la pobreza, la falta de acceso a servicios básicos, la exclusión social, las graves desigualdades de renta, las persistentes crisis económicas y financieras, causadas por la codicia y el empobrecimiento de las relaciones humanas. La fraternidad es la vía para poner fin a la guerra, la violencia y la proliferación del armamentismo. Y es la vía para superar el egoísmo que se desarrolla socialmente en múltiples formas de corrupción y crimen organizado: la lacra de la droga, la explotación laboral, el blanqueo de dinero, la especulación financiera, la prostitución, el tráfico de seres humanos, los abusos contra los niños, la esclavitud, el tráfico indigno con los inmigrantes o la devastación de la naturaleza, que perjudica la vida humana presente y la de las generaciones futuras.

Por ello, Francisco hace una llamada a descubrir, amar, experimentar, anunciar y testimoniar la fraternidad, que solo es posible con la apertura y acogida del amor dado por Dios. El realismo de la política y de la economía no pueden reducirse a un tecnicismo carente de ideales y de apertura a la dimensión trascendente, que empobrece las actividades humanas y reduce a las personas a ser simple objeto de explotación.

Concluye Francisco pidiendo a los cristianos que sepamos tejer un entramado de relaciones fraternas basadas en la reciprocidad, el perdón, el don total de uno mismo, según la amplitud y la profundidad del amor de Dios, ofrecido por Cristo muerto y resucitado, amándonos unos a otros como señal de que somos discípulos (Jn. 13, 34-35). Nos reclama, así, “un paso adelante, un ejercicio perenne de empatía, de escucha del sufrimiento y la esperanza de los demás”, poniéndonos en “actitud de servicio los unos de los otros, especialmente de los más lejanos y desconocidos”, dado que “el servicio es el alma de la fraternidad que edifica la paz”.

Eduard Ibáñez, presidente de la Comisión General de Justicia y Paz

Más información y archivos de descarga en: https://www.juspax-es.org/index.php/actividades/ver/id_actividad/269

Justicia y Paz: Boletín 31: ¿Dónde está tu hermano?

Todos los artículos elegidos para este boletín invitan a preguntarnos: ¿Dónde está tu hermano/a?

Los sucesos de Lampedusa y Malta, por su tremenda gravedad han obligado a las personas responsables nacionales y europeas a volver los ojos y encontrarse con los efectos “colaterales” de las políticas migratorias por ellas diseñadas y que con su carácter represivo  y excluyente condenan a millones de niños, mujeres y hombres a quedarse sin futuro.

Como cada año, el pasado 17 de octubre se celebró el día mundial contra la pobreza, bajo el lema “Contra la Riqueza que Empobrece, ¡actúa!”. Los mercados, la bolsa, la banca son quienes realmente rigen los gobiernos.   Desarrollan   políticas  que destruyen  el planeta  y   condenan a la  exclusión y a la muerte a  millones de seres humanos. Esta salvaje depredación la han sufrido  durante lustros  los países empobrecidos, pero la  actual crisis  ha agravado este “cáncer”  en los países desarrollados, alcanzando  masivamente a los más vulnerables.

El trabajo por la paz nos llama a un compromiso valiente con la realidad y la amenaza de la violencia. En la Europa actual la violencia de nuestro pasado pesa sobre el presente y sigue proyectando sombras sobre nuestro futuro. Para tratar de entender mejor las causas y consecuencias de esta violencia, la Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa se reunió y debatió en Berlín, del 20 al 22 septiembre de 2013, desde las experiencias concretas de Alemania.

En nuestras calles, en nuestras plazas, existen mujeres y niñas que han sido captadas en sus países de origen para ser explotadas sexual, laboralmente o bajo otras formas de esclavitud. El 18 de octubre, celebramos una Jornada contra la trata de personas, titulada “Experiencias de sensibilización y prevención” y organizada junto a Caritas Española, Fundación Cruz Blanca, CONFER y el Secretariado de Migraciones de CEE.

Desde Justicia y Paz apostamos -en sintonía con el Papa Francisco- por recuperar el sentido de la responsabilidad fraterna entre las personas y los pueblos. Una fraternidad que remueva las estructuras de injusticia y egoísmo que generan las insoportables carencias y desigualdades que están en el origen de los fenómenos migratorios masivos hacia Europa, de la pobreza, de la creencia de superioridad de una raza o pueblo sobre otros, de la utilización de las personas como instrumentos.

En la contraportada informamos de la nueva publicación electrónica de los Mensajes de la Jornada Mundial de la Paz, escritos por Benedicto XVI https://www.juspax-es.org/index.php/actividades/ver/id_actividad/253), para terminar resumiendo las noticias y agenda de la última temporada.

Un saludo muy cordial,

Isabel Cuenca Anaya

Secretaria General

Mensajes para la Jornada Mundial de la Paz

Isabel Cuenca, Secretaria General de Justicia y Paz, nos hace llegar el siguiente mensaje:

La Comisión General de Justicia y Paz de España ha realizado una nueva publicación electrónica de los Mensajes para la Jornada Mundial de la Paz, que el Papa Benedicto XVI dirigió a la Iglesia y a los hombres de buena voluntad en los años de su pontificado, en concreto entre 2006 y 2013.

Monseñor Santiago Gómez Sierra, obispo auxiliar de Sevilla y obispo acompañante de esta Comisión General de Justicia y Paz, señala en el prólogo el objetivo de la misma. Se trata de rendir un homenaje de reconocimiento y gratitud al Papa Benedicto, que nos ha dejado un magisterio espléndido por su hondura teológica y por la luz que ha aportado a la Iglesia y al mundo, que busca encontrar caminos de justicia y de paz para salir de los laberintos de los conflictos armados, los atropellos incesantes de los derechos humanos y las amenazas de la paz por la que suspiran todos los pueblos.

Por su parte, Francisco Javier Alonso Rodríguez, vicepresidente de esta Comisión General, ha elaborado los índices analíticos y de referencias que aparecen en la parte final de la publicación. El CD que contiene la publicación incluye además unas presentaciones de diapositivas, desarrolladas por el grupo de Justicia y Paz de Segovia para las oraciones por la paz que se han celebrado cada año en la diócesis. Todas las comisiones diocesanas de Justicia y Paz realizan celebraciones por la paz al comienzo del año para dar a conocer el correspondiente Mensaje de la Paz que el Papa envía al mundo. Estas celebraciones permiten difundir, de una forma actual, Doctrina Social de la Iglesia y son un signo común de trabajo e inquietud de todas las comisiones.

Esperamos que estos materiales resulten útiles. Nuestra intención ha estado acompañada de ilusión y esperanza en la Paz, creyendo, como ha manifestado el Papa Francisco, que “El uso de la violencia no trae la paz. La guerra llama a la guerra. La violencia llama a la violencia”.

Pueden acceder a ellos a través de este enlace: Mensajes Jornada Mundial de la Paz

Justicia y Paz: Comunicado Lampedusa

¿SOY YO ACASO EL GUARDIÁN DE MI HERMANO?

Una llamada de Justicia y Paz a la responsabilidad fraterna

Reflexiones de Justicia y Paz sobre las muertes de los inmigrantes irregulares que intentan llegar a la unión Europea

“¿Quién es el responsable de la sangre de estos hermanos? Ninguno. Todos respondemos: yo no he sido, yo no tengo nada que ver, serán otros, pero yo no. Hoy nadie se siente responsable, hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna” (palabras del Papa Francisco en su viaje a Lampedusa).

El mes de octubre de 2013 será recordado como uno de los más trágicos en la historia reciente de las migraciones hacia la Unión Europea. Los sucesos de Lampedusa y Malta, por su tremenda gravedad han obligado a los responsables nacionales y europeos a volver los ojos y encontrarse con los efectos “colaterales” de las políticas migratorias por ellos diseñadas y que con su carácter represivo y excluyente condenan a millones de niños, mujeres y hombres a quedarse sin futuro.

Desde Justicia y Paz queremos expresar nuestra tristeza y dolor por la terrible pérdida de vidas humanas en el tránsito hacia Europa, así como nuestra solidaridad con todas las víctimas del tráfico ilegal de personas.

Ni las buenas palabras del presidente de la Comisión Europea Durao Barroso y Cecilia Malmstrom (comisaria en asuntos de política interior) en su reciente visita a la Isla de Lampedusa, contestadas con gritos de “Vergüenza” por la población, ni los esperables resultados del Consejo Europeo de Bruselas celebrado los pasados días 24 y 25 de octubre han mostrado voluntad real alguna de introducir un cambio de rumbo a la política migratoria europea. Antes al contrario: se ha hablado de extremar la vigilancia, de cooperar con ACNUR y la Organización Internacional de las Migraciones, de colaborar con los países de origen y tránsito de los migrantes y de luchar contra el tráfico de seres humanos. Lo que no supone nada nuevo respecto de lo ya existente.

Nos parece injusta, insolidaria e inaceptable la política migratoria que la Unión Europea ha venido desarrollando desde que tiene competencias en este ámbito. Dicha política ha contribuido a acentuar las diferencias entre los ciudadanos de la Unión y los nacionales de los terceros países, dificultando los procesos de integración, ha incrementado el control represivo en las fronteras terrestres y marítimas y ha cerrado los ojos y hecho oídos sordos a las numerosas violaciones cometidas en los países en tránsito contra inmigrantes que intentaban llegar a la unión Europea o que eran rechazados en frontera.

En este sentido, consideramos necesario, como así lo ha señalado el Parlamento Europeo en su reciente resolución de 23 de octubre, que “la Unión Europea desarrolle una estrategia más global en el Mediterráneo que sitúe la migración laboral en el contexto del desarrollo social, económico y político de su vecindad”. Por ello, creemos que deben abrirse vías más realistas y eficaces para la entrada legal en los países europeos, que “es preferible a una entrada irregular, que conlleva riesgo de tráfico de seres humanos y pérdidas de vidas”.

Así mismo, a nuestro juicio es urgente que los países de la Unión Europea revisen en profundidad sus políticas de asilo, a fin de garantizar el acceso al asilo de la Unión de forma justa, eficiente y segura, bajo la corresponsabilidad de todos los países miembros.

También es necesario que se supriman todas aquellas normativas y prácticas administrativas que penalizan a quienes asisten a migrantes en peligro y todas las leyes y prácticas de detención abusiva de inmigrantes contrarias a los derechos humanos y las garantías propias del Estado de Derecho.

Además, consideramos ineludible un mayor y profundo compromiso de los países europeos a favor de la asistencia humanitaria y de la cooperación al desarrollo en África y Oriente próximo, que favorezca la paz y la democracia, afrontando de esta manera las causas que generan emigración.

En definitiva, apostamos -en sintonía con el Papa Francisco- por recuperar el sentido de la responsabilidad fraterna entre las personas y los pueblos. Una fraternidad que remueva las estructuras de injusticia y egoísmo que generan las insoportables carencias y desigualdades que están en el origen de los fenómenos migratorios masivos hacia Europa. Y sólo podremos decir que esa fraternidad se hace realidad cuando quienes acuden desesperadamente hacia nosotros puedan decir “fui extranjero y me acogisteis”.

Madrid, 31 de octubre de 2013

Comisión General de Justicia y Paz de España

Justicia y Paz: Declaración final del Seminario Internacional de Berlín

Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa

Un Reto para las Sociedades Europeas: Superar un Pasado Violento y las Secuelas de la Dictadura

Declaración Final del Seminario Internacional de Berlín

Del 20 al 22 de septiembre de 2013

El trabajo por la paz nos llama a un compromiso valiente con la realidad y la amenaza de la violencia – pasada, presente y futura. En la Europa de hoy en día la violencia de nuestro pasado pesa sobre el presente y sigue proyectando sombras sobre nuestro futuro. Para tratar de entender mejor las causas y consecuencias de esta violencia, la Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa ha llevado a cabo en Berlín, del 20 al 22 septiembre de 2013, una reflexión sobre estos asuntos desde las experiencias concretas de Alemania.

Nuestro enfoque particular ha sido la violencia de la dictadura, la instrumentalización política del terror y la opresión, y las terribles consecuencias de la agresión de la guerra desatada por el régimen nazi. El análisis abarcó diferentes tipos de régimen, ideología y métodos. Esto nos ha llevado al que fue campo de concentración de Sachsenhausen, a la exposición Topografía del Terror en la antigua sede de la Gestapo, al museo de la Stasi, anterior cárcel de la Stasi en Hohenschönhausen, y al lugar de la futura exposición Vuelo, Expulsión y Reconciliación sobre la situación de los refugiados en Europa durante el siglo XX. A través de estas visitas, y las contribuciones de los expertos líderes en el campo, hemos profundizado nuestra comprensión sobre la naturaleza de este tipo de violencia y su impacto en las personas afectadas. Esto a su vez nos ha llevado a considerar las implicaciones actuales de este pasado, y las lecciones que debemos aprender de él para el futuro.

Durante nuestros días aquí, volviendo a trazar los pasos de las víctimas y los verdugos, la conclusión ineludible ha sido la centralidad de la dignidad humana para la paz, la justicia y la reconciliación. Reflexionando sobre el terror y la violencia a través de los ojos de las víctimas, los brutales efectos son evidentes – la destrucción de la auto-imagen de la persona, la seguridad y la conexión con la sociedad. Al ser llamados a reflexionar sobre la perspectiva de los verdugos, hemos visto también cómo la práctica de la violencia va en detrimento de la dignidad humana, obligándonos a posicionarnos tras la aceptación acrítica de normas y sistemas, pasando a formar parte de la maquinaria.

Se deduce entonces que la base sobre la que descansan todos los demás derechos humanos, la dignidad humana, debe ser el valor guía en nuestro acercamiento a los desafíos del pasado, presente y futuro. La restauración de la dignidad de las víctimas exige que escuchemos con compasión y apertura sus necesidades y exige mantenerlas en el centro de las propuestas de reconciliación. Todas las sociedades que emergen de un conflicto tienen una gran deuda de gratitud con aquellos que llevan su sufrimiento con dignidad y trabajan por el bien común de la sociedad. Existe la necesidad de garantizar que este sufrimiento no sea explotado por aquellos que desean prolongar conflictos o exacerbar las divisiones dentro de la sociedad o entre naciones, utilizando el pasado como un campo de batalla para el presente.

En este proceso hemos sido confrontados con la verdad incómoda de que la mayoría de los responsables del genocidio de los judíos en Europa no han sido llevados ante la justicia.

La mayor parte de los nazis, comunistas y otros autores de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y abusos de los derechos humanos tampoco han rendido cuentas de sus actos. Aunque nada puede compensar adecuadamente a las víctimas por lo que han sufrido, la obra de la reconciliación no puede quedarse en algo abstracto. Tiene que basarse en un análisis concreto, que exponga y tenga en cuenta los diferentes niveles de responsabilidad, siempre con una referencia más cercana a las necesidades de las víctimas y las comunidades afectadas.

Si bien no puede haber un proyecto de reconciliación, se pueden identificar algunas claras salvaguardias contra el abuso del término. Los procesos fundados en olvidar el pasado o bloquear la búsqueda de las víctimas para la verdad y el reconocimiento representan un asalto más a su dignidad humana. También se debe evitar la generalización de la culpa sin tener en cuenta los diferentes niveles de responsabilidad y el contexto en el que las acciones específicas se llevaron a cabo.

Abordar estas heridas del pasado representa un desafío para todos nosotros a nivel personal, social y nacional. Una apertura al análisis autocrítico es vital para este proceso. La reconciliación exige superar la ruptura de la confianza y restaurar y renovar las relaciones sobre la base del respeto mutuo. El miedo es a menudo un obstáculo importante en este proceso. Como individuos y grupos podemos tener miedo de exponer nuestras propias debilidades. Podemos dudar en reclamar la responsabilidad de nuestra parte en la violencia del pasado, en ausencia de la certeza de que los demás harán lo mismo.

Las iglesias tienen un papel importante que desempeñar en establecer el marco moral en el que puede explorarse y comprenderse la verdad sobre el pasado. Las iglesias deben dar ejemplo en este sentido participando en el análisis autocrítico de su propio papel, en el momento, antes, durante y después de la dictadura, basado en los valores de la verdad, la justicia y la solidaridad. Por encima de todo, las iglesias pueden señalar el camino al perdón, que ofrece la oportunidad de una nueva libertad y una profunda renovación de las relaciones. Reconocemos que el proceso de aprendizaje que hemos experimentado aquí en Berlín es parte de un proceso más amplio de aprendizaje en la Iglesia acerca de la historia, la memoria y la reconciliación. Una de las expresiones más fuertes de este proceso vino de Papa Juan Pablo II en la homilía por el Día del Perdón (12 de marzo de 2000) cuando invitó a reconocer “nuestra responsabilidad como cristianos por los males de hoy en día”, pidiendo perdón por nuestra parte en la injusticia y ofreciendo perdón para esas injusticias que otros nos han infligido. En la prisión de Plötzensee recordamos el sacrificio del Padre. Alfred Delp SJ y Helmuth von Moltke, que fueron ejecutados porque sus valores cristianos eran incompatibles con las prácticas del régimen nazi.

Nuestra experiencia aquí ha confirmado el valor de la contribución hecha desde los distintos lugares conmemorativos y proyectos históricos que visitamos. Tales oportunidades educativas son de especial valor para las generaciones futuras, que de otra manera no tendrían la oportunidad de obtener una comprensión de estos eventos. Fundamentalmente, ofrecen un espacio en el que podemos educar tanto los corazones como las mentes. La experiencia de la dictadura y la guerra, donde las personas altamente educadas simplemente siguieron la lógica del sistema, es una poderosa ilustración de que la educación formal, no va a proporcionar necesariamente todas las herramientas que necesitamos para un profundo reconocimiento de la humanidad de los demás.

Nuestras experiencias en Berlín durante este seminario nos han desafiado como participantes al análisis autocrítico de nuestras reacciones ante las ofensas contra la dignidad de la persona humana en la actualidad. Reconocemos que hay lugares en nuestras sociedades donde las personas se mantienen en los márgenes, lugares que pueden, en un futuro, convertirse en memoriales de los abusos de derechos humanos. ¿Estamos simplemente esperando mientras se ofende e ignora la dignidad de los demás?

Por último, hay que reconocer que el recuerdo de ese pasado no sólo es doloroso. Nos hemos inspirado en el ejemplo de aquellos que lucharon por preservar su dignidad y la de los demás seres humanos en las condiciones más inhumanas. Se nos recuerda que incluso las dictaduras aparentemente impenetrables pueden caer y que se pueden construir nuevas relaciones a su paso. Esto se puede ver, no sólo en la historia de las naciones individuales, sino también en el proyecto más amplio de la propia Unión Europea. Estas experiencias deberían dar esperanza a otros países que están actualmente experimentando conflictos violentos, o que están emergiendo de ellos.

La Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa desea expresar un sincero agradecimiento a todos los que hicieron posible esta experiencia: nuestros anfitriones, la Comisión alemana de Justicia y Paz; la capellanía militar de Alemania por su generoso apoyo a nuestro programa; las Fundaciones de Maximiliano Kolbe y a todos nuestros compañeros de diálogo, en especial la comunidad de Regina Martyrum, donde celebramos el momento simbólico central de nuestro seminario.

La Declaración final del Seminario se encuentra en el siguiente enlace

Para más información, contactar con: Isabel Cuenca Anaya

Secretaria General de la Justicia y la Paz de España

Rafael de Riego, 16, 3º dcha. • 28045 Madrid

Tel. (+34) 91 506 18 28 • Correo-e: juspax@juspax-es.org

 

Justicia y Paz: Comunicado en relación con la guerra en Siria.

Con ocasión de los graves sucesos de guerra que tienen lugar en Siria, la Comisión General de Justicia y Paz de España quiere manifestar:

El horror e indignación por la utilización de armas químicas en el conflicto, que han producido la muerte de centenares de personas, mayoritariamente entre la población civil. En caso de confirmarse este hecho, absolutamente inadmisible, consideramos que se trata de crímenes de guerra gravísimos, cuya autoría y circunstancias deben ser investigadas por organismos independientes y cuyos responsables deberán ser juzgados por tribunales de justicia imparciales o por el Tribunal Penal Internacional.

La Comunidad Internacional no puede admitir estos crímenes y debe tomar todas las medidas políticas, jurídicas y diplomáticas necesarias para evitar su repetición y asegurar el castigo de los responsables, además de trabajar para la resolución del conflicto. No obstante, consideramos un grave error responder mediante el bombardeo o ataque armado – de consecuencias imprevisibles – a uno de los contendientes, ya que dicho ataque ocasionará más víctimas inocentes y el empeoramiento de la situación. Pedimos al Gobierno español que no colabore ni apoye ninguna actuación en este sentido.

Igualmente, queremos manifestar nuestra profunda tristeza por la magnitud de la mortalidad y la destrucción que está generando este trágico conflicto, así como nuestra solidaridad y oración por el sufrimiento de todas las víctimas. Pedimos a las partes enfrentadas y actores implicados que cesen de inmediato las hostilidades y se esfuercen por alcanzar una paz justa mediante el diálogo. En este sentido, unimos nuestra voz a la del Papa Francisco, que ha exhortado a la Comunidad Internacional “a hacer todos los esfuerzos para promover sin vacilaciones las iniciativas de paz” en Siria. “El uso de la violencia no trae la paz. La guerra llama a la guerra. La violencia llama a la violencia”, señaló y, por ello, nos unimos a su convocatoria para celebrar el próximo 7 de septiembre una jornada de ayuno y de oración por la paz en este país.

Madrid, 2 de septiembre de 2013

 

Justicia y Paz: Nota de prensa Jornada anual de la Comisión General de Justicia y Paz

Los días 12 y 13 de abril se celebró, en el Teatro Principal de Burgos, la Jornada anual de la Comisión General de Justicia y Paz, bajo el titulo “CRISIS Y DERECHO AL TRABAJO”. A esta jornada han asistido un gran número de comisiones de Justicia y Paz de todo el territorio estatal y numeroso público.

Un total de 10 ponentes realizaron sus exposiciones mediante conferencias y mesas redondas, analizando el origen y causas de la situación actual, así como la repercusión de la crisis con respecto al derecho al trabajo. Estas reflexiones dieron lugar a su vez a propuestas y alternativas para una sociedad más justa.

Entre otras cuestiones, se hizo hincapié, en el trabajo como un derecho imprescindible para el desarrollo integral de la persona, que de esta manera participa activamente en la construcción de la sociedad; así como la diferencia entre trabajo y empleo, teniendo este último un único objetivo económico.

En todo momento el trabajo ha de respetar la dignidad de la persona y potenciar todas sus capacidades personales y relacionales. La actual crisis está fomentando una situación de deterioro muy grave en los derechos del trabajo.

El trabajador no puede ser contemplado como un mero instrumento para la competitividad, ya que el centro de la economía ha de ser la persona y no el beneficio. Se precisa por tanto un profundo cambio en el modelo económico actual. En todos estos aspectos la Doctrina Social de la Iglesia hace importantes aportaciones que alumbraron las jornadas.

La clausura de los actos tuvo lugar el sábado por la tarde a cargo de Mons. Santiago Gómez, obispo acompañante de la Comisión General de Justicia y Paz, Ángel Ballesteros, miembro de la Comisión Diocesana de Justicia y Paz de Burgos y Eduard Ibáñez, presidente de la Comisión General de Justicia y Paz, animando a los presentes a continuar profundizando en este tema, que hoy en día tiene una incidencia tan fundamental en la vida de millones de personas.

 

Pueden consultar: Enlace y ponencias