Entre los años 2016 y 2018 la Comisión General de Justicia y Paz ha dedicado su jornada anual de reflexión a la encíclica Laudato si’ del papa Francisco. En ella se pone de manifiesto la profunda relación entre la degradación ecológica, que amenaza el presente y el futuro de la vida sobre el planeta, y la injusticia e inequidad estructural que relega a grandes masas humanas a la pobreza y exclusión.
Esta publicación es fruto del trabajo realizado en este tiempo y está estructurada en base a tres dimensiones físicas y espirituales. “Todo está conectado, y eso nos invita a madurar una espiritualidad de la solidaridad global que brota del misterio de la Trinidad” (LS 240), aludiendo a la importancia de la comunidad y los ecosistemas que son la base de la vida.
El tiempo, lo representa el Padre, con su presencia en todas las generaciones y relaciones filiales; el ser, lo representa el Hijo, que refleja al Padre y se presenta como el «camino, la verdad y la vida», el ser integral; y el espacio, lo representael Espíritu, con la multitud de culturas, formas, aromas, expresiones, etc. pero con el mismo deseo del «buen vivir».
Las causas que degradan la vida humana también degradan la vida ambiental y viceversa. La degradación la sufren más quienes tienen peores condiciones de vida. Por eso, el clamor de la Tierra se une al clamor de las personas empobrecidas, marginadas y discriminadas. Las personas y la naturaleza no son partes separadas, son sistemas socio-ecológicos dependientes unos de otros. Reflejamos numerosos ejemplos de ello desde todos los continentes y nos centramos en comunidades e ideas que ponen en marcha proyectos de ecología integral para generar vida en nuestra casa común. Enlace