El presidente de Escuelas Católicas (FERE-CECA y EyG), Juan Carlos Pérez Godoy, junto con la directora del XIII Congreso, Victoria Moya, fueron los encargados de clausurar este encuentro educativo que ha reunido durante los días 29, 30 y 31 de octubre en Madrid a más de 1.800 educadores, directores, titulares y miembros de la escuela católica que han demostrado que “saben educar, con libertad y compromiso”.
A la espera de una Pacto educativo, Juan Carlos Pérez Godoy dijo que la escuela católica está aquí y ahora para “hacer maravillas, milagros, vivir experiencias memorables, en medio de leyes educativas, crear espacios de reconciliación y cocreación, escuelas abiertas al entorno y al continente digital para colaborar en la transformación evangélica de la realidad”.
Reivindicó que el derecho a la educación no siga sirviendo de coartada para pretensiones monopolizadoras. “No basta que haya pluralidad dentro de una escuela única, se necesita pluralidad de escuelas. Por eso defendemos y luchamos por una libertad de enseñanza. El ideario es lo que justifica la existencia de nuestros centros y su concierto”, subrayó.
Animó a reafirmar el fuerte compromiso por una escuela católica fiel a su identidad, a sus destinatarios más necesitados, fiel al espíritu de nuestros fundadores: “la escuela católica no es una amenaza, sino una riqueza para nuestra sociedad democrática y plural”, concluyó.
Por su parte, Victoria Moya agradeció estos tres días de compartir experiencias y emociones que demostraron que la escuela católica es actual y se adapta al cambio. Prueba de ello fue que el congreso ha sido ampliamente seguido en Twitter con 245 visualizaciones; ha logrado 10 veces ser trending topic; se han escrito 25.000 tuis con el hashtag #sabemoseducar; y ha tenido 53 millones de impresiones.
El broche musical lo puso el Padre Damián María, misionero redentorista y concursante del programa La Voz, quien con su música y sus palabras animó a los docentes a formar parte de una Iglesia y una escuela actual que adapte su lenguaje y su música a los alumnos de hoy.
A continuación el XIII Congreso de Escuelas Católicas se cerró con las siguientes conclusiones:
La escuela católica está presente en el mundo a través de 210.000 centros que escolarizan a 44 millones de alumnos no universitarios. Sólo en España esa presencia centenaria se concreta en 2.590 centros, 1.434.524 alumnos y 123.835 profesores y resto de personal, que se encuentran en más de 770 localidades de nuestra geografía. La escuela católica, orgullosa de su tradición, quiere seguir trabajando al servicio de la sociedad para contribuir al bien de todos.
La libertad de enseñanza, un principio reconocido en nuestra Constitución, es la que permite mantener este tipo de escuelas dotadas de un proyecto educativo propio, plurales, diversas, universales, favorecedoras de la equidad, creativas e innovadoras. Escuelas que saben educar y comprometidas con la educación de muchas generaciones. Por tanto, al final de su XIII Congreso, Escuelas Católicas desea subrayar que:
1º) Sabemos educar y escuchar a nuestros alumnos y a nuestro entorno.
La escuela católica es una fortaleza de nuestra sociedad civil y de su tejido educativo. Transformadora del entorno y conectada con el mundo, seguirá trabajando para ofrecer una educación personalizada, atenta a la diversidad, abierta, dispuesta a acoger a todos, con una oferta educativa más allá del horario lectivo y del calendario escolar.
2º) Sabemos educar con fe y en la fe.
La escuela católica tiene mucho que compartir y aportar a la sociedad y a la Iglesia. Su misión es ofrecer, abiertamente y sin distinción, una identidad clara nacida del Evangelio.
3º) Sabemos educar con pasión, desde la emoción y en la emoción.
Para la escuela católica cada día es una nueva oportunidad de mejorar, de aprender de sus aciertos y sus errores, y de renovar su tradición centenaria, la que le hace experta en educación con un proyecto educativo basado en los valores evangélicos, consolidado, apasionado y emocionante. Convencidos de que merece la pena visibilizar toda esta riqueza, queremos promover la celebración de un Día Internacional de la Escuela Católica.
4º) Sabemos educar con sentido, con valores, con convicción.
La escuela católica favorece una oferta plural a través de los distintos proyectos educativos de sus centros. Es la libertad de enseñanza la que permite la elección y desarrollo de ese proyecto educativo propio, de un ideario que hace a los centros de iniciativa social lugares capaces de crear experiencias que construyen biografías en sus alumnos.
5º) Sabemos educar con creatividad, más allá del puro conocimiento.
La escuela católica tiene el gen de la innovación: ha sido pionera en la educación de la población rural, de la mujer, de los más necesitados, de la educación en valores, de la generación de redes que la conectan con el mundo, de la transformación de su entorno… Quiere seguir innovando y mejorando la calidad, para lo que es preciso que se amplíe la autonomía organizativa, pedagógica y de gestión de los centros en el conjunto del sistema educativo.
6º) Sabemos educar con visión, a partir de nuestras raíces y con la mirada puesta en el futuro.
Fiel a sus raíces y a la riqueza de sus carismas, y con el objetivo de mantener los centros abiertos a todas las familias que quieran escogerlos sin discriminación por razones económicas, la escuela católica apuesta mayoritariamente por el concierto educativo frente a otras fórmulas de financiación, puesto que es el que mejor garantiza la equidad, la libertad de elección y la transparencia. Demanda además que la financiación pública responda al coste real del puesto escolar y asegure la gratuidad en toda la enseñanza, incluido el Bachillerato y la Formación Profesional.
7º) Sabemos educar y dialogar.
La escuela católica sabe educar, tiene una larga experiencia y quiere que se fortalezca el espacio necesario para continuar haciéndolo, en un marco efectivo de libertad y de diálogo. Aboga por un Pacto Escolar que aborde la mejora de la calidad del sistema y garantice los derechos y libertades educativas de toda la sociedad española.