Hemos venido a rezar y apoyar a la comunidad cristiana, para promover la paz y la dignidad humana en esta tierra dividida.
Hemos visto las trágicas consecuencias del fracaso de la política nacional e internacional para lograr la paz. La dignidad humana viene dada por Dios y es absoluta. El actual conflicto amenaza la dignidad de los Palestinos y de los Israelíes, pero sobre todo nuestro compromiso con los pobres nos urge a apoyar a las personas que sufren en Gaza. Hace un año, definimos la situación de Gaza como “un desastre realizado por el hombre, un escándalo desconcertante, una injusticia que pide a la humanidad una solución”. A raíz de la terrible destrucción causada por la guerra del pasado año, nuestra presencia recordó a la pequeña comunidad cristiana de Gaza que no ha sido olvidada.
Decenas de miles de familias de Gaza no tienen una vivienda adecuada. En este último período de frío polar, al menos dos niños murieron de hipotermia. El bloqueo continuo impide la reconstrucción y contribuye dramáticamente a la desesperación que mina la legítima esperanza de los Israelíes por su seguridad. Pero también crea niveles intolerables de desempleo y empuja a las personas sencillas hacia la pobreza más extrema.
A pesar de la devastación, las aterradoras escenas de destrucción que hemos visto, y los temores de otra guerra que hemos podido escuchar, la esperanza está viva en Gaza. Hemos visto familias que reconstruyen sus vidas con determinación. Hemos visto una pequeña comunidad cristiana con una fe enorme. Hemos admirado la tenacidad de muchos voluntarios. Hemos visitado la escuela “Sagrada Familia”, donde Musulmanes y Cristianos estudian y juegan juntos en armonía. Nos hemos reunido con las Hermanas del Santo Rosario, que fieles a su cofundadora, la beata Marie-Alphonsine, que este año será canonizada por el Papa Francisco, realizan un ministerio profético de educación. Hemos celebrado la misa con las Hermanas Carmelitas del Carmelo de Belén. Su fundadora la beata Mariam Baouardy, es otra cristiana Palestina cuya vida da testimonio de la santidad que aún emana de esta tierra, y también ella será canonizada.
Los líderes políticos deben defender la dignidad humana de la población de Gaza. Un estudiante nos dijo, de modo punzante, que había recibido un e-mail durante la guerra en el que le preguntaban si necesitaba comida, ropa o vivienda. Sin amargura, respondió que lo que necesitaba era dignidad. Las personas de buena voluntad de ambas partes del conflicto quieren lo mismo, una vida digna de la persona humana.
En los próximos meses vamos a seguir oponiéndonos al proyecto de la construcción del muro en el valle de Cremisán, ya que esto significaría la pérdida de las tierras y del sustento de muchas familias cristianas. Esta situación es trágicamente un microcosmos respecto a la cuestión de la tierra. Seguiremos también oponiéndonos a la expansión del programa de los asentamientos, ilegales según el derecho internacional, de la que hemos sido testigos directos en Hebrón. Su impacto en la libertad de circulación de los Palestinos y en la confiscación de tierras es simplemente injusto.
Tras el fracaso de las negociaciones y la consiguiente violencia del 2014, invitamos urgentemente a los poderes públicos a ser creativos, a encontrar nuevos enfoques, para construir puentes, no muros. Tenemos que humanizar el conflicto favoreciendo una mayor interacción entre Israelíes y Palestinos. La paz sólo llegará cuando todas las partes respeten el hecho de que la Tierra Santa es sagrada para las tres religiones y es el hogar de dos pueblos.
Conscientes de que este año hemos caminado siguiendo las huellas del Papa Francisco, hacemos nuestro su reciente Discurso realizado ante el Cuerpo Diplomático:
«Mi pensamiento se dirige, sobre todo, a Oriente Medio, comenzando por la amada tierra de Jesús, que he tenido la alegría de visitar el pasado mes de mayo y a la que no nos cansaremos nunca de desear la paz. Así lo hicimos, con extraordinaria intensidad, junto al entonces Presidente israelí, Shimon Peres, y al Presidente palestino, Mahmud Abbas, con la esperanza firme de que se puedan retomar las negociaciones entre las dos partes, para que cese la violencia y se alcance una solución que permita, tanto al pueblo Palestino como al Israelí, vivir finalmente en paz, dentro de unas fronteras claramente establecidas y reconocidas internacionalmente, de modo que “la solución de dos Estados” se haga efectiva.»
El camino de la paz exige el respeto de los derechos humanos de Israelíes y Palestinos. Nuestra oración alimenta la esperanza que hace posible la paz. Pedimos a todos los cristianos que recen por los Judíos, los Cristianos y los Musulmanes de esta tierra que llamamos Santa.
Obispo Stephen Ackermann, Alemania; Arzobispo Stephen Brislin, Sudáfrica; Obispo Raymond Browne, Irlanda; Obispo Peter Bürcher, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia; Obispo Oscar Cantú, EE.UU.; Obispo Christopher Chessun, Iglesia de Inglaterra; Obispo Michel Dubost, Francia; Arzobispo Ricardo Fontana, Italia; Obispo Lionel Gendron, Canadá; Obispo Felix Gmur, Suiza; Arzobispo Patrick Kelly, Inglaterra y Gales; Obispo William Kenney, Inglaterra y Gales, COMECE; Obispo Declan Lang, Inglaterra y Gales; Obispo Kieran O’Reilly, Irlanda; Obispo Thomas Maria Renz, Alemania; Arzobispo Joan-Enric Vives, España.
Nota:
Desde 1998, la Coordinadora de las Conferencias Episcopales en apoyo de la Iglesia en Tierra Santa se viene reuniendo por invitación de la Asamblea de Ordinarios Católicos en Tierra Santa. Por un mandato expreso de la Santa Sede, la Coordinadora de Tierra Santa se reúne cada mes de enero en Tierra Santa, concentrándose en la oración, la peregrinación y la persuasión, con el objetivo de actuar en solidaridad con la comunidad cristiana, ya que ésta experimenta fuertes presiones políticas y socioeconómicas.
Extraído de: https://www.juspax-es.org/news/llamamiento-de-los-obispos-la-dignidad-humana-como-fundamento-de-la-paz/