Congreso del Movimiento de los Focolares: “Economía de la Comunión”

29 de mayo de 1991 – Chiara Lubich propone en Brasil el proyecto “Economía de Comunión (EdC)”1.
30-31 de mayo de 2009 – Casi como una celebración de la mayoría de edad del proyecto, puede considerarse el Congreso celebrado el pasado fin de semana, al que han participado más de un centenar de empresarios, trabajadores, profesores universitarios y… “curiosos”, es decir, personas deseosas de conocer y profundizar en esta iniciativa económica que pone al hombre en el centro de su actividad.
Es también la hora de los balances: ¿en qué momento se encuentra el proyecto? Éxito, compromiso, servicio, esperanza, no sólo empresas mejores, sino una economía más fraterna en un mundo sin excluidos…, pero también dificultades. Una expresión, a modo de slogan, puede definir bien qué vive hoy la Economía de Comunión y, en particular, los que forman parte activa del proyecto desde hace años: se entra en el tiempo de la “segunda inocencia”, «es el momento de la sabiduría de quienes son capaces de “hacerse como niños”, de quienes ven lo que es posible, aunque todavía no exista, de quienes tienen el valor de hacer “locuras”, porque ven lo que otros no ven». De todo ello se ha hablado ampliamente en los dos días de Congreso.
El Congreso se abre con un luminoso recorrido histórico de los antecedentes y orígenes de la Economía de Comunión. Particularmente significativo la coincidencia entre el lanzamiento del proyecto y la publicación de la Encíclica “Centesimus annus”2.
En el actual contexto de crisis económica se descubre una profunda necesidad de cambios, no sólo en las estructuras, sino muy especialmente en la cultura sobre la que se han construido nuestras sociedades. «Es necesario un cambio de paradigma: pasar de la cultura del tener, a la cultura del dar», ha afirmado Manuel Ramos, empresario, en el tema introductorio de las sesiones del Congreso, en el que también se han trazado las líneas de actuación de las empresas de la EdC. Estas directrices han sido elaboradas para hacer que cada aspecto de la vida empresarial sea fiel a la inspiración de la que ha nacido el proyecto y, al mismo tiempo,
1 ¿Qué es la Economía de Comunión? Se trata de un proyecto para empresarios, trabajadores, directivos, consumidores, ahorradores, ciudadanos, estudiosos y demás operadores económicos, lanzado por Chiara Lubich en mayo de 1991 en Brasil, con el fin de construir y mostrar una sociedad humana en la que no haya ningún necesitado.
Las empresas son el pilar del proyecto y deciden libremente poner en comunión sus beneficios para tres finalidades con análoga atención:
• ayudar a las personas que se encuentran en dificultades, creando nuevos puestos de trabajo y cubriendo sus necesidades básicas mediante proyectos de desarrollo, comenzando por quienes comparten el espíritu que anima el proyecto;
• difundir la “cultura del dar” y de la reciprocidad, sin la cual no es posible realizar una Economía de Comunión;
• desarrollar la empresa, que debe seguir siendo eficiente y competitiva, aunque esté abierta a la gratuidad.
2 La Encíclica “Centesimus annus” de Juan Pablo II, fue publicada el 1 de mayo de 1991, mientras que Chiara Lubich lanzó el proyecto de la Economía de Comunión el 29 de mayo del mismo año en Brasil.
puedan hacer visibles los efectos de la lógica de la comunión en las estructuras de la vida económica.
Uno de los aspectos programáticos de la EdC es lo que Chiara Lubich llamó “la formación de hombres nuevos”. Sobre este particular se ha detenido la intervención de la Dra. Rocío Caro Gándara, Profesora Titular de Derecho Internacional Privado (Universidad de Málaga), aseverando que el desafío está en formar «hombres nuevos capaces de vivir en comunión. En mi Universidad intentamos proponer esta idea de comunión, que algunos entienden como comunión social, o solidaridad incluyente o fraternidad universal. Lógicamente, una de las realidades más valoradas en esta propuesta es la EdC, que se presenta de forma interdisciplinar». En el marco de la reflexión académica, otra aportación ha sido la expuesta por Joaquín Mora, economista, que está llevando a cabo su trabajo de postgrado sobre la EdC y que ha animado, especialmente a los empresarios presentes, a «mantener viva la esencia del proyecto de Chiara Lubich: poner los beneficios en comunión para aliviar a los pobres, para dar ejemplo de cómo es una sociedad sin pobres». El libro editado por Ciudad Nueva, “El precio de la gratuidad”, de Luigino Bruni, Profesor de Economía Política (Universidad de Milán, Italia), presentado durante el Congreso, se muestra como una aportación cultural de la EdC y corrobora en sus páginas que valores como reciprocidad, amistad, felicidad, fraternidad, comunión… están ganando espacio en el ámbito económico.
Empresarios procedentes de Sevilla, Madrid, Valencia, Bilbao, Barcelona… y de los sectores productivos más diversos (moda, centros para mayores, consultorías técnicas, producción de aceite y maderas,…), algunos de los cuales adhieren al proyecto de la EdC desde hace años, han dado relación del desarrollo de sus empresas: triunfos y fracasos, decisiones que, muy a menudo, tienen el “sabor” de lo heroico, por lo que supone de cambio de mentalidad.
Uno de ellos, director de una empresa de asesoría, así describe su implicación en el proyectos, bajo distintos aspectos: «La importancia de que la dirección demuestre que está al servicio del resto de la organización, siempre ha sido un punto clave, tratando de resolver aquellos temas adicionales que requiere nuestro trabajo, desde la gestión de viajes, la búsqueda de alojamientos para personas desplazadas que vuelven a Madrid, la preparación de materiales que son utilizados por todos… Vivimos de vender lo que sabemos y, a veces, esto nos hace dar saltos cuando en un curso encontramos en primera línea de los asistentes a nuestra competencia. Sin embargo, nos hemos dado cuenta que compartir nuestros conocimientos, además de ser una práctica cristiana, supone una ventaja empresarial, ya que nos obliga a un continuo desarrollo».
Aunque el sector es totalmente distinto, la experiencia que relata una empresaria de un centro de día para mayores es semejante en el fondo: «desde el principio hemos planteado nuestra estrategia de trabajo teniendo en cuenta los postulados de la EdC. Por ello, el centro de nuestra actividad empresarial no son los beneficios, sino la persona… el principal objetivo es que los mayores se sientan acogidos y valorados como personas con plena dignidad, más allá de su situación física o psíquica. Y, por lo tanto, es fundamental que el trabajo lo hagamos en equipo».
“Historias” como las anteriores y como las de muchos otros, que hablan de legalidad, ética, calidad en el trabajo y en los rendimientos, comunicación y actitudes positivas…, e incluso de beneficios en tiempos de crisis, son la mejor respuesta al interrogante dejado sin contestar por el Prof. Benedetto Gui, Docente de Economía Política (Universidad de Padua, Italia), en el trascurso de su interesante conferencia: ¿Es posible una cultura de la comunión en la vida económica?
Otra cuestión planteada por el Prof. Gui, fue si una cultura de comunión es útil en la vida económica. A lo que responde, afirmando que «en la ciencia económica no se habla de comunión, sin embargo hoy existe una nueva atención a cosas que se le asemejan… altruismo, don, reciprocidad, motivaciones intrínsecas, bienes relacionales. De hecho, cada vez es más evidente que, si no se introducen en la ciencia económica estos conceptos no se pueden explicar muchos fenómenos, como la filantropía, o el voluntariado, que han adquirido dimensiones colosales».
Sobre la situación del proyecto habla tanto el Prof. Gui, como Leo Andringa (miembro de la Comisión Internacional de la EdC y durante años Director regional de la Banca Nacional holandesa), facilitando datos concretos acerca del número de empresas en el mundo (actualmente 754), así como sobre la distribución de los beneficios que han sido puestos en comunión para las tres finalidades que marca la EdC.
Broche de oro fue la escucha del discurso de Chiara Lubich en el Congreso internacional de EdC en 2004: «La Economía de Comunión no es una realidad espiritual. ¡Al contrario! Es una realidad muy concreta, aunque esté animada por motivos espirituales (…) El amor mutuo conducirá a todos no sólo a comprenderse y a estimarse, a sentir propias las fatigas y los problemas de los demás, sino también a encontrar juntos nuevas formas de organización del trabajo, de participación y de gestión. Cristo en medio de ellos (los empresarios) hará “nuevas” sus empresas, que se convertirán en modelos de comunión: “morada de Dios entre los hombres”, verdadero anticipo del Paraíso».
Más información sobre la EdC y próximas iniciativas del proyecto: www.edc-online.org. Servicio Información Focolares – C/ Poniente 28 – Las Matas. 28290 Las Rozas de Madrid
E-mail: info@focolares.org – Web: www.focolares.es – www.edc-online.org 1

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