HOAC: Cuando nos duela de verdad la vida de los pobres | #Editorial1584

Cuando nos duela de verdad la vida de los pobres | #Editorial1584
La legislatura que se inició con las elecciones del pasado 20 de diciembre ha sido una legislatura frustrada de la que necesitamos aprender, los partidos políticos y el conjunto de la sociedad, porque los pobres –hombres y mujeres– no pueden esperar.
En nuestro editorial de diciembre de 2015 decíamos que las elecciones nos situaban ante dos desafíos fundamentales: desarrollar la capacidad de diálogo desde la diversidad y situar la justicia en el centro de nuestra democracia. Las dos cosas han estado bastante ausentes hasta hoy. Previsiblemente después de las elecciones del 26 de junio habrá algunos cambios en la composición del Congreso y del Senado, pero en lo sustancial estaremos en la misma situación y con los mismos desafíos: la necesidad del diálogo para escuchar y responder al clamor de las personas empobrecidas, que es lo único que nos puede hacer avanzar en justicia y humanidad…, en fraternidad en definitiva.
En aquel momento señalábamos cuatro necesidades que debían centrar la labor del Parlamento y del Gobierno, y también de toda la sociedad: en primer lugar, vencer las causas estructurales de las desigualdades y de la pobreza; cambiar el modelo económico abandonando la ceguera del crecimiento planteado como fin en sí mismo y situando como objetivo un proyecto común de justicia social y solidaridad; situar como objetivo central el trabajo decente para combatir la pobreza y la desigualdad y para respetar y promover la dignidad de las personas; e impulsar una regeneración moral que recupere el valor del bien común al servicio de toda la sociedad. Hoy seguimos necesitando lo mismo[1].
La urgente regeneración moral de la democracia que necesitamos nos sitúa, a los partidos políticos, a las instituciones y a cada uno de nosotros y de nosotras, ante un desafío fundamental: reconocer y vivir que solo escuchando, asumiendo y respondiendo al clamor de las personas empobrecidas y excluidas, la vida social puede cambiar, la política puede cambiar, nuestras vidas pueden cambiar. Mientras no se resuelva esto no se resolverá ningún problema (cf. EG 202). Como dice Francisco, las cosas comenzarán a cambiar cuando «nos duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres» (EG 205).
Responsabilidad de la Iglesia y de todos sus miembros es no dejar de proponer esto de la única manera que es creíble y que nos ayuda a crecer en humanidad: con el testimonio de una manera de vivir y actuar, la que nos invita a construir el Papa: «Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad» (…) «La Iglesia, guiada por el Evangelio de la misericordia y por el amor al hombre, escucha el clamor por la justicia y quiere responder a él con todas sus fuerzas (…) lo cual implica tanto la cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y para promover el desarrollo integral de los pobres, como los gestos más simples y cotidianos de solidaridad ante las miserias muy concretas que encontramos» (EG 187, 188).
[1] Reflexión sobre las elecciones. CP HOAC. Noticias Obreras, 1.570, abril 2015
Información extraída de: https://www.hoac.es/2016/06/13/cuando-nos-duela-de-verdad-la-vida-de-los-pobres-editorial1584/

HOAC: Presentación del libro «Trabajo y pobreza. Cuando trabajar no es suficiente para vivir dignamente»

Presentación del libro «Trabajo y pobreza. Cuando trabajar no es suficiente para vivir dignamente»
Trabajo y pobreza. Cuando trabajar no es suficiente para vivir dignamente de Ana María Rivas.
El próximo jueves 23 de junio a las 19 horas en la sala de conferencias de la cuarta planta del edificio que alberga la sede de la HOAC (calle Alfonso XI, 4 – 4º) de Madrid, la Hermandad Obrera de Acción Católica realiza la presentación pública del nuevo libro de Ediciones HOAC.
En el acto intervendrán:
■ Jesús Fernández, responsable de difusión de la HOAC
■ Fernando Vidal, patrono y miembro del Comité Científico de la Fundación FOESSA. Director del Instituto Universitario de la Familia, Comillas;
■ Ana María Rivas, doctora en sociología. Profesora de antropología en la Universidad Complutense de Madrid. Autora del libro.
■ Entrada libre, hasta cubrir el aforo.
■ Bus Puerta Alcalá | Plaza Cibeles ■ Metro <2> Banco España.
■ El libro estará disponible en este acto. También en la web de ediciones HOAC.
■ En redes sociales, utilizaremos la etiqueta #TrabajoyPobreza | @edicionesHOAC
Índice del libro
■ Presentación
■ Capítulo 1 • De la mercantilización a la empresarización de la sociedad.
■■ La primera gran transformación: la mercantilización de la sociedad.
■■ La segunda gran transformación: la empresarización de la sociedad.
■ Capítulo 2 • Las transformaciones del trabajo y la producción de sujetos.
■ Capítulo 3 • La precarización laboral como tecnología de gobernanza neoliberal.
■ Capítulo 4 • Pobreza, exclusión social y empleo.
■■ Evolución de la pobreza y la exclusión social en España.
■■ Desempleo y exclusión social.
■■ Cuando trabajar no es suficiente para vivir… dignamente.
■■ Reformas, políticas de austericidio y pobreza laboral.
■ Capítulo 5 • Los rostros de la precariedad:
■■ Los jóvenes: el laboratorio de experimentación.
■■ Las mujeres: entre el techo de cristal y el suelo pegajoso.
■■ Las personas inmigrantes: el muro de contención.
■ Capítulo 6 • Conclusiones: trabajo decente, trabajo digno.
Para más información: https://www.hoac.es/2016/06/06/presentacion-del-libro-trabajo-y-pobreza-cuando-trabajar-no-es-suficiente-para-vivir-dignamente/

HOAC: Repensar el sentido del trabajo | #Editorial1583

Repensar el sentido del trabajo | #Editorial1583
Se cumplen 125 años de lo que se considera el inicio de la Doctrina Social de la Iglesia. El 15 de mayo de 1891 el papa León XIII publicaba la encíclica Rerum novarum, sobre la situación de los obreros. Su contexto era el de un liberalismo radical y una expansión industrial capitalista que degradaron hasta el extremo las condiciones laborales y de vida de las familias trabajadoras. En esa situación, el Papa hacía un planteamiento fundamental sobre el trabajo humano: «A nadie le está permitido violar impunemente la dignidad humana, de la que Dios mismo dispone con gran reverencia; ni ponerle trabas en la marcha hacia su perfeccionamiento» (RN 30).
Un año antes, en 1890, tal y como se había decidido en el Congreso Internacional Socialista Obrero de París de julio de 1889, se convocó por primera vez la celebración internacional del 1º de Mayo, cuya reivindicación central era la jornada laboral de ocho horas. El éxito de las manifestaciones hizo que las organizaciones obreras decidieran dar continuidad a esta cita anual. Con el tiempo, el 1º de Mayo se convierte en un símbolo de la lucha y solidaridad de los trabajadores y las trabajadoras por el reconocimiento de su derecho a ser y a vivir dignamente. En la tradición obrera las «ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de formación», representaban «vuestro reingreso en la vida humana, la libertad de cumplir vuestros deberes hacia vosotros y hacia vuestra clase».
Si recordamos estos dos hechos es porque ambos apuntan hacia algo esencial que hay que subrayar: el trabajo es una necesidad radical del ser humano, vinculada a la dignidad de la persona; para ser y vivir es necesario un trabajo digno. Como dijo el papa Francisco en el Parlamento Europeo en noviembre de 2014, «es necesario sobre todo volver a dar dignidad al trabajo, garantizando también las condiciones adecuadas para su desarrollo». De la mano de un neoliberalismo tan fundamentalista como el del siglo XIX, que cree poder violar impunemente la dignidad humana, y de una cultura profundamente individualista y consumista, hemos sucumbido a una «idolatría del dinero» que mata, en palabras del Papa, porque lo somete todo a la rentabilidad económica, convirtiéndolo en producto de «usar y tirar», incluidas las personas. Las cada vez más precarias condiciones de trabajo son una de sus consecuencias más devastadoras para las personas, las familias y la sociedad. El trabajo está sometido a una esclavitud economicista que lo degrada, degradando con ello nuestra humanidad.
Necesitamos liberar el trabajo de esa esclavitud, pero la respuesta no vendrá mágicamente de la mano del crecimiento económico; menos aún por el camino del empleo en las condiciones que sea. Solo encontraremos una respuesta humana si buscamos caminos para «devolver la dignidad al trabajo» y para un trabajo digno y con sentido humano. Para ello es imprescindible repensar en profundidad el sentido que damos al trabajo. No puede ser un instrumento para la rentabilidad económica al ser una necesidad de las personas para vivir dignamente, desarrollar su humanidad y construir una sociedad justa y solidaria. Por eso, el empeño social fundamental debería ser que «todos puedan poner sus capacidades al servicio de los demás» para «contribuir al desarrollo de las personas y de la sociedad» (ISP 32). Esto implica y exige empleo en condiciones dignas y que la economía esté al servicio del trabajo y no lo contrario. El trabajo es «una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal» (LS 128). El empeño para que el trabajo pueda ser «proyecto de humanización» es esencial para la vida digna de las personas y para una sociedad decente.
Véase: https://www.hoac.es/2016/05/12/repensar-el-sentido-del-trabajo-editorial1583/

JOC Y HOAC: Comunicado del Primero de Mayo de 2016 • Día Internacional del Trabajo

#1Mayo | Repensemos un trabajo decente que construya humanidad
En twitter #1MayoHumanicemoselTrabajo • #1Mayo
«Juan, tras 20 años en la misma empresa, se encuentra en el paro con 48 años y pronto dejará de percibir la prestación. Eloísa, su mujer, ha conseguido ir a limpiar por horas sueltas, sin contrato, a la vez que atiende a su madre enferma. David, el hijo mayor, ha dejado la universidad al recortarle la beca. Ana, la segunda hija, está pendiente del móvil por si la llaman para cubrir alguna baja. Y Tamara, la tercera hija, estudia 3º ESO y falta bastante a clase para cuidar de su sobrina de 2 años».
Como Juan, Eloísa, David, Ana… hay en nuestro país 4.094.770 personas paradas, y 1.556.600 familias tienen a todos sus miembros en paro. Además:
■ El 12,6% de los trabajadores en España son pobres (su salario no les permite salir de la pobreza).
608 trabajadores fallecieron en 2015 víctimas de accidentes laborales, dos muertes al día.
■ Si miramos al mundo, 21 millones de personas son víctimas de trabajo forzoso(según la OIT).
■ La desigualdad sigue creciendo. El 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el otro 99%. En España, las 20 personas más ricas disponen de tanto dinero como los 14 millones de personas más pobres.
De nuevo este 1º de mayo, Día Internacional del Trabajo, la HOAC y la JOC, movimientos de Acción Católica especializada en el mundo obrero y del trabajo, no permanecemos indiferentes y denunciamos esta situación inadmisible.
El trabajo ha pasado de ser un bien para la vida a ser un instrumento para la producción, con mayor crudeza en estos últimos años. El trabajo se ha degradado de tal manera que es difícil reconocerlo. Muchos trabajadores y trabajadoras están sufriendo una gran precariedad. Muchos de ellos no pueden optar al tipo de trabajo para el que se han formado ni participar en la decisión de sus condiciones laborales, el horario, el sueldo, la duración del contrato, el tipo de jornada, etc. Esta precarización del trabajo que estamos padeciendo supone también la degradación de la empresa y de la economía, por lo que estamos llamados a repensar el sentido y la función que realmente deben tener para que sirvan al bien común.
Ante la situación de insolidaridad estructural que se vive en todo el mundo respecto a los trabajadores y trabajadoras, y más si cabe respecto a jóvenes que quieren y no pueden trabajar, la persona debe ser y estar en el centro de la actividad económica, de la política, de las relaciones laborales, del trabajo.
Es necesario repensar el sentido del trabajo, la economía y la empresa, devaluado en nuestra sociedad. Para ello tenemos que exigir a los políticos, gobernantes y poderes económicos unos derechos que son básicos y fundamentales y que deben promoverse siempre, y que a menudo no son respetados:
El derecho al trabajo, a una justa remuneración, a unas condiciones dignas con horarios y condiciones que permitan el adecuado desarrollo de la vida personal, familiar y social.
■ El derecho a un ambiente de trabajo saludable que no atente contra la integridad física ni psíquica, y que permita el desarrollo de la propia personalidad en el trabajo.
■ El derecho a prestaciones sociales, y al descanso.
■ El derecho de reunión y de asociación, a la negociación colectiva y a la huelga, y a la participación en la organización del trabajo.
Afirmamos que el trabajo es esencial para la vida de las personas porque ayuda a construir nuestra humanidad. A través de él potenciamos, desarrollamos y expandimos nuestras capacidades y cualidades, y podemos aportar lo mejor de nosotros para la construcción de la sociedad en la que vivimos. El trabajo está «en función del hombre» y no el hombre «en función del trabajo» (Juan Pablo II, Laborem exercens 6).
Ante esto, nos sentimos llamados y llamadas, e invitamos a toda la sociedad a:
Romper la actual lógica de pensar y organizar el trabajo, poniendo en el centro a la persona y no la economía y los intereses de unos pocos.
Plantear el sentido y el valor del trabajo más allá del empleo: distribuir de manera justa y digna el empleo y reconocer socialmente todos los trabajos de cuidados necesarios para la vida humana.
■ Establecer unos ingresos mínimos suficientes para cubrir las necesidades básicas de todas las personas y familias por el hecho de serlo.
■ Articular de forma humanizadora el trabajo y el descanso.
■ Luchar por condiciones dignas de empleo: sin la lucha por la afirmación de los derechos de las personas en el empleo no es posible humanizar el trabajo.
■ Denunciar que actualmente el capital no tiene fronteras (especialmente con el TTIP), mientras que las personas sí las tenemos, lo cual crea una mayor injusticia social.
■ Repensar el modelo económico y productivo, para que sea respetuoso con la vida y que permita la de generaciones futuras.
Como creyentes en Jesús de Nazaret, quienes integramos la JOC y la HOAC animamos a todas las personas a denunciar las situaciones injustas que se padecen en el mundo obrero y del trabajo, y a promover el derecho a tener un trabajo decente que no niegue la dignidad de los trabajadores y trabajadoras, ya que el trabajo es para la vida.
Os invitamos a celebrar este 1º de mayo, participando en los actos que se convoquen para denunciar esta forma de entender el trabajo, y defendiendo que éste sea un bien de la persona y de la sociedad al servicio de la vida.
 
Véase: https://www.hoac.es/2016/04/27/1mayo-repensemos-un-trabajo-decente-que-construya-humanidad/

HOAC: Cursos de verano 2016

Les adjuntamos el Tríptico de los Cursos de Verano 2016 que la HOAC tiene programados para este año.
Tríptico cursos verano 2016
Con el lema ORAR Y VIVIR EL TRABAJO Y LAS SITUACIONES DE LOS TRABAJADORES Y TRABAJADORAS DESDE LA MISERICORDIA quieren compartir la experiencia de sentir y vivir la misericordia de Dios en el mundo obrero y del trabajo.

HOAC: Morir en el trabajo: un clamoroso silencio | #Editorial1582

El Ministerio de Trabajo ha publicado los datos oficiales del Informe de Accidentes Laborales del año 2015. La realidad que muestran esos datos es aterradora. Los accidentes y las víctimas mortales continúan aumentando. En 2015 murieron 608 trabajadores y trabajadoras en accidentes laborales (28 más que en 2014), 500 en los lugares de trabajo (46 más que en 2014) y 108 in itinere (en el desplazamiento al trabajo). Los accidentes mortales han aumentado en todos los sectores, excepto en la agricultura. En cifras totales, en 2015 se notificaron 714.930 accidentes laborales sin baja, 518.988 con baja, 3.358 graves en el lugar de trabajo y 905 in itinere, con las 608 víctimas mortales ya indicadas. Son, de media, casi dos trabajadores muertos cada día, 12 accidentes graves diarios, 1.421 accidentes con baja al día.
 
El Índice de Incidencia* de accidentes mortales fue en 2014 del 3,1 y en 2015 aumentó hasta el 3,6. Por sectores, el Índice es del 10,6 en construcción (10,1 en 2014), del 9,4 en agricultura (12,3 en 2014), el 6,9 en industria (4,9 en 2014) y del 2,2 en servicios (2,1 en 2014). Por Comunidades Autónomas, en 2015 están por encima de la media: Galicia (7,4), Aragón (6,2), Ceuta (5,7), Asturias (4,9), Extremadura (4,8), Castilla-La Mancha (4,7), Murcia (4,5), Cantabria (4,2), La Rioja (4,1), Castilla-León (3,9) y Navarra (3,7); en la media de 3,6 están Andalucía y la Comunidad Valenciana; por debajo de la media: País Vasco (2,7), Madrid (2,6), Catalunya (2,6), Canarias (2,6), Baleares (2,5) y Melilla (0), único territorio donde no ha habido ningún accidente mortal en 2015.
 
Si nos hemos detenido en algunos datos es para mostrar el terrible contraste que existe entre esta sangrante realidad en la vida de los trabajadores y trabajadoras con el clamoroso silencio social que la envuelve. La gravedad de lo que ocurre con la vida de las personas en el trabajo es extrema y, si además de en los accidentes de trabajo, nos fijamos también en las enfermedades laborales y el creciente deterioro de la salud de muchos trabajadores y trabajadoras (por las penosas e indecentes condiciones en que son obligados a trabajar o por ser privados del empleo) el panorama es bastante peor. Sin embargo, parece que todo esto ocurre en medio de una gran indiferencia social, como si fuera algo normal o una especie de fatalidad inevitable.
 
Pero no lo es. No es normal que trabajadoras y trabajadores vean expuesta su salud y su vida en el trabajo. Tampoco es ninguna fatalidad inevitable, tiene causas bien concretas y evitables: la creciente precarización del empleo; las indecentes condiciones de trabajo en muchas ocasiones; el incumplimiento de la normativa legal, la debilidad de la Inspección de Trabajo; la escasa cultura de prevención de riesgos; el escándalo de utilizar la «crisis» como pretexto para eludir la responsabilidad y obligación empresarial en la prevención y la inversión en la materia; el miedo a perder el empleo, en las condiciones que sea, que se impone a tantos trabajadores y trabajadoras… En suma, la pérdida de la dignidad de la persona en el trabajo. Por eso, como dicen los sindicatos, garantizar la salud integral de todos los trabajadores y trabajadoras debe ser una prioridad del nuevo gobierno.
 
La indiferencia social ante esta terrible situación es parte importante del problema: ¿hemos normalizado sin más esta tragedia cotidiana y crónica? Necesitamos reaccionar. Precisamente para colaborar a ello, en muchos lugares la HOAC convoca concentraciones públicas y otras iniciativas cada vez que se produce una muerte en el trabajo. Con ellas buscamos mostrar la necesaria solidaridad con el dolor de las familias de las víctimas, reclamar respuestas y ayudar a despertar la conciencia social. Es un empeño ineludible. El 28 de abril, por iniciativa de los sindicatos, se celebra el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Todos estamos llamados a participar e implicarnos. ¡Todos los días son 28 de abril! ¡Ni un muerto más!
 
*El Índice de Incidencia es el número de accidentes (ya sean totales, leves, graves o mortales) por cada 100.000 trabajadores afiliados con las contingencias cubiertas, por lo que muestra bien la incidencia de la siniestralidad en relación al conjunto de los trabajadores.
 
Véase: https://www.hoac.es/2016/04/13/morir-en-el-trabajo-un-clamoroso-silencio-editorial1582/

HOAC: La HOAC apoya los actos convocados el 16 de marzo para defender los derechos humanos de las personas solicitantes de refugio en Europa

La HOAC apoya los actos convocados el 16 de marzo para defender los derechos humanos de las personas solicitantes de refugio en Europa
La Comisión Permanente de la HOAC participará en la convocatoria prevista el 16 de Marzo a las 18:30h en la puerta del Sol de Madrid.
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) manifestó en una nota, su apoyo al comunicado de las entidades de acción social de la Iglesia, y expresó su rechazo al acuerdo anunciado entre la Unión Europea y Turquía, que supone un grave retroceso en derechos humanos. Por otro lado, su Comisión Permanente respondió a la invitación de participar en una reunión de coordinación de organizaciones sociales, eclesiales y políticas convocada con la intención de contrastar opiniones y aunar esfuerzos para mostrar su disconformidad y rechazo a las soluciones dada por la UE ante este problema.
Estas organizaciones comparten su rechazo al preacuerdo (Plan de Acción Conjunto) entre los jefes de Estado y de Gobierno de la UE con el Gobierno de Turquía por considerarlo “ilegal e inmoral” y por entender que atenta contra los derechos humanos más básicos de las personas solicitantes de refugio. Este Plan de Acción tiene que ser ratificado el próximo 18 de marzo, en una nueva reunión del Consejo Europeo. Es por ello, que consideramos necesario que la ciudadanía exprese su solidaridad con las personas necesitadas de refugio y exija a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE a que garantice la protección y la acogida, también con un pasaje seguro, de toda vida humana desprotegida y víctima del conflicto y la persecución.
 
Véase: https://www.hoac.es/2016/03/14/la-hoac-apoya-los-actos-convocados-el-16-de-marzo-para-defender-los-derechos-humanos-de-las-personas-solicitantes-de-refugio-en-europa/

HOAC: La HOAC se suma al rechazo del acuerdo anunciado entre la Unión Europea y Turquía sobre los refugiados

La Comisión Permanente de la HOAC manifiesta su apoyo al comunicado de las entidades de acción social de la Iglesia y expresa su rechazo al acuerdo anunciado entre la Unión Europea y Turquía, que supone un grave retroceso en derechos humanos.
La HOAC no queremos ser indiferentes ante profundo dolor por el que pasan miles de personas que, huyendo de la guerra, el conflicto y la persecución religiosa, buscan asilo y reclaman a Europa auxilio y acogida. Unimos nuestra voz también a la de los pastores de la Iglesia que manifiestan «su inmenso dolor ante esta y todas las últimas tragedias humanitarias que afectan a emigrantes y refugiados. Nos olvidamos que detrás de estos flujos migratorios, en continuo aumento, está siempre la inhumanidad de un sistema económico injusto en que prevalece el lucro sobre la dignidad de la persona y el bien común;  o la violencia y la ruina que genera la guerra, la persecución o el hambre.»
Pensamos que en la Unión Europea faltamos gravemente al deber de hospitalidad, al deber humano de acoger y cuidar a quienes están en grave riesgo de perder su vida. Hemos asistido al inadmisible espectáculo de los regateos y «subasta de cupos» por parte de los  gobiernos europeos. Hay mucha generosidad, solidaridad y humanidad en comportamientos de personas, grupos y algunas instituciones, pero, en su conjunto, la reacción de las sociedades europeas está lejos de la que debiera.
En consecuencia, nos sumamos a la denuncia de este acuerdo que supone un grave retroceso en materia de derechos humanos. Recuerda la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) que las expulsiones colectivas que recoge este acuerdo, «son contrarias al derecho internacional. La evaluación de una solicitud de asilo debe ser individual y además no puede estar basada exclusivamente en la nacionalidad, ya que sería discriminatorio.»
Recuerdan también las entidades de acción social de la Iglesia, en su rechazo a este acuerdo que «viola los convenios internacionales y europeos ratificados por los Estados miembros que prohíben expresamente la devolución de personas que son objeto de persecución o víctimas de guerra. Es, por tanto, inaplicable. Además, supondrá un incremento mayor si cabe del inmenso saldo de sufrimiento, dolor y muerte por parte de quienes siguen arriesgando cada día sus vidas mientras buscan bienestar, seguridad y protección a las puertas de Europa».
Por tanto, alzamos también nuestra voz  y pedimos al gobierno y a los partidos políticos del arco parlamentario que acuerden una posición que, en la reunión del Consejo Europeo del próximo 18 de marzo, manifieste la posición española de expresar nuestra solidaridad y la responsabilidad de la UE de garantizar la protección y la acogida, también con un pasaje seguro, de toda vida humana desprotegida y víctima del conflicto y la persecución.
El papa Francisco insiste en Laudato si’ sobre las actitudes morales que necesitamos cultivar con seriedad y urgencia: «La grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo» (n. 178). «Hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos. Ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad, y llegó la hora de advertir que esa alegre superficialidad nos ha servido de poco» (n. 229).
Llamamos también a la comunidad cristiana y a las organizaciones sociales sensibles a esta situación a expresar su rechazo a estas políticas.
Véase: https://www.hoac.es/2016/03/09/la-hoac-se-suma-al-rechazo-del-acuerdo-anunciado-entre-la-union-europea-y-turquia-sobre-los-refugiados/

HOAC Y JOC: Trabajando por la igualdad. Aportando esperanza

Trabajando por la igualdad. Aportando esperanza

Manifiesto 8 de marzo • Día Internacional de la Mujer Trabajadora • Hermandad Obrera de Acción Católica • Juventud Obrera Cristiana.

«Como mujer, siento que lo tenemos aún más difícil para que se reconozca nuestro protagonismo en la sociedad. Lo veo en nuestras madres a las que en muchas ocasiones se les exige una doble jornada (en la oficina y en casa); en una brecha salarial entre ambos sexos que sigue aumentando en pleno siglo XXI; y en todos los abusos que nos encontramos como trabajadoras precarias, poniendo especial énfasis en las mujeres migrantes que desempeñan una labor de cuidados» (Alba, 25 años).

Con Alba y con todas las mujeres y hombres que sueñan y luchan por la igualdad y la justicia, celebramos el 8 de marzo el Día de la Mujer Trabajadora. Una fecha que, desde 1911, simboliza la lucha de las mujeres trabajadoras por el reconocimiento de su dignidad, una lucha en la que, hoy más que nunca, nos tenemos que implicar mujeres y hombres.

El trabajo es el medio imprescindible de realización de la propia vocación, el reconocimiento de la sagrada dignidad de las personas, la construcción de la vida social y política. Si falta el trabajo, la dignidad humana está herida. Hoy la dignidad de la mujer trabajadora sigue estando herida:

• Porque sigue cobrando menos por igual trabajo que los hombres: un 8,9% inferior en menores de 25 años y hasta un 25,9% menos entre 55 y 64 años.
• Porque hay más mujeres en paro que hombres (según EPA 2015, 2.391.900 son mujeres desempleadas y 2.387.600 hombres).
• Porque en torno al 80% del total de la población activa femenina que es asalariada trabaja a tiempo parcial.
• Porque la violencia de género está lejos de desaparecer: 11 mujeres asesinadas en lo que va de año, son la punta del iceberg de este enorme problema social.
• Porque los mensajes que desde los medios de comunicación, el arte y la cultura se emiten, perpetúan los roles tradicionales de desigualdad.

Desde la JOC y la HOAC queremos denunciar las causas estructurales que dan lugar a estas situaciones. Identificamos como las principales:

• Un sistema económico en el que prima el crecimiento del capital y el beneficio sobre cualquier otro criterio que tenga en cuenta la dignidad de las personas, el bienestar de mujeres y hombres, familias y pueblos.
• El déficit democrático existente, las políticas neoliberales impuestas por los organismos internacionales que, exigiendo recortes presupuestarios de los servicios públicos y de las prestaciones sociales han producido un empobrecimiento de la población especialmente de las mujeres.
• La precariedad del trabajo y la de las condiciones de vida de las personas, en especial de las mujeres: salario, derechos y conciliación. La inseguridad pone en serio riesgo el derecho a la maternidad y al cuidado de la vida.
• La orientación mercantilista e inmoral que se está dando al trabajo humano, está produciendo la ruptura de los tiempos de vida (personal, familiar, social…) lo que dificulta gravemente la vivencia y realización de los derechos de las personas y dificultando el desarrollo de su humanidad.
• En nuestra sociedad los trabajos de cuidados recaen principalmente en las mujeres, dificultando y precarizando el acceso al empleo de las mujeres.

Esto se produce en un contexto global en el que el papel de la mujer en la sociedad y en el ámbito del trabajo, la familia y la política tiene dificultades de acceso a la igualdad de oportunidades.

Por todo esto, la HOAC y la JOC proponemos un cambio desde la raíz y a todos los niveles:

• Un cambio de paradigma cultural, educativo, social, político y económico que ponga en el centro el cuidado de la vida de las personas, especialmente de los que más sufren las consecuencias de este sistema.
• Un cambio en la aplicación de las políticas de igualdad que permita el justo reconocimiento social de la mujer y produzca un cambio de valores y parámetros que supere la visión del trabajo como mero factor productivo, favoreciendo su empoderamiento y protagonismo en la sociedad.
• Una orientación del trabajo humano que respete la inalienable dignidad del ser humano y el derecho a realizar la propia vocación, y un trabajo decente que posibilite la conciliación de la vida laboral y familiar de las personas
• El cumplimiento, por las empresas, de las normas legales sobre duración de la jornada laboral y horas extraordinarias, los períodos mínimos de descanso entre dos jornadas de trabajo.
• Una mayor implicación en el cambio de paradigma político, económico, social y cultural que haga posible el cuidado de la vida, y un acompañamiento de las mujeres trabajadoras que sufren.

Como Iglesia en el mundo del trabajo, nos sentimos llamados y llamadas a celebrar, reivindicar, reconocer, animar y acompañar este 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora.

«Por eso trabajadora, mujer, joven, soñadora, te escribo para romper con esta situación. Para que con nuestra fuerza nos hagamos oír y gritemos ¡Basta ya! ¡Esto no es normal! Por eso todos los días son 8 de marzo, ¡levántate y lucha conmigo! Sigamos aportando esperanza junto a todas las mujeres» (Alba).

Véase: https://www.hoac.es/2016/03/04/8m2016-trabajando-por-la-igualdad-aportando-esperanza/

 

HOAC: La HOAC se suma a las movilizaciones del #27FPasajeSeguro para recibir a las personas refugiadas con dignidad

La HOAC se suma a las movilizaciones del #27FPasajeSeguro para recibir a las personas refugiadas con dignidad

 

 

 

El sábado 27 de febrero se desarrollan en toda Europa movilizaciones para exigir un pasaje seguro a las personas refugiadas.

La Comisión Permanente de la HOAC se suma, al «grito» ciudadano, junto al conjunto de organizaciones sociales, sindicales y políticas, que reclaman a los gobiernos el establecimiento de unas rutas segura para miles de personas desplazadas.

Los y las militantes de la HOAC no somos indiferentes al profundo dolor por el que pasan «miles de personas que, huyendo de la guerra, el conflicto y la persecución religiosa, buscan asilo y reclaman a Europa auxilio y acogida en un desolador éxodo que se ha cobrado ya multitud de vidas humanas, muchas de ellas de jóvenes y niños».

Desde esta mirada comprometida, ante «este grave crimen contra la familia humana», tal y como la ha calificado el papa Francisco, seguimos alzando la voz ante la crisis migratoria para «que su grito se vuelva el nuestro». La HOAC se suma y refuerza, junto al Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE), la llamada de reivindicación y movilización -haciéndola extensible-, reclamando especialmente al Gobierno de España que asuma, y facilite a gobiernos autonómicos e instituciones como la Iglesia, la acogida misericordiosa de la «vida humanas desprotegida y víctima del conflicto y la persecución».

«Que nuestra acogida no quede dominada por la desconfianza ni por miedos o estereotipos, a veces interesados, que nos hacen recelar del que huye o sufre ¿No hemos  visto cómo la escena de los Inocentes, arrancados de los brazos de sus madres, rotas de dolor, volvía a tomar cuerpo en  la imagen del pequeño Aylan, al que las olas compasivas dejaron en la playa, o en la de los numerosos niños o adultos víctimas de los bombardeos, del fanatismo pseudo-religioso o de los ahogados en el mar?

Detrás de estos flujos, en continuo aumento, está siempre la inhumanidad de un sistema económico injusto en que prevalece el lucro sobre la dignidad de la persona y el bien común; O la violencia y la ruina que genera la guerra, la persecución o el hambre.» Extracto del mensaje de los obispos de la Comisión de Migraciones, enero 2016.

Véase: https://www.hoac.es/2016/02/25/la-hoac-se-suma-a-las-movilizaciones-del-27fpasajeseguro-para-recibir-a-las-personas-refugiadas-con-dignidad/