ACDP: II Jornadas Ciencia y Fe.

Las II Jornadas `Ciencia y Fe. Pilares del Laicismo: Análisis crítico desde la Ciencia’, organizadas por el grupo de Trabajo Ciencia y Fe, la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria (Obra de la ACdP), la Universidad CEU San Pablo y el Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala en el Colegio Mayor Universitario de San Pablo los días 12 y 13 de julio, fueron inauguradas por el vicepresidente de la Asociación, Emilio E. Navarro Torres; el viceconsiliario nacional, Andrés Ramos Castro  y el responsable del Grupo de Trabajo, el socio  y doctor en Psicología, Francisco Molina Molina, que señaló que el objetivo de las Jornadas era “someter a examen el carácter científico del laicismo y sus afirmaciones”.

El catedrático y profesor honorario de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad Autónoma de Madrid, Manuel Alfonseca, puso en duda la consistencia del Bosón de Higgs o partícula de Dios en el marco de su ponencia `Materialismo. ¿Qué es la materia?´, que fue presentada por el capellán del Colegio Mayor de San Pablo y doctor en Filosofía, Leopoldo Prieto. Tras explicar que el Bosón de Higgs es una partícula elemental propuesta en el Modelo estándar de física de partículas; una teoría que presenta diversas incoherencias a juicio de Manuel Alfonseca. Entre otros interrogantes, “no explica que los neutrinos tengan masa; ni tampoco, por qué hay más materia que antimateria; no incorpora la gravedad ni la materia oscura que está incluida en la teoría de la cosmología”.

Los trabajos continuaron con otras dos ponencias a cargo del catedrático emérito de Física de la Universidad Autónoma de Madrid, Julio Gonzalo González, que fue presentado por Ignacio Sols Lúcia, catedrático emérito de Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid, que habló de ‘la fe y la ciencia. Relación en la historia’; y del catedrático de Química Orgánica de la Universidad CEU San Pablo, Javier Pérez Castells, que fue presentado por el profesor de esta Universidad, Jesús Romero Samper, que centró su intervención en la pregunta ‘¿Qué sabemos de la vida?’

La primera sesión fue cerrada por el catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá de Henares, Nicolás Jouve de la Barreda, que fue presentado por la profesora de Bioética de la Universidad CEU San Pablo, Elena Postigo Solana y que disertó en torno a ‘Por qué un embrión es más que un acúmulo de células’. Según dijo, “el embrión no debe tratarse como un objeto o un producto, sino como el ser más digno de la naturaleza”. Para Jouve, la vida humana es “única y transcurre sin saltos cualitativos desde la fecundación hasta la muerte, por tanto se trata del mismo ser humano, pero sólo se diferencia en la faceta temporal, por tanto la dignidad del ser humano es extensible a los primeros estadios de la vida. Por este motivo, el embrión debería ser sujeto de la misma protección que el adulto”. Así pues, a juicio de Jouve, “deberían revisarse leyes, tales como la de Reproducción Humana Asistida, Investigaciones Biomédicas o la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo”.

La segunda Jornada, contó con la presencia del catedrático de Neuroanatomía de la Universidad CEU San Pablo, José Luis Velayos, que fue presentado por el profesor de esta Universidad Miguel Acosta López; y el catedrático de Psicopatología de la Universidad CEU San Pablo, Aquilino Polaino-Lorente, que fue presentado por el profesor de Periodismo, Juan Carlos Nieto Hernández. Estos ponentes pronunciaron las conferencias `Cerebro de varón, cerebro de mujer´ e `Ideología de Género´, respectivamente.

Las II Jornadas ‘Ciencia y Fe’ fueron clausuradas por el secretario general de la Asociación y director del Colegio Mayor de San Pablo, Antonio Rendón-Luna y de Dueñas; la vicesecretaria general, profesora de Matemáticas de la Universidad CEU San Pablo y colaboradora del Grupo de Trabajo Ciencia y Fe, María del Carmen Escribano Ródenas y el responsable del citado Grupo, Francisco Molina Molina.

Extraído de: https://www.acdp.es/ii-jornadas-ciencia-y-fe/

ACDP: Manifiesto del XV Congreso Católicos y Vida Pública “España: Razones para la esperanza”

Camino Cañón, nuestra presidenta, asistió al acto

Camino Cañón, nuestra presidenta, asistió al acto

La Asociación Católica de Propagandistas, organizadora de los Congresos Católicos y Vida Pública, al término del Decimoquinto dedicado a ESPAÑA: RAZONES PARA LA ESPERANZA,

MANIFIESTA:

Este XV Congreso ha querido poner de relieve las razones y motivos que sostienen e impulsan una verdadera esperanza para España a pesar de las circunstancias, actitudes y presagios que parecen sembrar en muchos el desaliento. Nuestra atención a la presente realidad de España se ha extendido además necesariamente al contexto europeo y mundial en que ésta se inserta, pues no caben hoy consideraciones ni soluciones aisladas. Las sesiones generales y las numerosas mesas redondas han ofrecido, en efecto, el análisis de decisivos ámbitos de la actual realidad española desde una perspectiva global.
Frente a quienes consideran que el objetivo primero, cuando no exclusivo, de toda política en este momento es superar la crisis económica, sin referencia ética alguna, el Congreso ha querido poner el acento en las raíces y efectos morales de semejante crisis. Y, en consonancia con esta visión más profunda de la realidad, propugna una política que esté guiada por una verdadera antropología integral, al servicio del bien común.
Asimismo el Congreso nos ha recordado con especial énfasis que esa política integral es algo que nos incumbe a todos los ciudadanos, según sus circunstancias y capacidades, y de modo especial ha subrayado el carácter ineludible del compromiso político al que hemos de sentirnos muy directamente llamados los católicos, compromiso que podemos y debemos hacer realidad por muy diversos cauces.
El Congreso se ha hecho eco de la necesidad amplia y hondamente sentida por todos de revitalizar la sociedad mediante una profunda regeneración intelectual y moral.

  • Esta regeneración ha de llevarse a cabo en los más diversos campos de actividad y de modo muy especial en las mismas estructuras políticas institucionales a todos los niveles.
  • Esta regeneración supone el compromiso con la verdad en todas las instancias y particularmente en los medios de comunicación.
  • Esta regeneración supone asimismo un compromiso con la Justicia y lleva consigo la exigencia de profundas reformas de su Administración.

Especial atención han merecido al Congreso instituciones que son los verdaderos pilares de
una sociedad sana: el matrimonio como unión indisoluble de un hombre y una mujer y la familia,
así como la Educación y la Cultura a las que ningún servicio mejor pueden prestar los poderes
públicos que el de asegurarles libertad y medios para ejercerla sin intromisiones ideológicas
manipuladoras. En continuidad con todos los anteriores, este Congreso ha hecho asimismo la más
incondicional defensa de la dignidad de toda persona y del derecho de cada una a su vida desde el
primer instante de su concepción hasta la muerte natural.
Este Congreso ha sido especialmente sensible a fenómenos y problemas políticos y
culturales relativos a la misma estructura constitucional y territorial de España y ha acogido con
especial relieve un profundo y positivo debate entre destacadas personalidades sobre las
cuestiones que al respecto se plantean “aquí y ahora”.
El Congreso ha buscado y expuesto las razones objetivas que en la España de hoy podemos
encontrar para la esperanza y, al mismo tiempo, a través de testimonios vivos, ha puesto de relieve
que el principal motivo de esperanza es precisamente la fe, el empeño, la esperanza que cada uno
puede y debe hacer fructificar en y desde sí mismo e irradiar sobre los demás. La fuerza de esta
personal esperanza no es menos objetiva y sí más efectiva que los válidos y apreciables datos
externos que las estadísticas pueden aportar.
En esta tarea de renovación, de impulsos a la esperanza, los católicos y, muy en particular,
los laicos han de actuar como verdadero fermento de una sociedad más justa y fraternal. Y en
primer lugar los jóvenes cuya presencia en nuestros Congresos se hace cada vez más amplia, más
visible, más alegre, más esperanzadora, más creadora, más fértil… Tal como el Papa Francisco nos
repite, no podemos dejarnos arrebatar la esperanza y ni los ancianos ni los jóvenes pueden aceptar
el “descarte” que de ellos quiere hacer la dinámica de un sistema económico global
deshumanizado.
Los católicos no podemos dejar de ofrecer nuestra razón más profunda para la esperanza
que es precisamente esa sólida esperanza que, sustentada en la fe y alimentada por la caridad, el
amor, tenemos grabada en nuestro ser cristiano.
Las circunstancias ante las que tantos pueden sentirse desalentados son, desde la
perspectiva cristiana siempre joven, una tarea, una misión, un proyecto, un empeño, una aventura
subyugante: la de quienes no pierden el tiempo en añorar el pasado o en llorar sobre el presente
sino que, llenos de impulso juvenil, se enfrentan con gozo a todo un mundo al que podemos y
debemos ofrecer la gran esperanza verdaderamente fiable que es Cristo mismo.
A eso estamos llamados. Hoy: en este Año de la Fe.
Madrid, domingo 17 de noviembre de 2013.