La corrupción no es una desviación aislada ni un problema puntual. Es, ante todo, una herida estructural que hiere el tejido social, destruye la confianza en las instituciones y socava los fundamentos éticos del orden político. Como Comisión General Justicia y Paz, alzamos la voz con serenidad y firmeza, animando a la ciudadanía y a las instituciones a emprender un camino de conversión hacia la verdad, la justicia y el bien común.
Por ello, proponemos:
- Intervenir en el origen de la corrupción: la apropiación del bien común.
- Alzar la voz contra la corrupción como modus operandi del orden neoliberal.
- Visibilizar el servicio de la política al bien común.
- Conversión social y personal: única vía para erradicar la corrupción.
- Un llamamiento a la verdad en los medios de comunicación.
- La creación de una entidad nacional de vigilancia ética.
- Una política de distribución justa de la riqueza.