Los días 2 y 3 de abril Acción Católica General ha llevado a cabo el IV Encuentro de Acompañantes. En El Escorial nos hemos juntado 90 personas llegados de las diócesis españolas, acompañados por D. Antonio Cartagena, Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar.
La tarea del acompañante “consiste en animar un proceso de fe en el que, mediante las necesarias etapas planteadas, ayude a las personas que lo realizan, niños, jóvenes y adultos, a encontrarse con Jesucristo y a vivir la comunión con él”.
Descubrimos que el acompañamiento es necesario para poder llevar a cabo un itinerario formativo para toda la vida, donde se desarrollen todas dimensiones de la fe, apoyándonos en la Palabra, los Catecismos y el Magisterio de la Iglesia. Todo ello conociendo de forma sistemática nuestro credo y sus implicaciones, cultivando la oración-celebración y reflexionando temas de actualidad contemplados con la mirada Dios.
El Taller “Caminar con Cristo” nos acercó a la experiencia de Emaús que implica: experiencia de Dios, de la Iglesia y de nosotros mismos. Nos dio pistas para responder a ¿Qué tenemos que hacer?: Vivir nuestro propio camino de Emaús, regresar a Jerusalén y desde allí llegar a otros. Para llevarlo a la práctica necesitamos equipos de vida parroquiales que conocen, oran, celebran y viven el Evangelio con otros; equipos de vida que “ayudan a salir de mí y abrirme a los otros, a salir de mi yo para acoger al Tú con mayúsculas que es Dios y al tú que conforman mis hermanos” (Antonio Muñoz Varo, Presidente de la ACG).
Para su buen funcionamiento los equipos de vida necesitan acompañantes. De las Sagradas Escrituras y de la Evangelii Gaudium extrajimos un decálogo de lo que significa un buen acompañamiento, juntocon las actitudes necesarias para llevarlo a cabo.
Para comprender cómo cultivar de forma integral las tres dimensiones de la fe (conocer, orar-celebrar, vivir) en grupos parroquiales, experimentamos un tema del itinerario de formación cristiana de las distintas etapas vitales de la vida: infancia, jóvenes, adultos. Además, el taller de Lectio divina “Las bodas de Caná” nos mostró cómo cultivar la dimensión orante en equipos de vida utilizando los textos bíblicos. En la velada, de forma experiencial, compartimos la importancia del juego como elemento educativo para el sano desarrollo personal y comunitario.
El último taller, ya en la mañana del domingo, fue el acercamiento a cómo fomentar una presencia misionera en la sociedad: “¿y nosotros somos indiferentes a lo que pasa alrededor?” (Papa Francisco). Para cultivar esta dimensión ensayamos la Revisión de Vida con hechos protagonizados por los propios participantes.
En la Eucaristía del segundo domingo de Pascua, día de la Divina Misericordia, en la que estamos llamados a ser Testigos de la Misericordia de Dios, pedimos que el Espíritu Santo suscite en nosotros la experiencia del encuentro con Cristo y que esta sea la base de nuestra tarea como acompañantes.
ACCIÓN CATÓLICA GENERAL: IV Encuentro de Acompañantes 2016
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