El mes de noviembre fue el peor en Sierra Leona desde que se declaró este brote de ébola. Nuestro socio local, el director de Cáritas Freetown, Peter Kontheh, se pregunta por qué la enfermedad se ha hecho fuerte en el país pesar de los esfuerzos nacionales e internacionales para poner fin a la epidemia. “El aumento incesante de nuevos casos, cuando en diciembre se esperaba doblar la curva a una trayectoria descendente, es particularmente preocupante”, afirma.
El religiosos sierraleonés lamenta unas cifras que presentan una realidad “deprimente”, y que dejan patente que “aún no se ha encontrado la solución a este brote”.
Por su parte, el emocionante testimonio de la hermana Elisa Padilla, nos habla de pequeños y grande gestos. De héroes anónimos que trabajan para hacer frente a una epidemia que todavía no parece estar dispuesta a pasar a la historia como el peor brote de ébola que se recuerde.
“En medio del miedo a infectarnos que a veces nos llega a bloquear e impide que hagamos el bien que pudiera hacerse, se ven actos heroicos como la enfermera que ante el cadáver de una mujer que dio a luz en la calle tuvo la fuerza de cortar el cordón umbilical y salvar al pequeño que lloraba junto a una madre que jamás conocería”.
La religiosa mexicana nos pide que demos a conocer el día a día del pequeño país africano, para que la costumbre no haga que el calvario que están viviendo termine cayendo en el olvido: “Otra mujer que era llevada al hospital infectada por el ébola, se desprendió de su pequeña de tres meses para que ella tuviera mas posibilidad de vivir y fue recibida por su vecina que también estaba alimentando a su bebe. Si hay leche para una, habrá para dos. No es cosa que se cuestione. El compartir lo llevan en la sangre”.
En las calles del país hay miedo. La gente no se atreve a acudir al hospital por temor al diagnóstico o al estigma. Y muchos mueren por enfermedades que nada tienen que ver con el virus. “No todos los que mueren son victimas del Ébola. Por todas partes se ven anuncios motivando a la gente a acudir a tratamiento a los primeros síntomas y haciéndolo tendrán más posibilidad de sanar”. “Si, porque el sanar es posible”, asegura.
La ayuda internacional, que tardó mucho en llegar, ahora se ve casi en cada rincón. También la religiosas con las que hace años trabaja Manos Unidas han sentido de cerca lo que es la solidaridad: “Mucha gente, a nivel mundial, ha respondido positivamente a nuestros llamamientos enviándonos ayuda para poder dar de comer a quien está en cuarentena o vive en una pobreza tal que no puede pagarse una comida digna. También para un orfanato que, al ser puesto en cuarentena, no recibió suficientes recursos para la alimentación, encontramos una mano generosa que les dio de comer, y continúa haciéndolo”.
“¿Por qué llegó tan tarde la ayuda?” La misionera intenta encontrar una respuesta a tanta indiferencia inicial: “Quizá Dios ha permitido que la epidemia clame tantas victimas para que el mundo practique la caridad, para que el dolor humano doble los corazones y tienda la mano a quien cometió el crimen de ser pobre y de poseer cantidad inmensa de minerales y piedras preciosas… Aunque la piedra más preciosa es la del perdón”.
“Solamente cuando la vida vuelva a tomar su curso, será cuando nos damos realmente cuenta de a cuántas personas hemos perdido. Porque las victimas de esta epidemia tendrán rostro y nombre. Entonces alzaremos los brazos al cielo y con Jesús en la cruz diremos al Padre, ‘Perdónalos porque no saben lo que hacen’”, afirma convencida.
Para que todas esas personas, las víctimas, los héroes anónimos y todos los que trabajan para combatir una epidemia que se ha cobrado ya demasiadas vidas, no caigan en el olvido:
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Información extraída de: https://www.manosunidas.org/noticia/sejustomu-no-permitas-el-ebola-caiga-el-olvido