“ANTE LA PRECARIEDAD, SOLIDARIDAD Y JUSTICIA SOCIAL”
Ante el PRIMERO DE MAYO, Día Internacional de los Trabajadores, LAS HERMANDADES DEL TRABAJO nos sentimos partícipes del sufrimiento de muchos trabajadores y sus familias. Estas son las principales víctimas de una crisis que genera desempleo, caída de salarios, precariedad y marginación. Especialmente nos sentimos unidos a los parados de larga duración, los cuales por su avanzada edad ven la imposibilidad de encontrar un nuevo trabajo. Tampoco olvidamos a jóvenes en paro, los cuales ven pasar los mejores años de su vida sin tener ocasión de acceder a un primer empleo. Esta situación injusta reclama del gobierno una mayor responsabilidad para poner en marcha medidas urgentes de políticas sociales y de empleo, de los empresarios más inversiones para crear puestos de trabajo y de todos los ciudadanos, en general, un compromiso de solidaridad y exigir una mayor justicia social.
SITUACIÓN ACTUAL
Durante los últimos años el PARO ha sido el motivo principal de nuestros manifiestos. En el cómputo global de este último asistimos todavía al aumento del desempleo y de la precariedad laboral. Es un hecho, que para muchos trabajadores cada vez más son injustos los salarios y las condiciones laborales indignas. Estos fenómenos, hacen que se haya reducido progresivamente las clases medias y que se haya generado en nuestro país una gran masa de trabajadores que vive en la pobreza y exclusión. Esta situación es más indignante cuando se sabe que las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, fruto de una autonomía absoluta del mercado y de una especulación financiera que tiene su origen en una profunda crisis antropológica. A todo esto hay que añadir los casos de CORRUPCIÓN. Esta lacra social es consecuencia de unas prácticas inmorales que en las últimas décadas se han desarrollado entre nosotros. Nos referimos especialmente al desarrollo urbanístico y a la financiación de los partidos, los cuales sin ningún control ético ni administrativo han pervertido la función pública.
En efecto, nos interpela y nos indigna estos dos principales problemas de nuestra sociedad: el paro y la corrupción; ellos afectan principalmente a los trabajadores y sus familias. Sin embargo, es preciso reconocer cómo ante esta situación las familias han resistido y han tejido una red de solidaridad que han permitido que las consecuencias
nefastas de la crisis no hicieran sucumbir a los más pobres. En un país que apenas asiste a las familias, reclamamos unas ayudas efectivas para que las familias se vean sostenidas en esta tarea encomiable.
DESAFIOS: SOLIDARIDAD Y JUSTICIA SOCIAL
Ante este desafío que hoy representa la situación social de tantos y tantos trabajadores, la responsabilidad de las HERMANDADES DEL TRABAJO es la de alzar la voz en solidaridad con las víctimas de la crisis, instando a los políticos a que actúen con mayor énfasis en la justicia social.
Consideramos que el acceso al trabajo es una necesidad básica humana y la exclusión del mundo laboral puede forzar a muchas personas a convertirse en marginadas de la sociedad o aferrarse a extremismos políticos. Es obligación de toda la sociedad evitar que estas situaciones vayan a más, por lo que resulta necesario potenciar algunas tareas
preferentes: la SOLIDARIDAD con los empobrecidos, el diálogo social y la colaboración mutua desde la JUSTICIA SOCIAL. Todo ha de girar en la plena realización del derecho que tiene todas las personas a un trabajo digno.
Por todo ello, EXIGIMOS:
Un gran PACTO SOCIAL contra el paro y la pobreza, con participación y presencia de todos los interlocutores sociales. Pedimos a todos ellos un sentido de austeridad, solidaridad y justicia social, donde prevalezca la promoción de la dignidad de las personas frente a los resultados macroeconómicos. Para que esto sea posible exigimos:
· El respeto y la promoción de los derechos fundamentales al trabajo, la vivienda y la alimentación.
· La puesta en marcha de políticas de empleo activo y efectivo que favorezcan el acceso al trabajo de los jóvenes, sin olvidar los mayores de 50 años; créditos y ayudas fiscales a los pequeños y medianos empresarios; y la creación de políticas públicas de apoyo a las familias.
· Una reforma fiscal que grave fuertemente los incrementos de capital como consecuencia de operaciones especulativas, que persiga el fraude fiscal y la economía sumergida.
· Un cambio del actual modelo productivo que permitan conseguir un tejido industrial fuerte y que junto a un control público de los sectores estratégicos del Estado como la energía, telecomunicaciones, agua, etc., pueda impulsar una redistribución de la riqueza y del trabajo.
· Una reforma de la administración pública que conlleve a una racionalización de todas las administraciones poniendo en práctica la moderación de los salarios, dietas y prebendas de los políticos y una aplicación de medidas estructurales de reducción de gasto sobre el empleo público.
Un auténtico “PACTO SOCIAL” exige algo más que el diálogo. Es imprescindible el compromiso personal y la corresponsabilidad social. Sin una actitud de SOLIDARIDAD y una promoción de JUSTICIA SOCIAL no habrá verdadero PACTO SOCIAL.
Comisión Nacional.
Más info: hermandadestrabajo@yahoo.es, www.hermandadestrabajo.es