Queridos hermanos y hermanas,
Estamos justo en la mitad del tiempo cuaresmal que nos conducirá al gozo inmenso de la Pascua de nuestro Señor Jesucristo.
Durante estos tres domingos hemos escuchado y confío que hecho nuestras las lecturas del Evangelio sobre:
- Las tentaciones
- La transfiguración
- La Samaritana
Son tres pasajes evangélicos que nos invitan fuertemente a la conversión:
- Resistir tantas tentaciones que se nos presentan cada día y que no sabemos rehusar.
- A nuestra transformación en persona nueva, invitada por Jesús a bajar del Monte Tabor a la realidad de cada día, para reconstruir su Iglesia y el mundo en el que habitamos con nuestras manos y nuestro testimonio de vida. Con un coraje y un empeño concreto de reconstruir cuanto está “roto” cerca de nosotros.
- A pedir a Jesús el Agua Viva, como la Samaritana de Sicar. Agua viva que nos ofrece el Señor y que es “surtidor que salta hasta la vida eterna”
En la Cuaresma debemos hacer un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes y franciscanos que se empeñan en vivir como hijos de Dios.
Para esta Cuaresma el Papa Francisco ha elegido el lema: “… siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza” (2 Cor 8, 9). Y continúa el Papa: “El Apóstol se dirige a los cristianos de Corinto para alentarlos a ser generosos y ayudar a los fieles de Jerusalén que pasan necesidad. ¿Qué nos dicen, a los cristianos de hoy, estas palabras de San Pablo? ¿Qué nos dice hoy, a nosotros, la invitación a la pobreza, a una vida pobre en sentido evangélico?”
Hermanos y hermanas, ¿qué nos dice a nosotros franciscanos seglares, jóvenes y adultos la invitación a la pobreza en sentido evangélico?
Vivimos tiempo de pobreza angustiosa, de violencia y de guerras. ¿Cómo podemos transformarnos para tener “entrañas de misericordia”?
Yo os invito fuertemente a pensar, orar y actuar en y por tantos hermanos y hermanas, miembros de la OFS,
- que solo pueden comer una vez cada dos días y carecen absolutamente de todo, menos de la alegría que les da su fe y su esperanza,
- que no pueden llevar a sus hijos a la escuela, porque carecen de medios,
- que no tienen un lugar donde habitar como en Haití y Filipinas , donde centenares de miles de personas viven todavía las consecuencias de los terremotos y ciclones,
- Que sufren la violencia y la guerra como en Ucrania, Venezuela, Burundi, República Democrática del Congo y tantos otros.
- Que son matados, como 25 hermanos de una sola Fraternidad local de la República Centroafricana…
¿Pensáis que podemos ayudarles?
Queridos hermanos míos, aquello que nos dará la verdadera libertad, la verdadera felicidad y la verdadera salvación es un amor lleno de compasión, de ternura, que quiera compartir con generosidad y con su privación -no solo de un capricho, sino incluso de algo necesario- que alivie algunas de las injustas carencias de tantos hijos de Dios.
Esperamos confiados que ofrezcáis el resultado de vuestras privaciones y sacrificios a vuestros Consejos nacionales, para que lleguen al CIOFS y podamos ofrecer esos frutos de amor y conversión a hermanos y hermanas necesitados de la OFS y de la JUFRA.
Pienso que con este espíritu de conversión y penitencia, de transformación personal y de nuestras fraternidades, llegaremos a la Pascua con nuestra vida serena y gozosa, testimoniando a quienes nos rodean el gozo de haber encontrado la fuente del agua viva que nos salpica hacia la eternidad.
En nombre de todos vuestros hermanos y hermanas de la Presidencia CIOFS os saludo con grande confianza y amor fraterno, deseándoos una ¡Feliz Pascua de Resurrección!
Vuestra hermana y ministra,
Encarnación del Pozo