JOC: Ocio y Tiempo Libre: Alternativo, Ser uno/a mismo/a, Diversión, Protagonista, Dejar huella, Acción.

El “campaJOC” no es una manera más de pasar nuestro ocio y tiempo libre. Los y las militantes de la JOC concebimos el campamento como una acción misionera: educativa y evangelizadora, como una oportunidad de crecer como personas. Tratamos de acercar el Proyecto de Dios a las y los jóvenes a través de la experiencia de la JOC, ofreciendo otros modelos de relación y de convivencia, preocupándonos por la dignidad de las personas, reflexionando sobre la realidad y sobre nuestro papel en la vida y todo ello partiendo de las necesidades e inquietudes de las personas jóvenes.
El campamento de la JOC supone para muchos jóvenes la oportunidad de vivir una experiencia que les ayuda a tener criterios para descubrir una manera diferente de posicionarnos frente a los acontecimientos, a la sociedad, a nuestra propia vida y ante este sistema neocapitalista y “heteropatriarcal” que nos asfixia y no nos deja desarrollar nuestra dignidad como hijas e hijos de Dios. Es un espacio en el que se favorecen unas circunstancias que ayudan a las y los jóvenes a sentirse protagonistas de sus vidas y responsables de la organización de la sociedad.
Todo se planifica con el objetivo de propiciar una convivencia solidaria y unas relaciones de igualdad, desde una perspectiva en clave joven, obrera y cristiana. Generando la oportunidad de realizar comunitariamente una lectura cristiana de la realidad social y cultural.
Los campamentos de la JOC, se conciben y se desarrollan en unas claves y unas dinámicas que parten del conocimiento de la persona, fomentando el desarrollo de todas sus dimensiones y el respeto a la naturaleza. Se fomentan unas experiencias que suscitan preguntas, despiertan la creatividad, provocan inquietudes y fomentan valores concretos. Los campamentos son una propuesta educativa, este carácter educativo es el que vertebra las actividades, los contenidos, las actitudes, las tareas de los militantes… En definitiva, todos nos educamos educando, disfrutando, conviviendo y celebrando.
Todo se vive con intensidad: la noche, el silencio, los gestos, los símbolos, etc. Todo eso genera cierta “utopía proyectada”, personal y colectiva. Es una constatación de que es posible otra forma de ser Persona y de dar pasos hacia una sociedad nueva. En el campamento, el Reino de Dios se huele, se palma, se ve, se siente de manera tan real gracias a valores evangélicos como la solidaridad, la cooperación, el compañerismo, el respeto al otro, la compasión, el perdón hacia el compañero…
El campamento tiene carácter de proceso personal y comunitario. Es un espacio que le permite al joven profundizar en su propia vida y en la realidad que viven muchos otros jóvenes como ellos. Conocer y sacar a la luz sus frustraciones y sus aspiraciones, descubrir lo bueno que hay en cada uno de ellos, y sentir que están llamados a desarrollarse como hijos e hijas de Dios que no quiere de nosotros otra cosa sino que seamos felices amando.
Artículo publicado en Noticias Obreras en julio de 2018.
 
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