JUSTICIA Y PAZ y MANOS UNIDAS: Diálogos de enlázate por la Justicia

Descripción: Diálogos de Enlázate por la justicia

¿CUÁNDO?

Jueves 24 de noviembre de 2016 de 18:30 a 20:30 horas.

¿QUIÉNES INTERVIENEN?

PABLO MARTÍNEZ DE ANGUITA, director del Instituto Laudato si‘ de Granada. “Cuidado de la Casa Común”.
TERESA DE FEBRER, Incidencia y Sensibilización de PROSALUS. “Desperdicio de alimentos”.
PATRICIA GUALINGA, indígena Kichwa, Red Eclesial Panamazónica, REPAM.
Cardenal Dom CLAUDIO HUMMES, presidente de la REPAM.
“Diálogo desde la experiencia y el testimonio en la Amazonía”.

¿QUÉ PRETENDEMOS?

Crear conciencia en la sociedad española de la necesidad de cambiar nuestros patrones de consumo y estilos de vida si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en España y a nivel mundial y lo haremos a la luz de la encíclica Laudato si’.

¿DÓNDE?

Salón de conferencias de la Universidad de Comillas ICADE. C/ Alberto Aguilera, 23 (Madrid).

#CuidaPlanetaCombatePobreza

#Diálogos2030

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JUSTICIA Y PAZ: Boletín nº 40 En la actual coyuntura política española


 
Queridas amigas, queridos amigos,
El 4 de noviembre de 2016 se ha constituido un nuevo Gobierno que tiene que afrontar retos apremiantes. Hoy necesitamos reformas políticas, administrativas y judiciales para luchar contra la corrupción y afianzar el Estado de derecho. Es urgente el desarrollo del Estado social y la garantía de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.
En los tres últimos meses, la Comisión General de Justicia y Paz se ha mantenido activa en varios problemas sociales a los que dedicamos las páginas de este boletín. La trata y tráfico de personas se pueden producir desde modalidades diferentes como la explotación sexual comercial,  la explotación laboral,  la mendicidad,  la extracción de órganos, el tráfico de drogas. Estas modalidades constituyen una gravísima afrenta y contradicción con el deber de comportamiento fraternal al que compromete el artículo 1º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,  a la vez que son una auténtica blasfemia contra Dios.
La Jornada Mundial por el Trabajo Decente ha multiplicado sus actos este año desde la iniciativa #Iglesiaporeltrabajodecente. Esta Jornada promueve otra forma de organizar y concebir el trabajo, poniendo en su centro a la persona, busca la reflexión sobre el sentido y el valor del trabajo, vela por unas condiciones dignas de empleo y plantea el acceso a otros sistemas de protección social sin la condición de tener un empleo.
El encuentro anual de Justicia y Paz de Europa ha tenido lugar este año en Luxemburgo, con una celebración de la Eucaristía en la ciudad de Schengen. En Europa muchas personas están preocupadas por su seguridad. Esta seguridad se ve amenazada desde distintos puntos de vista: terrorismo, crisis económica que está agravando la desigualdad social y provocando altos niveles de desempleo, guerra cibernética, cambio climático, llegada de personas refugiadas. Todo ello pone en cuestión la solidaridad europea y la defensa de los derechos humanos en este territorio.
Seguimos de cerca la regulación europea sobre minerales de conflicto, tema de nuestra próxima publicación, titulada “La fiebre de los minerales. Responsabilidades, regulaciones y resistencias”.
En septiembre hemos participado en la manifestación contra la pobreza para exigir soluciones basadas en derechos, políticas de justicia social y ambiental, que no dejen a nadie atrás. También hemos orado junto a otras confesiones en la Jornada Mundial por el Cuidado de la Creación. Compartimos ambas preocupaciones desde la campaña «Si Cuidas el Planeta, Combates la Pobreza» de la iniciativa Enlázate por la Justicia, desde la que proponemos redescubrir la simplicidad en nuestras propias vidas para los meses de Adviento y Navidad.
Un saludo muy cordial,
Isabel Cuenca Anaya
Secreatria General

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JUSTICIA Y PAZ: Creación de refugio seguro: Las personas refugiadas y la dignidad humana

Europa se encuentra ante una encrucijada: ¿Va a mostrar un liderazgo basado en su compromiso con los valores de los derechos humanos y la solidaridad, o va a optar por excluir a las personas refugiadas del acceso a una vida digna y segura, dando paso a las agendas nacionalistas y populistas? La Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa (Justicia y Paz de Europa) hace un llamamiento a las instituciones europeas, a los Estados miembros de la UE y a otros países europeos a asumir la responsabilidad de garantizar a las personas refugiadas el acceso al asilo y a un nivel de vida digno.
 
Justicia y Paz de Europa tiene serias preocupaciones con respecto al actual debate público y con algunas decisiones tomadas en los países europeos y sus instituciones sobre la cuestión de las personas refugiadas. Su llegada es utilizada por varios partidos políticos para impulsar otras agendas en muchas partes de Europa, por ejemplo, campañas anti-UE y xenófobas. Esto da lugar a un debate muy polarizado, arrojando sospechas sobre las personas refugiadas y creando división en nuestras comunidades. Dentro de esta retórica se está olvidando cada vez más la humanidad, tanto  la propia como la de quienes llegan buscando refugio.
 
En Europa se ha vinculado la llegada de las personas refugiadas con los ataques terroristas. Existe miedo de que puedan traer a Europa algunos extremismos y radicalismos desde los países de origen. Los desafíos a la seguridad en Europa son reales y aumentarán si tienen lugar más ataques terroristas en este continente. Sin embargo, equiparar persona refugiada a terrorista solo incide en la agenda terrorista del odio y la desilusión. El extremismo y la radicalización existente en su propio país son, en realidad, los motivos por los que las personas refugiadas huyen de sus hogares. Se merecen nuestro apoyo. Así la protección de las libertades fundamentales y de la seguridad física, tanto de la ciudadanía europea como de las personas refugiadas, son dos caras de la misma moneda.
 
Para Justicia y Paz de Europa, es crucial expresar de manera conjunta los valores fundamentales de los derechos humanos, la solidaridad y la hospitalidad. En lo que respecta a las personas refugiadas, el trabajo de Justicia y Paz Europa se basa en tres principios fundamentales: la centralidad de la persona, la solidaridad y la hospitalidad. En primer lugar, cada ser humano tiene un derecho inalienable de ser respetado en su vida, dignidad y vida social. En segundo lugar, cada ser humano es un ser relacional y es parte de una misma familia humana, independientemente de su nacionalidad, origen cultural o tradición religiosa. Esta interdependencia exige una solidaridad concreta entre los pueblos y los estados. En tercer lugar, la hospitalidad une la centralidad de la persona con el principio de solidaridad. Una comunidad hospitalaria y acogedora sirve al desarrollo integral de cada persona y de la comunidad en su conjunto. Estos principios están estrechamente entrelazados con los instrumentos internacionales de derechos humanos en los que se enfatiza el valor único de cada ser humano. Las personas refugiadas dependen de la solidaridad y la hospitalidad de otras comunidades para garantizar sus derechos humanos como personas únicas.

Al reflexionar sobre la situación humanitaria de las personas refugiadas en todo el mundo, Justicia y Paz de Europa aboga por un enfoque integral, tanto en el análisis como en la acción. La violencia y la guerra persistente, la desigualdad en el mundo, la opresión política y las violaciones de los derechos humanos, los efectos negativos del cambio climático son sólo algunas de las causas fundamentales que hacen que las personas abandonen sus hogares en busca de seguridad y dignidad humana. Abordar estas causas fundamentales requiere invertir en una economía sostenible, en solidaridad global y en el comercio, poniendo en su núcleo los derechos humanos y la igualdad social.
 
En lugar de enfocar la situación desde una perspectiva de derechos humanos, muchas personas de la vida política y civil en Europa tienden a ver a las personas refugiadas como una amenaza para la comunidad europea y su seguridad. Esta línea de pensamiento descuida principalmente parte de la propia experiencia histórica de Europa en lo que respecta a la migración (forzada) y renuncia a los ejemplos de la migración como conductora de nuevas ideas y oportunidades. Tratar a las personas refugiadas como una amenaza puede tener graves consecuencias prácticas para Europa como actor normativo: las decisiones de política violan los derechos humanos de las personas refugiadas, en particular el derecho a la vida, el derecho a solicitar asilo y el principio de no devolución. En algunos casos se ha añadido, en lugar de resolver, la crisis humanitaria de muchos refugiados en Jordania, Turquía, Libia, y en países europeos como Grecia, a la crisis en la que se encuentran estos mismos países.
 
Justicia y Paz de Europa aboga por un cambio en el enfoque de la acogida, en el proceso de solicitud de asilo y en la integración de las personas refugiadas. Justicia y Paz de Europa quiere dar prioridad a los derechos humanos como parte de una respuesta inclusiva, en combinación con las medidas de seguridad apropiadas. Esto supone volver a evaluar el equilibrio entre libertad y seguridad. Para ello es necesario que los países y las instituciones europeas fomenten una visión y definición compartida de los valores fundamentales de los derechos humanos que promueven y se re-identifiquen con los principios de solidaridad, dignidad humana y diversidad.
 
Hacemos un llamamiento a todas las instituciones europeas, los Estados miembros de la UE y otros países europeos a:
 
– Abordar la cuestión de las personas refugiadas desde un análisis holístico: reducir los factores que empujan a las personas refugiadas, tratando las causas fundamentales de la violencia y las violaciones de los derechos humanos, mediante la aplicación, entre otras, de políticas económicas, de desarrollo, comercio, política exterior y de seguridad que estén enraizadas en los derechos humanos (sociales) y la justicia social. Esto lleva consigo tanto obligaciones positivas como negativas. Por un lado, significa abstenerse de hacer tratos con países con un historial cuestionable en derechos humanos por el mero propósito de prevenir que las personas refugiadas lleguen a Europa. Por otra parte, se requiere que Europa muestre su solidaridad con los países que ya acogen a un número relativamente alto de personas refugiadas.
 
– Abrir posibilidades para el pasaje seguro a Europa: salvar vidas y disminuir el sufrimiento humano mediante la inversión en vías legales de acceso a Europa para que las personas puedan hacer uso del derecho a solicitar asilo. Intensificar los esfuerzos de reasentamiento y la ampliación de la reunificación familiar, las visas humanitarias y las opciones de visados de trabajo/estudio. Encontramos preocupante vincular el pasaje seguro con los acuerdos de readmisión con terceros países, ya que impide el derecho de asilo de las personas refugiadas de una forma segura.
 
– Crear un sistema europeo de asilo que integre la solidaridad entre los países europeos: establecer un reparto justo, el Reglamento de Dublín debe ampliarse para incluir un sistema automático de reubicación. Al mismo tiempo, lo que se requiere es una simplificación y adhesión estricta a sus normas, con el fin de que el sistema funcione a un nivel práctico. Una mayor armonización de los procesos de asilo debe tener los derechos de las personas refugiadas como su prioridad, ya que la ambigüedad y la desigualdad de oportunidades en toda Europa conducen a problemas para quienes llegan buscando refugio  y para los habitantes de los países europeos. Este proceso de armonización tiene que ser coherente con los principios fundadores de la Unión Europea y sus libertades fundamentales.
 
– Invertir en solidaridad local en lugar de alimentar la polarización: desde la política europea se puede tomar como ejemplo a las personas que han llegado a toda Europa para organizar una amplia gama de iniciativas de solidaridad en colaboración con las personas refugiadas y hacia ellas. No es decir únicamente que estas personas no tienen temores y preocupaciones, sino que optan por trabajar a partir de los principios de los derechos humanos y la solidaridad, y son a la vez eficaces y estimulantes.
 
Las fronteras y las amenazas a la seguridad dominan el pensamiento de muchas personas. Es frecuente que de forma colectiva no veamos la humanidad en las otras personas y que fallemos en nuestras responsabilidades hacia ellas. Las personas refugiadas están cruzando las fronteras en busca de seguridad, pero todas las personas tenemos que cruzar fronteras si queremos construir conjuntamente  un refugio seguro en el que cada persona pueda prosperar.
 

Leer más: https://www.juspax-es.org/news/creacion-de-refugio-seguro-las-personas-refugiadas-y-la-dignidad-humana/

JUSTICIA Y PAZ: Declaración sobre la UE

Por la Asamblea General de la Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa

La cumbre informal de la UE en Bratislava el 16 de septiembre fue la primera ocasión después del referéndum de Reino Unido en la que los 27 Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reunieron sin el primer ministro del Reino Unido. El resultado fue la adopción de la Declaración y el Plan de trabajo de Bratislava. Este último contiene una serie de propuestas políticas concretas y un calendario para su aplicación en el ámbito de la migración, la seguridad interior y exterior, la defensa, el desarrollo económico y social y la juventud. Unos días antes, en su discurso sobre el estado de la Unión Europea, Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, presentó su hoja de ruta de cinco puntos para la inversión, el mercado único digital, la seguridad, la defensa y la juventud.
Tomando nota de estas iniciativas, pero también de la continua controversia y desacuerdo entre los Estados miembros después de la votación del Brexit, la Conferencia de Comisiones de  Justicia y Paz de Europa (Justicia y Paz Europa) se reunió el lunes, 3 de octubre de 2016, en Luxemburgo para su Asamblea General anual y aprobó la siguiente declaración:
 
1. La Unión Europea está en mal estado. Un importante Estado miembro ha decidido abandonarla. Muchos otros ignoran o desafían abiertamente las normas y decisiones adoptadas previamente juntos. Algunos están luchando ellos mismos por la unidad. Es necesario sobre todo restaurar la confianza para reunir las cosas de nuevo, tanto la confianza entre los Estados miembros como la confianza de la ciudadanía en la política en general y en las instituciones europeas, en particular. La confianza en la Unión Europea sigue siendo una respuesta válida a la aterradora guerra y violencia del siglo XX y a los desafíos de la globalización del siglo XXI.
 
2. La confianza en Europa no será el resultado de declaraciones, planes de trabajo y discursos, y ciertamente no lo será en el corto plazo. Se necesitarán años para reconstruir lo que se perdió y se necesitarán resultados sustanciales en términos de empleos de calidad para los jóvenes, nuevas oportunidades para los más pobres, más seguridad para todos y la protección del medio ambiente. Se requerirán procedimientos más transparentes y democráticos, así como un mayor respeto por las tradiciones nacionales, regionales y locales, que están amenazados por las fuerzas del mercado mundial, junto a una mayor justicia social en términos de impuestos y oportunidades para las personas más pobres en Europa y en todo el mundo.
 
3. La Unión Europea reúne a los Estados-nación democráticos. No los sustituye y su supervivencia depende de mayorías estables y claras en favor de la UE dentro de ellos. Teniendo esto en cuenta, los siguientes doce meses presentarán una serie de desafíos electorales. Varias elecciones y referendos pueden debilitar aún más el apoyo popular a la UE. Los gobiernos son por lo general menos proclives a tomar medidas políticas audaces justo antes de elecciones importantes. Por lo tanto, los próximos meses son también en gran medida el momento para que la sociedad civil tome la iniciativa y promueva la Unión Europea. Las Iglesias cristianas desempeñarán también su papel en esta línea.
 
4. Estamos de acuerdo con el proceso de consulta entre la Conferencia de Iglesias Europeas (CEC) y sus miembros para la próxima Asamblea General de la CEC en 2018, lanzado el pasado mes de junio. Durante los próximos doce meses, los obispos católicos de los países de la UE (COMECE) prepararán de forma activa su importante Congreso sobre el futuro de Europa, en Roma en 2017. Las iniciativas nacionales como las Semanas Sociales de Francia van a dedicar su reunión anual en 2017 a la cuestión europea. Asimismo, agradecemos al papa Francisco su comprometido interés en Europa y los influyentes discursos de 2015 en el Parlamento Europeo y en la atribución del Premio Carlomagno en 2016.
 
5. Justicia y Paz de Europa, nuestra red, está dedicada a la paz y la justicia social en el mundo y hemos decidido dedicar nuestra próxima acción concertada anual al tema “Europa en la encrucijada”. El documento guía para la acción concertada se publicará al inicio de la Cuaresma de 2017 e incluirá diez propuestas concretas de política. Las comisiones nacionales iniciarán actividades locales sobre la base del documento y las propuestas.
 
6. Mientras tanto, deseamos manifestar nuestro firme compromiso con la Unión Europea. Esperamos que los pueblos y naciones de nuestro continente sigan el camino de la estrecha cooperación y superen las dificultades actuales. Profecías sombrías predicen a menudo el declive económico y demográfico de Europa en el curso del siglo XXI. Una posible ruptura de la Unión Europea, sin duda, aceleraría este proceso. Mejorar la Unión Europea y acercarla cada vez más a sus ciudadanos es la mejor forma de prevenirla. El cristianismo no es una religión en declive sino inspiradora. Es una religión de esperanza. Como personas cristianas en Europa, hacemos un llamamiento a toda la ciudadanía y sobre todo quienes tienen responsabilidades políticas para contribuir a una Europa de la responsabilidad y la solidaridad.
 

Leer más: https://www.juspax-es.org/news/declaracion-sobre-la-ue/

JUSTICIA Y PAZ: Construir puentes de justicia en lugar de muros de miedo

Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa

“La seguridad en Europa: responsabilidad de los Estados, de la UE y de la ciudadanía”

Seminario Internacional y Asamblea General

Luxemburgo, del 30 septiembre al 3 octubre de 2016

DECLARACIÓN FINAL
 
 
Personas delegadas de 21 Comisiones europeas de Justicia y Paz, reunidas en Luxemburgo del 30 de septiembre al 3 de octubre de 2016, cumplimos con nuestra responsabilidad de explorar retos sobre seguridad a los que se enfrenta Europa en diálogo con representantes de la política, militares, instituciones de la UE y la sociedad civil. Hemos sido acogidas en la Eucaristía por la parroquia del pueblo de Schengen, junto a un coro de la Escuela Europea, compartiendo el espíritu de Schengen, unidas en la diversidad a través de la oración y el canto.
Al término de este Seminario Internacional y de nuestra Asamblea general, hemos adoptado la siguiente declaración:
En la Europa de hoy, muchas personas están muy preocupadas por la seguridad. Sus preocupaciones están justificadas. Desde los ataques terroristas a la guerra cibernética, desde la crisis de las personas refugiadas a los efectos del cambio climático, desde el aumento de la desigualdad económica y la injusticia social a los altos niveles de desempleo, desde la crisis de la deuda soberana al Brexit, la ciudadanía europea enfrenta desafíos de orden social, cultural, económico y político que han garantizado la seguridad en Europa en los últimos tiempos.
La seguridad es esencial y positiva. Protege la dignidad humana, a fin de que pueda desarrollarse. Es una condición previa para la libertad y para la búsqueda del bienestar y la felicidad. Por ello, la verdadera seguridad debe estar enlazada con el respeto a los derechos humanos y a la justicia (cf. Gaudium et spes, 78 y 81).
Cuando la seguridad se distancia de la justicia y de los derechos humanos, pierde este valor positivo. En su lugar, limita lo demás, impide el intercambio mutuo y con el tiempo se convierte en un nuevo motivo de conflicto y división. La verdadera seguridad solo puede existir en la paz, y la paz abarca la posibilidad de vivir con el prójimo -incluso llegar a amarle-, cualquiera que sea su nacionalidad, color, religión o condición económica.
Por lo tanto, las medidas para proteger la seguridad deben ser proporcionales al respeto hacia la justicia y los derechos humanos. Cuando las leyes reivindican la dignidad de la persona humana, reúnen a la sociedad en el respeto mutuo. Cuando no lo hacen, disminuyen el estado de derecho y socavan la cohesión social. Lo mismo es cierto en el derecho internacional.
Advertimos en contra de la idea de que Europa puede lograr la seguridad por sí misma mediante la construcción de muros. La naturaleza de las amenazas a la seguridad de Europa es demasiado diversa y muy compleja para que los muros sean eficaces. En su lugar, los muros excluyen y discriminan, y crean una sensación de injusticia. La seguridad para Europa solo se logrará cuando todos los habitantes de este mundo puedan percibir justo el orden mundial.
Es por ello que la seguridad de Europa se verá reforzada por medidas que hagan el mundo más justo. Las instituciones europeas deben seguir buscando más allá de la crisis inmediata para hacer frente a sus causas reales. Esto exige nuevas ideas que tengan en cuenta la nueva realidad: que vivimos en un mundo limitado, no ilimitado de recursos; que un orden mundial basado en estados territoriales no puede controlar el ciberespacio. No olvidemos que las amenazas a nuestra seguridad surgen tanto – si no más – desde dentro de nuestra sociedad como desde fuera.
La seguridad también es una percepción subjetiva. La vida es frágil; nunca podemos tener seguridad completamente. Si tenemos miedo y ansiedad, independientemente de cómo sea de cercano o real un peligro, entonces sentimos inseguridad. Tenemos que ser capaces de distinguir entre preocupaciones fundadas, amenazas reales y miedos profundos sin fundamento, acerca del futuro o de terceras personas.
Advertimos, por tanto, en contra de los temores exagerados de amenazas a nuestra seguridad que nos impiden aprovechar las oportunidades positivas de la actualidad. La paz es un estado mucho más amplio que la seguridad. Nuestro objetivo debe ser por lo tanto asegurar que cada persona pueda vivirla y vivir su vida con dignidad. Cuando los Estados luchan para garantizar la seguridad, la consecución de la paz depende aún más de la responsabilidad individual de los habitantes de la sociedad en la que vivimos. Como personas cristianas, estamos llamadas a dar testimonio en la sociedad, con nuestras decisiones y comportamientos diarios, para lograr que se respete la justicia y la dignidad humana y, así, se proporcione una verdadera seguridad de forma global.
Hacemos un llamamiento a:
– La UE y los Estados europeos para que adopten verdaderas políticas de paz, basadas en el desarrollo humano integral, y un estilo de política no violenta que respete la dignidad de cada persona.
– Los políticos y miembros legislativos de todos los niveles para que se aseguren de que las leyes que adoptan, las posiciones que toman, y el lenguaje que usan se basan en el respeto a la dignidad humana y al principio de estado de derecho, más que reflejar una noción de seguridad reducida y de autodefensa.
– A los académicos para que analicen nuevos conceptos sobre los retos actuales y que ofrezcan una perspectiva para todo el mundo.
– A los profesionales de los medios y a los cada vez más influyentes promotores de los medios sociales para desarrollar un mayor sentido de la responsabilidad ética, para denunciar las expresiones de odio, evitar el fomento de estereotipos, y para mostrar siempre el rostro humano de la historia que quieren contar.
– A la Iglesia para cumplir su vocación como un sacramento de la paz al servicio del mundo, un signo visible y ejemplo de cómo el respeto a los derechos humanos y la justicia, junto con la seguridad, proporciona las bases para una paz verdadera.
– A toda la ciudadanía para realizarla y completar la responsabilidad individual de construir una comunidad más segura y pacífica a través del diálogo y un espíritu de fraternidad con nuestro vecindario.

Luxemburgo, 3 de octubre de 2016

 

La Conferencia de Comisiones de Justicia y Paz de Europa (Justicia y Paz Europa) es la alianza de 31 Comisiones europeas de Justicia y Paz, trabajando para la promoción de la justicia social, la paz y el respeto a la dignidad humana. Justicia y Paz de Europa contribuye a dar a conocer la Doctrina social de la Iglesia en las sociedades e instituciones europeas. Su Secretaría General tiene la sede en Bruselas.
Leer más: https://www.juspax-es.org/news/construir-puentes-de-justicia-en-lugar-de-muros-de-miedo/

JUSTICIA Y PAZ: Declaración Conjunta Ortodoxo-Católico Romana sobre ecología

DECLARACIÓN CONJUNTA

DE LA ASAMBLEA EPISCOPAL ORTODOXA DE ESPAÑA Y PORTUGAL Y EL ARZOBISPADO CATÓLICO–ROMANO DE MADRID, POR LA JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN

Madrid, 3 de septiembre de 2016

Nos encontramos reunidos esta tarde y en este hermoso lugar, para sumarnos a una iniciativa global, para celebrar la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Hoy nos congregamos hermanos de distintas tradiciones cristianas junto a gentes de buena voluntad, para orar en acción de gracias, por las maravillas que Dios nos ha dejado en heredad, a través de su Creación. Una inmensa biodiversidad que expresa de forma velada la gran sabiduría del Creador y la necesidad que tenemos de estudiarla y gestionarla para que aumente su riqueza y sirva al Bien Común de las generaciones actuales y venideras, y para dar a Dios la gloria que le es debida.
Pero también nos reunimos para reconocer, junto a la mayoría de la comunidad científica internacional, que nuestro planeta está siendo sometido a un cambio climático sin precedentes causado por la intervención del ser humano, que está poniendo en serio peligro los ecosistemas y causando la destrucción del legado de Dios: su presencia y su sabiduría manifestada en la biodiversidad. Al mismo tiempo, se nos conmueven las entrañas ante el sufrimiento de tantos millones de hermanos nuestros que soportan exclusión, miseria, hambre y violencia de todo tipo, muchas veces por guerras para obtener y monopolizar recursos naturales o por desastres naturales, frutos del cambio climático. Nos duele como propio este sufrimiento, pues nos sabemos hermanados con todas las personas y criaturas, como miembros de una misma Creación, del designio de Dios para la humanidad. Como creyentes, reconocemos que este crimen contra la naturaleza y contra nuestros hermanos es un despropósito ante nuestra propia dignidad humana y un pecado contra Dios.
Manifestamos que en el origen de estos sufrimientos hay una concepción desviada de la tarea que tenemos en el mundo. Dios, que planeó un mundo de belleza y armonía, confió la custodia de su Creación a los seres humanos, a quienes configuró a su imagen y semejanza. Pero los humanos nos hemos apartado de este designio original y nos hemos considerado dueños y señores en lugar de administradores y colaboradores de Dios en la realización cada vez más plena de su Creación.
Admitimos que necesitamos convertir nuestros corazones, cambiar nuestra manera de pensar, cultivar nuevas actitudes y comportarnos de manera acorde con nuestra dignidad. Necesitamos aprender a vivir de manera respetuosa con todas las formas de vida, especialmente con nuestros hermanos sufrientes a causa de un sistema económico depredador y excluyente que pone en el centro el beneficio económico antes que la defensa de la vida.
 
Nos enfrentamos como humanidad a un reto enorme. Pero sabemos que nunca es demasiado tarde. El mundo creado por Dios posee poderes increíbles de curación. El ser humano todavía es capaz de intervenir positivamente, pues como ha sido creado para amar, en medio de sus límites brotan inevitablemente gestos de generosidad, solidaridad y cuidado.
 
Hoy las comunidades Católico-Romana y Ortodoxa, invitamos a todos los cristianos y gentes de buena voluntad en Madrid, a unirse a esta iniciativa global, con la esperanza de que todos los años venideros podamos seguir encontrándonos en estas jornadas, para orar y colaborar juntos por el cuidado de la Creación.
 
Como cristianos, nos alegramos del inmenso tesoro que es nuestra fe, iluminada con la experiencia espiritual de millones de creyentes que han pasado por esta tierra antes que nosotros. Nos asombramos ante el misterio de un mundo que es una trama de relaciones porque ha sido creado según el modelo divino de Dios trinitario. Alabamos al Padre, fuente última de todo y fundamento amoroso y comunicativo de cuanto existe. Nos reconocemos hermanos y discípulos de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios hecho hombre, en quien encontramos un modelo humano de comportamiento según la voluntad del Padre. Y nos abrimos a la acción del Espíritu Santo vivificador, que habita en las criaturas y en cada uno de nosotros y nos impulsa a vivir conforme a nuestra dignidad de hijos de Dios.
 
Alabado sea el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
 
+ Carlos Osoro Sierra
Arzobispo de Madrid. Iglesia Católica Romana
+ Policarpo
Metropolita Ortodoxo de España y Portugal
+ Timotei
Obispo Ortodoxo Rumano de España y Portugal
 
SE ADHIEREN A LA DECLARACIÓN:

  • Nicolaos Matti Abd Alahad, Arzobispo y Vicario Patriarcal para España de la Iglesia Siro-Ortodoxa de Antioquía
  • Andrey Kordochkin, Párroco de Santa María Magdalena. Iglesia Ortodoxa Rusa – Patriarcado de Moscú
  • Eduard Ibáñez Pulido, Presidente de la Comisión General de Justicia y Paz de España
  • Julia García-Monge, Secretaria General. CONFER (Conferencia Española de Religiosos).
  • Tíscar Espigares, Responsable en Madrid de la Comunidad de Sant’ Egidio
  • Inmaculada González Villa, Pesidenta de la Asociación Ecuménica Internacional en España
  • José Luis Saborido Cursachj, S.J. Director del Centro Pignatelli de Zaragoza
  • Jesús Ferreiro Hergueta, Delegado Scouts de Madrid – Movimiento Scout Católico
  • José Miguel de Haro Sánchez, Presidente de la Asociación Acoger y Compartir.
  • Francisco Brändle Matesanz, Carmelita Descalzo y representante del Carmelo Ecuménico e Interreligioso.
  • Mª Antonia Ercilla Lillo, Coordinadora GRUPO ECUDIR de la Institución Teresiana
  • Hna. Milagrosa Bazán Ocón, Superiora General de las “Hermanas Servidoras de Jesús del Cottolengo del Padre Alegre”
  • Blanca Esther Iriarte, Superiora de la comunidad “Hijas de Jesús” de Gipuzkoa.
  • Vicente Bazán,ofm, Franciscano y Guardián y párroco en S. Francisco de Asís, Alcalá de Henares
  • Mª Rosario González Domínguez, Superiora General de la Congregación de Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús
  • Benjamín Echeverría Martínez, Provincial de los Capuchinos de España y presidente de la federación Interfranciscana de España
  • José Luis Munilla Martínez, Superior provincial de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús
  • Mª Arántzazu Sanz Erice, Priora General Entidad de la Congregación Dominicas de la Enseñanza de la Inmaculada Concepción.
  • María Pilar NAVARRO LANDIVAR. Provincial en España de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de África, (Hermanas Blancas).
  • Amelia Encarnación, Superiora General de la Congregación de Religiosas del Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús
  • Clara Pardo Gil, Presidenta de Manos Unidas Campaña contra el Hambre.
  • Dolores García Pi y José Maria Quintas Ripoll, Responsables del Movimiento de los Focolares u Obra de María en Madrid
  • Javier Salazar Celis, Director General de la ONGD “SED Solidaridad, Educación, Desarrollo”
  • Pedro Belderrain Belderrain, Superior Provincial. Provincia de Santiago de la Congregación de los Misioneros Claretianos (Hijos del Inmaculado Corazón de María)
  • Mª Ángeles Aliño Pellicer, Superiora Provincial de la Congregación de las Religiosas de Jesús-María
  • Alexia Gordillo Manzano, Presidenta de la Red de Entidades para el Desarrollo Solidario – REDES
  • Lourdes Gorostola Arrieta, Superiora Provincial de las Mercedarias Misioneras de Berriz.-España

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HOAC, JUSTICIA Y PAZ, JEC Y JOC: Organizaciones de la Iglesia convocan actos en 40 ciudades para reivindicar la necesidad de un trabajo decente

Con motivo de la celebración de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, el próximo 7 de octubre, las organizaciones de Iglesia que impulsan la iniciativa #IglesiaporelTrabajoDecenteCáritas, CONFER, HOAC, Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica y Juventud Obrera Cristinaconvocan por segundo año consecutivo diversos actos públicos en las distintas diócesis del país.
Las plazas e iglesias de 40 ciudades españolas serán el escenario de las actividades programadas por estas entidades, para renovar su compromiso de seguir construyendo y exigiendo una sociedad que defiende el trabajo decente. El trabajo decente refleja las prioridades de la agenda social, económica y política de los países y del sistema internacional. Es, además, un elemento fundamental para alcanzar una globalización justa, reducir de la pobreza y obtener desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible.
Hoy es esencial defender el trabajo decente, el derecho a trabajar de toda persona capaz de ello (tanto el trabajo que genera ingresos –empleo— como el que no). Para ello, es necesario amparar un trabajo realizado bajo condiciones dignas para la persona, que se ve seriamente dificultado por el actual modelo socioeconómico.
Para las entidades convocantes, la defensa del trabajo decente implica:
 Poner en el centro a la persona y romper la actual lógica de pensar y organizar el trabajo desde lo económico y los intereses de unos pocos.
 Plantear el sentido y el valor del trabajo más allá del empleo.
 Luchar por unas condiciones dignas de empleo.
 Articular el trabajo y el descanso de forma humanizadora.
 Luchar para que el acceso a derechos humanos como la sanidad, la vivienda o la educación no esté condicionado a tener un empleo.
Ante la celebración de este 7 de octubre, Jornada Mundial por el Trabajo Decente, las entidades de Iglesia, a través de una actuación en red, han organizado un amplio programa de iniciativas conjuntas a escala tanto estatal como diocesana y local para informar, sensibilizar e involucrar a toda la sociedad en la defensa y protección activa de este derecho.
Cáritas, CONFER, HOAC, Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica y Juventud Obrera Cristiana lanzan una invitación a toda la ciudadanía a unirse a esta Jornada y a sumarse a las diferentes acciones que se van a llevar a cabo en todo el país.
Información obtenida en: https://www.hoac.es/2016/10/04/organizaciones-de-la-iglesia-convocan-actos-en-mas-de-40-ciudades-para-reivindicar-la-necesidad-de-un-trabajo-decente/

JUSTICIA Y PAZ: Sí a la paz en Colombia, sí al acuerdo de paz

Después de 52 años de guerra, este 26 de septiembre de 2016 el gobierno de Colombia y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firman un acuerdo de paz. Este acuerdo debe ser ratificado en referéndum por todo el pueblo de Colombia, el próximo 2 de octubre.
Desde Justicia y Paz queremos expresar nuestra alegría por el hecho de que en un conflicto tan largo, duro y complejo, prevalezcan el diálogo y el compromiso.
Con este acuerdo, comenzará el final del último gran conflicto de grupos armados existente en América Latina, iniciado en la década de los años 20 del siglo pasado por la posesión y desposesión de tierras y que ha ocasionado mucho sufrimiento y dolor. Todas las familias en Colombia han estado inmersas. Debido a esta guerra hay millones de personas colombianas víctimas de desplazamientos forzados; cientos de miles de muertos; decenas de miles de desaparecidos y ha sido afectado un amplio número de colectivos y poblaciones, las comunidades campesinas, la población indígena, la afrocolombiana, etc.
Han sido cuatro años de diálogo difícil desde que en 2012 comenzó en La Habana el encuentro entre delegados del Gobierno y de las FARC, a cargo del presidente Juan Manuel Santos, hasta la firma de estos acuerdos. Hay que tener presente que, en el pasado, se produjeron diferentes intentos de desmilitarizar otros grupos armados y de incorporar también a la vida civil y política a personas y grupos que habían quedado al margen, pero finalmente no lo pudieron hacer, al sufrir la violencia y la eliminación física.
Por eso tiene tanto valor este proceso de paz que ahora se inicia, que debe conllevar el cese de la violencia y la incorporación a la sociedad de miles de personas que dejan la lucha armada. El esfuerzo que se ha hecho para llegar hasta aquí es extraordinario, si tenemos en cuenta no solo la complejidad del conflicto, sino también que las partes negociadoras partían de visiones de la sociedad y de la política enormemente diferentes y en cierto sentido casi antagónicas.
Este trabajo, liderado por el actual presidente colombiano, que ha hecho una apuesta firme por la paz, ha tenido un acompañamiento muy amplio de la sociedad civil, de las organizaciones sociales y de muchas comunidades cristianas. En estos momentos es importante recordar el sufrimiento y el trabajo realizado durante años por nuestros hermanos de la Comisión Intereclesial Justicia y Paz de Colombia, así como muchas otras entidades y colectivos cristianos. Han trabajado duramente junto a las poblaciones más vulnerables, a favor de una paz en el país con justicia social y ofreciendo un testimonio que, en algunos casos, les ha costado la vida. También los obispos colombianos y el papa Francisco han dado un apoyo firme y explícito a este proceso de paz y han hecho un llamamiento a todos los cristianos a sumarse a los esfuerzos para erradicar la violencia y caminar hacia la reconciliación en una Colombia nueva y en paz.
El acuerdo de paz que debe refrendar se basa en 6 puntos, y tiene como eje central el reconocimiento del sufrimiento de todas las víctimas del conflicto, a fin de acabar con la impunidad. Se orienta a establecer la verdad, la justicia, la reparación y evitar la no repetición de los hechos, a partir de mecanismos judiciales que permitan la investigación y sanción de las violaciones de los derechos humanos y la asunción de responsabilidades. Y prevé una búsqueda específica para encontrar a todas las personas desaparecidas.
Los acuerdos contienen el cese de las hostilidades, pero también garantías de seguridad contra las organizaciones criminales responsables de masacres y actos contra las personas defensoras de los derechos humanos. Se garantiza la participación política de los que dejan las armas a través de un mecanismo de representación mínima en el parlamento. Asimismo, se propone una reforma rural integral para mejorar las condiciones de bienestar de la población rural y para encontrar una solución al problema del cultivo, la producción y la comercialización de drogas ilícitas. Para la correcta aplicación del Acuerdo, se crea la “Comisión de implementación, Seguimiento y Verificación del Acuerdo Final de Paz y de resolución de diferencias” formado por representantes de las partes, que velará por su desarrollo.
En definitiva, se trata de un acuerdo ambicioso y que exigirá un largo camino hacia la paz, donde seguramente no faltarán las dificultades y los momentos de tensión. Además, en el camino hacia la finalización del conflicto armado queda pendiente que se incorpore al acuerdo el denominado ELN- Ejército de Liberación Nacional.
Por todo ello, creemos que es importante acompañar desde España este proceso y animar a todos los colombianos, tanto los que viven en el país como los que, por diferentes motivos, están en la diáspora, a dar su voto informado y responsable en favor del SI en el referéndum.
Finalmente, creemos que el proceso colombiano debe reforzar la convicción de que todo conflicto político puede y debe encontrar vías dialogadas para alcanzar la justicia y la paz.
Comisión General Justicia y Paz de España
Madrid, 26 de septiembre de 2016
Resumen Comunicado sobre el Acuerdo de Paz en Colombia
Comunicado sobre el Acuerdo de Paz en Colombia
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JUSTICIA Y PAZ: Algunos apuntes a Educación y Laudato Si'

Contra la obligación del (falso) optimismo

De un tiempo a esta parte, da la sensación de que en determinados círculos de pensamiento vinculados a la pedagogía (marketing educativo, lo llaman algunos)  y a la divulgación más o menos “científica”, uno debe ser obligatoria y falsamente optimista, de tal manera que hasta se han creado una serie de líneas de productos y eslóganes que aparecen en objetos de consumo cotidiano e incluso forman parte del material escolar de nuestros alumnos. Para muestra, algunas de las frases que se pueden leer en las portadas de sus cuadernos: “Pon de moda la felicidad”, “Piensa en positivo”, “Con esta carpeta seguro que lo petas”, “En la vida como en la fotografía hay que cambiar los negativos a positivos”, “Cambia tu forma de ver las cosas y las cosas cambiarán”…
Se trata de una serie de mensajes que rezuman un “optimismo” realmente engañoso que, por un lado, además de culpabilizar a la persona (porque si las cosas van mal no es porque estén mal y haya personas concretas y “estructuras de pecado” que hacen que sean así, sino porque tú no eres capaz de verlas bien) y por otro, también generan una cierta sensación de que los problemas se arreglarán por sí mismos, independientemente del trabajo y esfuerzo personal y comunitario que requieren.
Y, quizá, conviene hacer notar este primer aspecto porque esa mentalidad del “buenismo” y del optimismo siempre alegre, que anida en la nebulosa de la palabrería y las “buenas intenciones”, está bastante lejos de lo que Francisco nos plantea en este apartado de Laudato si’ relacionado con la educación.
Así que no caigamos en la tentación del optimismo por el optimismo (o su contrario). Al fin y al cabo, “el pesimista no cree que cambie el viento; el optimista espera que cambie y el realista ajusta las velas” y, al parecer, el papa Francisco en este como en otros asuntos, no es mal navegante.
 

Laudato si’; ¿Salvar pajaritos y florecillas?

No insistiremos en este punto. Otros lo han hecho con enorme acierto y profundidad. Pero recordar que la encíclica Laudato si’ no es una carta solamente “ecológica” o “medioambiental” dirigida a los amantes de la naturaleza, es otro de los puntos de partida fundamentales.
    “Paz, justicia y conservación de la creación son tres temas absolutamente ligados, que no podrán apartarse para ser tratados individualmente…” (LS, 92). Esta es la clave. No se trata de hablar de flora, fauna, biodiversidad o cambio climático… desligando estos y otros aspectos de los pobres, la justicia y la paz. Se trata por tanto un problema ecológico, sí, pero ligado e inseparable de la antropología, del ser humano, de sus relaciones con los demás, con la creación y, para aquellos que así lo creemos, con el Creador.
Por eso, si queremos abordar este tema desde el punto de vista de la educación, no podemos olvidar este enfoque, porque si no, podríamos llegar a la falsa conclusión de que si ponemos en los colegios un poco más de énfasis en la asignatura de ciencias naturales o en la de biología, el asunto estaría bastante resuelto.
 

Al fin: El capítulo final

Es curioso que el papa Francisco (y el equipo de personas que han colaborado en la elaboración de la encíclica, cosa que a veces se olvida) haya unido en un mismo capítulo, y precisamente en el capítulo final, la educación y la espiritualidad. Seguramente no es algo que haya sucedido al azar, sobre todo si forzamos un poco el esquema de la encíclica bajo el modelo del ver, juzgar y, finalmente, actuar.
Los puntos específicamente bajo el epígrafe de la educación abarcan desde el nº 209 al 215. No son muchos pero sí interesantes, en los que hay varios “hilos musicales de fondo” que son comunes a ellos. Uno sería el que plantea la educación como necesidad porque urgen “nuevos hábitos”. Otro, el que anima a realizar “pequeñas acciones cotidianas”. Y al menos un tercero está referido a los ámbitos educativos para “difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza.” (LS, 215). Casi nada.
 

Todos los caminos llevan a… la educación

Llama la atención que después del análisis que se hace en la encíclica de la crítica situación actual, tan certera que ha conseguido el apoyo y reconocimiento de tantas personas y colectivos no solo de círculos religiosos o académicos sino de los más variopintos entornos, no haya concluido, por ejemplo, que el ámbito de actuación y solución ante tanto problema sea el científico, o el tecnológico, o la economía… (materias que también tendrán mucho que hacer y decir) sino la educación.
Porque, como apunta la encíclica y una vez vistas cómo van las cosas, de lo que se trata no es de tapar baches o corregir algunos errores, sino de crear “nuevos hábitos” y posicionarse de una manera nueva (¿vieja?) ante la vida, los demás y nuestro entorno, y eso es difícil de conseguir solo con más dinero, nuevos inventos, o más cacharros electrónicos…
Un nuevo posicionamiento que pasaría, según la terminología de Kohlberg, por transitar del “nivel preconvencional” (que afirma que algo es bueno cuando “me beneficia”) al “nivel convencional” (que sostiene que es justo lo que beneficia “a los míos”) al “nivel posconvencional” (que busca la universalización, sosteniendo que algo es bueno si es bueno para todos y por mucho tiempo).
Y esto, no se puede conseguir sólo “por la fuerza” como recuerda Francisco; “leyes y normas no es suficiente a largo plazo para limitar los malos comportamientos” (LS, 211), aunque también son necesarias, bajo mi particular punto de vista, porque; ¿qué hubiese pasado, por ejemplo, con la ley anti-tabaco en España si no hubiera habido sanciones y hubiésemos tenido que esperar a que cada fumador estuviese persuadido y convencido de que no se debe fumar en determinados espacios? Pues, si no somos ingenuos, la respuesta es obvia. Por eso, además de algunas normas que nos faciliten la vida comunitaria, la educación necesariamente entra en escena.
 

La educación… ¿eso es cosa de la escuela?

La educación, como concepto, se ha vuelto una de esas “palabras comodín” que intuimos que significan “mucho”, pero que según quien la utilice puede significar cosas muy diferentes. Raro es el político, tertuliano o vecino de la comunidad que no termine algún argumentario diciendo que la solución a tal problema es “la educación”. Acto seguido, y como respirando de alivio por sacudirse cierta responsabilidad, se mira de reojo a la escuela y los maestros, aconsejándonos además “que se haga desde bien pequeñitos, porque luego ya se sabe…”
De esta forma, ya se ha podido escuchar en diferentes contextos que la escuela debe encargarse; de la educación formal (mates, lengua, ciencias… lo de siempre), la integración de extranjeros, de personas con discapacidad…, la formación en las nuevas tecnologías, la erradicación de la violencia de género, la educación en valores, la educación sexual, la educación para el consumo, la educación emocional y de la interioridad, la educación vial, la educación en la ciudadanía, cuidar y potenciar la disciplina y las normas básicas de convivencia, educar para una alimentación sana… Asimismo, la escuela debe ofrecer, también, servicios de calidad (comedor, madrugadores…), actividades extraescolares y complementarias, y si se puede, un viajecito de fin de curso…
Además, esto lo tiene que llevar a cabo “el maestro”, que debe ser (y prometo que no son todos los adjetivos que he encontrado en libros de la profesión); dinámico, creativo, “con carisma”, culto, actualizado, buen pedagogo, amable, inteligente, cercano pero con autoridad, comprometido, vocacionado, coherente, buen comunicador, participativo, innovador, motivador, entregado, optimista, exigente… y, para rematar, uno de los últimos que he visto; amigo. ¿Alguien conoce no ya a un maestro, sino a una persona de cualquier ámbito que cumpla al menos una quinta o sexta parte de este último párrafo?
    No pidamos a la escuela lo que esta no puede dar, ni la responsabilicemos de aquello que la sobrepasa con mucho y de manera considerable. Ciertamente que la escuela entendida en su sentido amplio, abarcando desde los primeros años hasta la universidad y más allá, es un ámbito educativo primordial, básico y, si se quiere, necesario con sus virtudes y sus defectos, pero no es la solución a todos los problemas, entre otras razones porque como recuerda J. L. Corzo: “el proceso educativo es múltiple y no educan más los que más se lo proponen”, y si no, que se lo pregunten a muchos padres. Por eso, en uno de los últimos libros de J. A. Marina donde plantea el cambio educativo que quiere promover en nuestro país, dedica varios capítulos monográficos a: la escuela, la familia, la ciudad, la empresa y el Estado. Por eso, el papa Francisco recuerda en su encíclica que los ámbitos educativos deben ser; la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis, la política, las asociaciones, la Iglesia…
Así pues, que cada uno (porque todos educamos de manera directa o indirecta, incluso aunque no nos lo propongamos) asuma su trocito de tarta en este pastel.
 

Y, ¿esto cómo se hace?

¿La solución? Pues ya se sabe que en la cocina de la educación no se admite la prisa del microondas. Todo es más lento y paciente, aunque es seguro que a todos nos gustaría ir más rápido. Dice Francisco: “Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas, y es maravilloso que la educación sea capaz de motivarlas hasta conformar un estilo de vida(LS, 211). “No hay que pensar que esos esfuerzos no van a cambiar el mundo. Esas acciones derraman un bien en la sociedad que siempre produce frutos más allá de lo que se pueda constatar, porque provocan en el seno de esta tierra un bien que siempre tiende a difundirse, a veces invisiblemente” (LS, 212). Así pues, parece que no se admite mucha “alfombra roja” ni muchos atajos en esta carrera de fondo.
La tarea está por delante y ya hay gente que personal y comunitariamente está ya involucrada en ella. Habrá que intentar potenciar entre todos y desde diferentes ámbitos (cada uno donde pueda) lo que propone el papa Francisco: “una ética ecológica”, que ayude “efectivamente a crecer en la solidaridad, la responsabilidad y el cuidado basado en la compasión.(LS, 210).
Luis Carlos Sanz, profesor
Justicia y Paz de Burgos

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JUSTICIA Y PAZ: Cáritas, CONFER y Justicia y Paz instan a la comunidad internacional a proteger a las personas migrantes y refugiadas

Jueves, 15 de septiembre 2016.- Las entidades de acción social de la iglesia en España —Cáritas, CONFER y Justicia y Paz— se suman al llamamiento conjunto que Cáritas Internationalis y el Servicio Jesuita a Refugiados han hecho público ante la celebración, el 19 de septiembre en Nueva York, de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Refugiados y Migrantes. Este es el texto del llamamiento:
Una llamada urgente a la comunidad internacional
para proteger a las personas migrantes y refugiadas
Cáritas Internationalis y el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) urgen a abordar cambios concretos en el Sistema de Naciones Unidas así como un claro compromiso por parte de los Gobiernos y los actores clave tanto en el sector público como en el privado para asegurar la protección de las personas migrantes y refugiadas.
En una declaración conjunta [VER AQUÍ] ante la cumbre sin precedentes sobre las personas migrantes y refugiadas que organiza las Naciones Unidas en Nueva York el próximo 19 de septiembre, las dos redes mundiales de Cáritas y JRS reclaman la máxima prioridad para satisfacer las necesidades de protección, particularmente de mujeres y niños. Esto significa, en respuesta a las necesidades de las personas migrantes y refugiadas, garantizar sus Derechos Humanos así como el pleno respeto del derecho internacional sobre  personas refugiadas.
El secretario general de Cáritas Internationalis, Michel Roy, asegura que “el desafío que plantea la crisis de solidaridad en respuesta a los movimientos de la migración es masivo y la comunidad internacional se está esforzando para encontrar una respuesta a largo plazo. Pero este reto supone una oportunidad única para revisar el sistema y elaborar un plan para mejorar la respuesta internacional”.
La Guerra, la desigualdad, la pobreza, el cambio climático… han expulsado de sus hogares, a fecha de hoy, a más gente que nunca antes desde la fundación de la ONU: son más 65 millones de desplazados forzosos en todo el mundo, incluyendo más 21 millones de refugiados, 3 millones de solicitantes de asilo y más de 40 millones de desplazados internos.
Todos los Estados miembros  de Naciones Unidas deben adoptar compromisos claros para proteger y garantizar esos derechos y que esos compromisos se traduzcan rápidamente en políticas que corrijan las existentes y que son incapaces de proteger a las personas. Que la migración sea una opción y no una necesidad debe asegurarse mediante políticas migratorias responsables dentro del marco acordado previamente de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Los Estados deben dar cobertura tanto a las necesidades básicas de las personas migrantes y refugiadas que viven fuera de los campamentos como a sus necesidades a largo plazo apoyando procesos de formación y empleo para acceder a medios de vida sostenibles
A nivel local e internacional, la lucha contra la trata de seres humanos deber ser una prioridad  tanto en los programas de emergencia como en la acción a largo plazo.
Instamos a las Naciones Unidas a revisar sus estructuras actuales, evaluar las ventajas comparativas de todos los actores, y definir más claramente  su papel de coordinación y el de la sociedad civil como actores de desarrollo. También llamamos a la transparencia de las prácticas de financiación.
Además, queremos realizar un llamamiento a los países desarrollados para que no usen la ayuda al desarrollo para financiar los costes de la acogida a las personas refugiadas dentro de sus fronteras. Pedimos a todos los países que dejen de condicionar la cooperación al Desarrollo al control de flujos migratorios.
Denunciamos públicamente nuestro rechazo a las expulsiones y devoluciones forzosas de personas, así como la reformulación o reinterpretación del derecho humanitario internacional sobre refugiados para evitar que las personas soliciten refugio o para facilitar que sean retornadas.
Hacemos un llamado a la comunidad internacional a compartir la responsabilidad de proporcionar protección a las personas que huyen de sus hogares evitando que algunos países carguen sobre sus  hombros todo este peso por su propia cuenta.
Consideramos la Cumbre de Jefes de Estado del 19 de septiembre como una oportunidad histórica para fortalecer la respuesta a las migraciones internacionales creando un sistema capaz de proteger los derechos y responder a las necesidades de los grandes movimientos de refugiados y migrantes.
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