REGNUM CHRISTI: La Santa Sede constituye la Federación Regnum Christi y aprueba sus Estatutos

Federación RC

  • La Santa Sede, a través de la Congregación para Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), ha constituido la Federación Regnum Christi y aprobado sus Estatutos. La Federación está formada y gobernada colegiadamente entre los Legionarios de Cristo, las Consagradas y los Laicos Consagrados, con voto consultivo de los laicos, que se asocian individualmente a dicha Federación.

  • El  secretario de la CIVCSVA, Mons. José Rodríguez Carballo, OFM, en la carta en la que comunica la aprobación, expresa su esperanza de que “la nueva estructura de comunión contribuya a promover y a profundizar el carisma común y a favorecer la colaboración en vista de la misión a ustedes confiada por la Iglesia”, dice. Los Estatutos fueron aprobados ad experimentum por cinco años y entrarán en vigor el 15 de septiembre.

  • “La aprobación pontificia de la Federación Regnum Christi es una confirmación del discernimiento que hemos hecho entre todos y de los Estatutos como un instrumento válido para dar continuidad y una nueva proyección al plan de Dios sobre nuestra familia espiritual”, afirman los directores generales de la Federación, en la carta con que lo han anunciado a todos los miembros.

  • “Se cierra una etapa importante de la historia del Regnum Christi en la que hemos buscado comprender más profundamente la identidad del Regnum Christi para poder encontrar una estructura canónica que ayude a custodiar el espíritu y vivir la misión que brotan de nuestro carisma”, afirman los directores generales de la Federación en su carta.

  • El camino de renovación ha sido un proceso participativo y global en el que desde 2010 han tenido la oportunidad de involucrarse todos los miembros del Regnum Christi de las cuatro vocaciones, unos 22.000 entre legionarios de Cristo, consagradas, laicos consagrados y laicos.

 

12 de junio de 2019_ La Santa Sede, a través de la Congregación para Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), ha constituido la Federación Regnum Christi y aprobado sus Estatutos. Es una Federación formada y gobernada colegiadamente entre los Legionarios de Cristo, las Consagradas y los Laicos Consagrados, con voto consultivo de los laicos, que se asocian individualmente a dicha Federación.

El  secretario de la CIVCSVA, Mons. José Rodríguez Carballo, OFM, en la carta que comunica la aprobación, fechada el 31 de mayo, expresa su esperanza de que “la nueva estructura de comunión contribuya a promover y a profundizar el carisma común y a favorecer la colaboración en vista de la misión a ustedes confiada por la Iglesia”. Los Estatutos fueron aprobados ad experimentum por cinco años y entrarán en vigor el 15 de septiembre.

DescubreRC.jpgLa aprobación pontificia se ha comunicado a los miembros del Regnum Christi a través de una carta de los directores generales de la Federación -el P. Eduardo Robles-Gil, LC, de los legionarios de Cristo,  Gloria Rodríguez, de las consagradas del Regnum Christi, y Jorge López, de los laicos consagrados del Regnum Christi-: “Es una confirmación del discernimiento que hemos hecho entre todos y de los Estatutos como un instrumento válido para dar continuidad y una nueva proyección al plan de Dios sobre nuestra familia espiritual”, afirman, y agradecen a todas las personas que lo han hecho posible, a la Iglesia y al Asistente Pontificio P. Gianfranco Ghirlanda, S.J.

El proceso de renovación ha sido un proceso participativo y global en el que desde 2010 han tenido la oportunidad de involucrarse todos los miembros del Regnum Cristi de las cuatro vocaciones, unos 22.000 entre legionarios de Cristo, consagradas, laicos consagrados y laicos. “El camino ha sido un desafío, a veces con dificultades y tensiones, pero ha dado como fruto este paso que no es un logro personal de alguien sino del esfuerzo conjunto entre todos, buscando ser dóciles al Espíritu Santo”, reconocen los directores generales en su carta.

viveRCCon esta aprobación “se cierra una etapa importante de la historia del Regnum Christi en la que hemos buscado comprender más profundamente la identidad del Regnum Christi para poder encontrar una estructura canónica que ayude a custodiar el espíritu y vivir la misión que brotan de nuestro carisma”, afirman los directores generales.

El camino de renovación que ha recorrido el Regnum Christi de la mano de la Santa Sede se inició hace 8 años, después de conocerse los escándalos y delitos del P. Marcial Maciel. Durante este tiempo, los Legionarios de Cristo han elaborado unas nuevas Constituciones; las Consagradas y los Laicos Consagrados han sido reconocidos canónicamente como Sociedades de Vida Apostólica de derecho pontificio con sus respectivas Constituciones, y los laicos han elaborado su Reglamento, un código secundario que, junto a los recién aprobados Estatutos de la Federación Regnum Christi, entrará en vigor el 15 de septiembre de 2019.

 

 

LA FEDERACIÓN REGNUM CHRISTI EN 7 CLAVES

El Regnum Christi, una realidad de la Iglesia formada por cuatro vocaciones: legionarios de Cristo, consagradas, laicos consagrados y laicos

Uno de los aspectos clarificados durante este proceso de renovación es la propia identidad del Regnum Christi como una realidad formada por cuatro diferentes vocaciones (Legionarios de Cristo, consagradas, laicos consagrados y laicos) cada una de las cuáles expresa con su propia originalidad la misión y carisma común del Regnum Christi.

Corresponsabilidad

Consecuentemente, el proceso ha concluido que cada una de las cuatro vocaciones que forman el Regnum Christi es corresponsable de la custodia del carisma común, se reconoce el valor de la autonomía de cada una, y la importancia de su adecuada expresión canónica.

Gobierno colegiado en que los laicos participan de derecho con voz y voto consultivo

La colegialidad del gobierno de la Federación es otra de las grandes novedades en la forma de organizarse el Regnum Christi. Supone un avance y es expresión de una forma renovada del ejercicio de la autoridad al servicio de la misión común. Pone de manifiesto el espíritu de comunión y la complementariedad de las vocaciones respetando la autonomía propia de cada vocación.

El órgano de Gobierno de la Federación se llamará Colegio directivo. Estará formado por los directores de las vocaciones consagradas –legionarios de Cristo, consagradas y laicos consagrados- y por dos laicos con voz y voto consultivo.

Los laicos expresaron en su momento la importancia de profundizar en su identidad como laicos en el Regnum Christi y la Iglesia viendo «la necesidad de crecer en el futuro hacia una mayor armonía entre la identidad jurídica y la realidad carismática del Regnum Christi».

Pertenencia de los Legionarios de Cristo al Regnum Christi

Durante el proceso de renovación, se ha confirmado la pertenencia de la Legión de Cristo al Regnum Christi de forma inseparable tanto en el Capítulo General de los Legionarios de Cristo de 2014 (CCG 2014, 2) como en la comunicación del Capítulo General de abril de 2018. (CCG 2018, 12), y en el Capítulo Extraordinario de 2018.

Gobierno, dirección y gestión de las obras orientados a la misión

En relación con el gobierno de las obras, el Estatuto establece que podrán depender de una de las vocaciones, de varias, o de la propia Federación Regnum Christi, y que cada obra establecerá en sus estatutos correspondientes la manera de ser gobernada en ese sentido. La obra actualmente existente se organizará desde la realidad de cada territorio y obra a lo largo de los próximos años.

Expresión renovada y compartida de la espiritualidad

El Estatuto contiene una expresión renovada y compartida de la espiritualidad y de los principios de acción apostólica, y delinea con claridad los fundamentos espirituales del Regnum Christi. Sus miembros buscan «dar gloria a Dios y hacer presente el Reino de Dios en el corazón de los hombres y en la sociedad» (EFRC7) por la propia santificación y la acción apostólica.

Una federación como forma canónica

La Federación aprobada ahora por la Santa Sede se planteó como la forma jurídica más adecuada para el Regnum Christi, que permitía «dotarlo de una configuración canónica más sólida que aquella del Estatuto de 2004 y más acorde con la fisonomía de la realidad carismática del Regnum Christi», según explicó la Asamblea General de 2018 en su mensaje final.

DOCUMENTOS Y RECURSOS

  • Carta de los directores generales ante la aprobación de la Federación Regnum Christi y sus Estatutos

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DATOS: EL REGNUM CHRISTI EN EL MUNDO

 

Miembros

Al final del año 2018, el Regnum Christi cuenta con 22.652 miembros laicos, 523 consagradas, 59 laicos consagrados y 1.501 legionarios de Cristo.

Cuenta, además, con 11.150 miembros del ECYD (el carisma del Regnum Christi vivido por los adolescentes).

Ha habido crecimiento de miembros laicos (6%) en el último año. En este periodo se registra una disminución del 1% de consagradas, 3% de legionarios, 4 miembros menos entre los Laicos Consagrados y 3.5% menos miembros del ECYD.

Tipo de miembro del Regnum Christi 2016 2017 2018 Variacioìn
Miembros seglares no consagrados 20.481 21.300 22.652 6%
Consagradas 540 526 523 -1%
Laicos Consagrados 62 63 59 -6%
Legionarios de Cristo 1.582 1541 1.501 -3%
Total de miembros 22.665 23.430 24.735 6%

Obra educativa, misionera y social

En su obra educativa (154 colegios, 5 academias internacionales, 14 universidades civiles y 4 eclesiásticas), se forman más de 185.000 alumnos, y miles de jóvenes y familias participan en las misiones de evangelización.

Política de Ambientes Seguros

Desde 2015, y como parte de la petición de perdón institucional por la historia de abusos, se han implementado unas exigentes políticas de prevención y actuación inmediata ante posibles abusos de menores y personas vulnerables. Hay un responsable en cada país de implementar los protocolos, códigos, canales de denuncia y demás medidas, y de generar una cultura de corresponsabilidad en la protección del menor.

Parroquias

Durante el año 2018 se cuenta con un total de 48 parroquias confiadas a los Legionarios de Cristo, de las cuales 25 están en México (23 de ellas en la Prelatura de Cancún-Chetumal), 8 en Italia, 2 en Francia, 2 en Brasil, 2 en Estados Unidos, 1 en Argentina, 1 en Canadá, y el santuario diocesano de Nuestra Señora de Sonsoles en Ávila, España y legionarios y consagradas del Regnum Christi dirigen el centro de Magdala en Tierra Santa.

Misiones de evangelización

Las misiones de evangelización del Regnum Cristi, generalmente desarrolladas a través del apostolado Juventud y Familia Misionera. Son misiones al servicio de los párrocos, tanto durante la Semana Santa y periodos estivales. Hay misioneros de 30 países: Estados Unidos, El Salvador, Venezuela, Chile, Colombia, Brasil, Argentina, Cuba, Costa de Marfil, Polonia, Nueva Zelanda, Australia, Rumania, Hungría, Filipinas, Canadá, Belice, Italia, Francia, España, México, Irlanda, Alemania, Bosnia, Islas Bahamas, Líbano, Inglaterra, Austria, Bélgica y Lituania.

JUSTICIA Y PAZ: «Iglesia por el Trabajo Decente» comparte con la OIT la urgencia de un nuevo contrato social que priorice a las personas

Comienza hoy en Ginebra la asamblea del Centenario de la OIT, un «parlamento mundial sobre el trabajo» al que asisten 5.000 personas delegadas.

La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) –Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica (JEC) y Juventud Obrera Cristiana (JOC)— comparten la necesidad de poner a las personas en el centro de todas las prioridades que se subraya en el informe “Trabajar para un futuro más prometedor” de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, que va a ser debatido en las sesiones de la asamblea del Centenario que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) celebra en Ginebra del 10 al 21 de junio.

A esta reunión, que el director general de la OIT, Guy Ryder, define como un «parlamento mundial sobre el trabajo», asisten más de 5.000 delegados y delegadas de todo el mundo. En la delegación del Movimiento Mundial de Trabajadoras Cristianos participa Toni Santamaría, militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), una de las entidades que integran la ITD.

El informe proporciona un análisis en profundidad del futuro del trabajo, orientado a sentar las bases para alcanzar la justicia social en el siglo XXI. En este horizonte, el trabajo decente es esencial para las personas, para la paz y para el planeta, en el marco de un nuevo contrato social que priorice a la persona y preserve el trabajo

Para la ITD es importante la coincidencia entre las preocupaciones de la OIT, las reivindicaciones y propuestas del movimiento sindical internacional, los planteamientos de la Doctrina Social de la Iglesia y el magisterio del papa Francisco en torno a la urgente necesidad de ese nuevo contrato o pacto social que priorice a las personas, su dignidad y el valor de su trabajo.

La Declaración final que se adopte en esta reunión centenaria debe establecer un nuevo contrato social que, entre otras cuestiones, priorice el respeto a los derechos de los trabajadores y trabajadoras con una Garantía Laboral Universal que proteja los derechos de todos los trabajadores, un salario adecuado, la limitación de las horas de trabajo, la seguridad y salud en las relaciones laborales, la no discriminación, la libertad sindical y la negociación colectiva, la igualdad de género, la protección social universal, el aprendizaje permanente, la gestión humana de las nuevas tecnologías, la lucha contra la crisis ecológica y el diálogo social comprometido como fórmula para resolver los inaplazables retos.

Resultan inspiradoras, en ese sentido, la reclamación del papa Francisco de un «nuevo pacto social humano, un nuevo pacto social para el trabajo», esencial para la democracia y para las personas, que otorgue «dignidad, respeto, honor, libertad, derechos para todos» (No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. En distintos discurso y mensajes). Un pacto social y cultural que nos permita vivir juntos (Evangelii gaudium, 239).

La aportación de la Doctrina Social de la Iglesia

Recordando las palabras del Papa en Laudato si’, es urgente cuidar la casa común y la familia humana, con especial atención a los pobres y a la fragilidad del planeta, retos que están íntimamente vinculadas porque instan al cuidado de la vida para poder construir el mundo desde la fraternidad. Para ello, «es esencial cuidar el trabajo humano y su dignidad, en un mundo en que hacemos todo lo contrario». Y por eso, «el trabajo es una prioridad humana y, por tanto, una prioridad cristiana», subraya Francisco.

La Doctrina Social de la Iglesia recoge una cuestión clave: la prioridad del trabajo (personas) sobre el capital (cosas). Esto implica, decía san Juan Pablo II en Laborem exercens, que los derechos de la persona en el trabajo deben ser el criterio decisivo para organizar toda la economía y no, como ocurre ahora, dejar que la rentabilidad económica someta los derechos de trabajadores y trabajadoras.

Esta prioridad del trabajo es lo que reclama un nuevo contrato social que proteja efectivamente la dignidad de las personas y ponga las cosas en su lugar, lo que, al mismo tiempo, requiere impulsar un profundo cambio de modelo económico «fruto de una cultura de comunión, basado en la fraternidad y la equidad». Para avanzar hacia ese objetivo es prioritario promover la dignidad del trabajo, el trabajo decente y la protección de los derechos de todas las personas y familias trabajadoras.

La iniciativa «Iglesia por el Trabajo Decente» surge en España en el año 2015 haciendo suyo el objetivo impulsado por la Santa Sede, la OIT y organizaciones de inspiración católica, de colocar explícitamente el «trabajo decente para todas las personas» entre los objetivos de desarrollo sostenible en la agenda post-2015.

Leer más: https://www.juspax-es.org/news/iglesia-por-el-trabajo-decente-comparte-con-la-oit-la-urgencia-de-un-nuevo-contrato-social-que-priorice-a-las-personas/

COMUNIÓN Y LIBERACIÓN: Entrevista a Julián Carrón en L’Osservatore Romano

LA FUERZA «DESEQUILIBRADA» DEL CRISTIANISMO

Julián Carrón
La crisis de la sociedad y el papel de lglesia. «El hombre necesita ser abrazado en toda la “densidad de su humanidad”». L’Osservatore Romano entrevista al presidente de la Fraternidad de CLAndrea Monda

Con Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, se amplía a toda Europa la reflexión sobre la crisis de la sociedad actual y sobre el papel de la Iglesia que, desde hace algunas semanas, llevamos a cabo desde estas páginas.

Giuseppe De Rita, reflexionando en estas páginas sobre la crisis actual de la sociedad italiana y europea, hacía referencia al pasado y decía que en la Edad Media el buen gobierno de una comunidad se apoyaba sobre dos autoridades: la civil, que garantizaba la seguridad, y la espiritual, que ofrecía a los ciudadanos el sentido de la existencia. Estas dos autoridades no pueden concentrarse en una sola persona, y sin embargo, en Europa se tiende con frecuencia a la concentración del poder. En este contexto, ¿cuál puede ser el papel de la Iglesia, y por tanto su responsabilidad?
En realidad, ambos aspectos están muy ligados entre ellos. En el ánimo de mucha gente se percibe la sombra de un gran miedo, de una profunda inseguridad. Pero, ¿de qué se trata? ¿Cómo hacer frente a ello? Si las personas no encuentran una respuesta radical al miedo, este acaba dominando y produce reacciones deslavazadas. Sin embargo, resulta evidente que la política no es, no puede ser capaz de responder al ansia de seguridad, al desconcierto que el hombre tiene en su interior. Entonces sale a la luz la verdadera cuestión. La sociedad –con todas sus instituciones, los partidos, los sindicatos, las escuelas de cualquier orden y nivel, y sus realidades vivas, las comunidades, la Iglesia– tiene ante sí un desafío: ¿quién responde a esta necesidad de seguridad que aparece a la vez que el miedo? No se puede responder a esta necesidad confiando la solución a muros, sean del tipo que sean. Cuando se propagan las actitudes más hostiles, en la línea del homo homini lupus, cuando cualquier persona o cosa se convierte en un enemigo potencial, la respuesta nunca se puede reducir a una cuestión de «policías» o «muros».

El miedo parece ser el sentimiento más difundido hoy en día cuando, paradójicamente, la sociedad nunca ha sido tan segura como ahora. ¿Cómo se explica esto?
Se explica porque la cuestión del miedo está totalmente enraizada en la cuestión del sentido. La respuesta a la inseguridad no puede ser únicamente social, sino que debe ser respuesta a la exigencia de sentido, porque nunca se puede reducir al hombre a sus aspectos materiales. La seguridad material no es una respuesta suficiente ante la confusión última del yo. Lo demuestra precisamente el hecho al que usted ha hecho referencia: las sociedades occidentales nunca han sido tan seguras y saludables y nunca han estado tan en paz como hoy, y sin embargo ha crecido el sentimiento de inseguridad, de miedo. Lo único que vence el miedo del hombre es una presencia. Lo vemos en la experiencia elemental del niño. La única respuesta a su miedo es la presencia de su madre, que él reclama con todas sus fuerzas; no busca otra cosa, porque nada sería capaz de responder. El problema es, por tanto, más profundo. Hace algunos días, presentando un libro en París, cité al escritor Houellebecq, que es considerado casi como un símbolo del nihilismo. Pero en el fondo de este aparente nihilismo se manifiesta una exigencia de significado impresionante e insuprimible. Escribe este autor en una carta dirigia a Bernard-Henry Lèvi: «Tuve cada vez más a menudo –me es penoso confesarlo– el deseo de gustar. Un poco de reflexión me convencía cada vez, por supuesto, de que este sueño era absurdo; la vida es limitada y el perdón imposible. Pero la reflexión era inútil, el deseo persistía; y debo confesar que persiste hasta la fecha». El deseo es más radical que la reflexión sobre él. La reflexión sobre lo absurdo de desear ser amado, de buscar una respuesta a la sed, debe ceder el paso al deseo que persiste. Es decir, lo que tenemos ante nosotros, aquello con lo que nos medimos, es el problema del deseo –el deseo de ser amados, de que nuestra vida se cumpla– que, al no encontrar respuesta, se manifiesta en el miedo, en la rabia, en la violencia, en el intento de levantar muros. Pero en el fondo hay algo que se escapa, que es la naturaleza del hombre que, incluso en esta situación de nihilismo, de confusión, de desconcierto, sigue siendo irreductible. Y es precisamente en este nivel donde nos sentimos interpelados.

¿Puede la Iglesia intervenir a este nivel?
Creo que la Iglesia, los cristianos, tienen una tarea única a este respecto. De hecho, la cuestión es: ¿quién salva el deseo? ¿Qué tipo de mirada tenemos que recibir para que este no se vea reducido? En el mundo clásico, se percibía con terror la desmesura del deseo, se consideraba una hybris peligrosa. Por ello había que poner límites, reducir esa desmesura, reconducirla dentro de los cauces de la mesura. Después llegó el cristianismo. En el Evangelio se documenta la presencia de alguien que se mantiene en pie ante el deseo del hombre. Jesús se dirige precisamente a este deseo, es capaz de mirar el deseo a la cara desvelando toda su magnitud. Por ello pregunta: «¿De qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?» (Mt 16,26). Muchas veces interpretamos esta pregunta en sentido moralista y no como expresión última de la naturaleza del hombre, de su deseo, de esa sed de la que habla Jesús a la samaritana, del hambre y la sed de las Bienaventuranzas. Jesús habría podido mirar muchas otras cosas de aquella mujer en situación «irregular», con sus cinco maridos, y sin embargo mira directamente a su sed; él sabe que solo si le propone algo capaz de responder a su sed de felicidad, esa mujer podrá dejar de buscar el cumplimiento de su vida en otros sitios, en cosas que no pueden dárselo. Pero no se trata solamente de una cuestión personal, sino que es una cuestión social. Houellebecq pone de manifiesto precisamente esta relevancia pública, social, cultural y política del problema, porque si el hombre no encuentra una respuesta adecuada a la naturaleza de su deseo, en el fondo siempre estará a disgusto, buscará soluciones insuficientes y acabará siendo víctima del miedo o de la violencia. El cristianismo puede estar en pie ante este deseo, como recuerda Agustín: «Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti», es decir, hasta que encuentre una presencia proporcionada a la profundidad del deseo. Cada vez que el cristianismo entra en crisis vuelve a brotar ese espíritu pagano que quiere encorsetar el deseo, reducirlo, «reconducirlo dentro de los límites de seguridad», como dice a su modo Todorov, porque de nuevo se vuelve peligroso. Bergman, al final de la película Fanny y Alexander, hace decir a uno de sus personajes: «No estamos preparados, pertrechados para ciertas indagaciones. Lo mejor es mandar al infierno los grandes escenarios. Viviremos en lo pequeño, en nuestro pequeño mundo. Y nos conformaremos con él», manteniéndonos dentro de nuestros límites. Esta es la «sabiduría» mundana que, sin embargo, no puede eliminar la sed inextinguible de significado que arde en el corazón del hombre.

El pasado 9 de mayo, hablando a la diócesis de Roma, el Papa definía las Bienaventuranzas como «el Premio Nobel del desequilibrio», invitando al cristiano a «mantener el desequilibrio», a conservar ese desequilibrio; de lo contrario, construiríamos una hermosa armonía griega que, sin embargo, disminuye lo humano. ¿No es acaso este el riesgo de Europa, que quizá hasta ahora se ha concentrado en fijar los límites burocráticos, tratando de gestionar la seguridad, pero sin ofrecer una respuesta a esa sed siempre excedente que, sin embargo, es lo humano?
Este es precisamente el meollo. Todos los intentos, por muy buenos que sean, están destinados al fracaso si no responden a esta sed. Europa ha hecho un esfuerzo enorme por responder a muchas necesidades. Ningún país por sí mismo habría podido llegar al grado de desarrollo al que hemos llegado. Pero al mismo tiempo, el descontento y el malestar aumentan. ¿Cómo es posible? El problema nace de no haber comprendido cuál es la naturaleza de la «enfermedad». Siempre me ha asombrado la genialidad de Leopardi a la hora de captarla: «Todo es poco y pequeño para la capacidad del propio ánimo». Para muchas personas esto es algo negativo, como una desgracia, mientras que constituye la diferencia y la grandeza del hombre. Si perdemos la conciencia de esta diferencia, de la infinitud de nuestro deseo, no comprenderemos nada de lo que sucede. Si Europa no se da cuenta de esto, no podrá evitar ofrecer respuestas penúltimas con la pretensión de que sean suficiente. Entendámonos: por una parte Europa, en cuanto que realidad político-económica, no debe responder a la exigencia última, porque no es su finalidad; pero por otra parte debe reconocer cuál es la naturaleza del problema y dejar el espacio para la respuesta. Europa existe en cuanto que crea y garantiza ese espacio de libertad en el que se pueden encontrar las distintas respuestas de sentido. Porque –creo que parece algo definitivamente adquirido después del Concilio– no existe posibilidad de acceder a la verdad más que a través de la libertad. Solo si Europa sigue siendo cada vez más ese espacio de libertad podremos compartir la riqueza que uno y otro hayan encontrado en la vida y podremos ofrecerla como respuesta a las exigencias y a los desafíos que tenemos ante nosotros. Se trata de un espacio en el que se salvaguarde ante todo la posibilidad de reconocer ese algo más que constituye al hombre, que nos hace a todos seres humanos, aun siendo distintos y únicos en nuestra propia complejidad. Esta es la gran contribución que pueden ofrecer el cristianismo y la dimensión de la fe.

Sin embargo, parece que del malestar y el descontento se pasa con frecuencia al rencor y a las reacciones emotivas que derivan de él, como parece reflejar el soberanismo. Si Europa no corresponde a mis expectativas me encierro en mi pequeño espacio individual o nacional en donde soy soberano. Más que una respuesta, esto parece una reacción casi automática.
Es una reacción que pone de manifiesto una carencia. De hecho, cuando alguien está contento, no experimenta rencor, no «reacciona». La reacción tiene como punto de partida una exigencia que no ha encontrado todavía respuesta y que a menudo no ha aflorado completamente en la conciencia. En mi opinión, esta es la gran ocasión del cristianismo. El nihilismo que vemos en muchos fenómenos de la vida social, cultural y literaria revela la existencia de una pregunta abierta e inquietante sobre la propia vida que documenta la irreductibilidad de lo humano. ¿Quién puede responder a ella? La Iglesia se ve interpelada, encuentra aquí su tarea. Debido a lo que hemos recibido y recibimos por gracia, los cristianos tenemos una tarea crucial en este contexto. El hombre necesita ser mirado de forma no reducida, necesita ser abrazado en toda la «densidad de su humanidad». Es la forma con la que Jesús mira a Zaqueo, que aparentemente estaba menos necesitado, porque era muy rico: se percata de su verdadera necesidad, que es la de ser mirado sin ser reducido a meros factores materiales y sociales. Zaqueo se siente mirado de un modo que mueve su yo, que lo pone en acción, y acoge a Jesús lleno de alegría. La respuesta a esa necesidad, a veces escondida, a veces no suficientemente consciente, procedía de alguien que no había reducido la humanidad que había en él. Jesús sabe percibir esta necesidad en los pobres que encuentra por el camino, en los enfermos y heridos de su tiempo (Zaqueo es un hombre herido), y lo mismo hace hoy el Papa, que en la relación con cada uno, en la relación con los demás, testimonia en el presente la contemporaneidad de la mirada de Jesús.

El fenómeno de la globalización parece haber traicionado también, en cierto modo, sus promesas: ha debilitado las mediaciones y ha hecho renacer un sentimiento opuesto y excesivo de identidad. La crisis de la mediación y de los cuerpos intermedios ha producido situaciones de soledad, se ha convertido en crisis de la pertenencia en favor de un sentimiento de identidad fuerte pero individualista. También aquí el cristiano puede decir una palabra oportuna.
Una palabra decisiva, porque el cristianismo responde justamente a la soledad, a la soledad del corazón generada por la exigencia insatisfecha e irreductible de significado, exigencia a la que solo una presencia excepcional, la presencia de Cristo en la carne de un encuentro humano, puede responder. Pensemos en el hombre frente a la enfermedad, frente a la muerte. Pues bien, el cristianismo no es solo un discurso, sino una palabra encarnada. El Verbo se ha hecho carne para que cualquier persona pueda experimentar su presencia en la vida y en los lugares en los que la soledad radical surge y explota de forma más aguda, siendo muchas veces eludida. El Verbo se ha hecho carne, presencia, para compartir la vida de cada uno de nosotros sin censurar nada, desde los aspectos elementales, concretos, hasta la soledad más radical. La Iglesia es, por definición, una comunidad, un lugar intermedio que pone en relación al individuo con el significado último, con el Misterio; es la continuación de ese gran intermediario que es Cristo. Cristo pone en relación al Infinito con el hombre histórico concreto. El cristiano «privado» no existe, sino que, por su propia naturaleza, termina generando siempre comunidades, lugares en donde se puede afrontar juntos la soledad completa, la de verdad.

El papa Francisco ha propuesto el tema, más aún, el método, de la sinodalidad. ¿Es el signo de esta generatividad social propia del cristianismo?
Me parece una cuestión fundamental, porque en la vida el camino lo hacemos siempre juntos. La cuestión es cómo cada uno de nosotros, junto a los demás, pone en común la riqueza de la experiencia que vive. Este recorrido que hacemos juntos para encontrar el camino, en el que el hecho de compartir constantemente corrige las cosas que no funcionan, en el que cada uno llega a ser verdaderamente protagonista, puede avanzar si estamos disponibles para volver a empezar, para cambiar, para empezar otra vez desde el principio. La provocación de la realidad está siempre «al acecho» y forma parte del camino humano, que es sostenido por la contribución que ofrecen los últimos, por la ayuda que ofrecen las personas más impensables, que te devuelven lo que tú dabas por descontado. Uno debe estar constantemente atento para dejarse enriquecer por lo que el Misterio hace para responder a las necesidades. La cuestión es si estamos disponibles para reconocer cualquier brizna de verdad, de iniciativa, de inspiración que aparezca en la vida de la Iglesia. Me ha impresionado mucho cómo se subraya en la Christus vivit el deseo de abrazar y estimular cualquier iniciativa. Cuando esto sucede en la Iglesia, se acogen los dones que Dios distribuye desde su total libertad. Entonces todo contribuye al bien de la Iglesia que, como dice el Papa, es poliédrica. La figura del poliedro nos recuerda que la vida no es rígidamente armoniosa, no se puede reducir a esquemas meramente lógicos. Como escribe Benedicto XVI en la Spe salvi, «un progreso acumulativo solo es posible en lo material», pero cuando está de por medio la libertad hay que empezar siempre, porque ella «presupone que en las decisiones fundamentales cada hombre, cada generación, tenga un nuevo inicio». Por eso es difícil hacer previsiones y programaciones. Lo decía muy bien Goethe: «Lo que heredaste de tus padres, vuelve a ganártelo para poseerlo». Lo que nuestros antepasados percibieron como un bien, es decir, unirse después del drama de la Segunda Guerra Mundial –empezando con un gesto concreto como el acuerdo sobre el carbón y el acero–, nos parece algo insignificante ahora que nos hemos desarrollado tanto. Sin embargo, para ellos fue el inicio concretísimo de un camino que ha florecido. Todas las cosas se pueden corregir, pero la cuestión es no poner en peligro las conquistas y los progresos obtenidos a lo largo de muchos años. Se trata de introducir las correcciones necesarias, como en cualquier obra. El ser humano es perfectible, así como cualquier construcción suya.

La voz del Papa es muy escuchada, pero es también una voz aislada en un mundo que parece moverse en direcciones distintas, cuando no opuestas. ¿Ha llegado para los cristianos el momento de ser esas «minorías creativas» de las que hablaba Benedicto XVI?
Al Papa se le reconoce en muchos sitios una originalidad y una autoridad. Y precisamente en el momento en el que parece que está aislado, es cuando se puede reconocer más fácilmente su diferencia. Y esto es signo de que la contribución de los cristianos, que en ciertos momentos puede parecer numéricamente menos consistente, no es por ello menos relevante. Muchas veces hemos vinculado nuestra capacidad de incidir únicamente a los números. Pero la relevancia, la incidencia histórica de una presencia no depende de los números, sino de su diferencia. El Papa lo testimonia: en su aparente impotencia, tiene una capacidad de incidencia infinitamente mayor que cualquier otro poder. Una obra artística no depende de sus dimensiones, depende de la belleza que manifiesta, de la diferencia que lleva consigo y que comunica. Esto es lo que Cristo ha traído: una diferencia, que a nosotros nos suena como una paradoja; que Dios decida salir al encuentro del hombre perdido y que para hacerlo se despoje de su divinidad nos parece absurdo. Es lo contrario de lo que nosotros haríamos. Dios nos «descoloca» constantemente. Pero podemos decir que, despojándose de su divinidad, ¡Cristo ha ofrecido una contribución para cambiar el mundo! Esta es la fuerza «desequilibrada» del cristianismo, de la presencia de los cristianos: allí donde se vive el cristianismo de forma auténtica, genera nueva vida, incluso dentro de su aparente pobreza, de su aparente insignificancia. La Iglesia es la belleza que está dentro del mundo, que hace siempre nuevas todas las cosas. Esta es la gran contribución –precisamente ahora que los números son los que son– que los cristianos están llamados a ofrecer. Para nosotros constituye un nuevo inicio. Pero para la Iglesia es una «vieja historia», como testimonia la Carta a Diogneto, que documenta cuál era el verdadero testimonio que los cristianos, en su aparente irrelevancia, daban en los primeros siglos. A ese testimonio estamos llamados también hoy.

 

Más información: https://espanol.clonline.org/noticias/actualidad/2019/06/06/la-fuerza-desequilibrada-del-cristianismo

CONCAPA pide que la EBAU sea común en todo el territorio

Madrid, 11 de junio de 2019.- Tras las reacciones originadas con motivo de la realización del examen de Matemáticas en las Pruebas de Acceso a la Universidad de la Comunidad Valenciana, con un alto grado de dificultad, el Presidente Nacional de la Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA), Pedro José Caballero, insta a la ministra de Educación y Formación Profesional a poner en marcha las medidas necesarias para unificar el sistema, de modo que la prueba sea común para todos los alumnos y sus criterios de corrección homogéneos para todo el territorio nacional.

Tanto para las familias como para los alumnos supone un grave perjuicio el hecho de que haya diferencias tan dispares entre las pruebas realizadas en una u otra Comunidad en función de los criterios de la prueba, notas y su corrección.

Para CONCAPA no es suficiente con crear una comisión o grupo de trabajo como afirma la ministra, sino que es necesario unificar criterios para tener las mismas oportunidades, porque en este tipo de examen un punto puede ser la diferencia entre poder o no estudiar la carrera deseada o en la universidad elegida.

Además, estas diferencias también perjudican al profesorado, pues puede cuestionar su trabajo, máxime cuando en ocasiones el problema es que no ha dado tiempo a terminar los temarios. Otro tema es que el examen en sí esté bien o mal diseñado, lo que se solucionaría con la prueba común.

CONCAPA reitera la necesidad de seguir trabajando para conseguir un verdadero Pacto Social y Político por la Educación, donde poder abordar todos estos temas.

 

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XXIX BIBLIOTECA DEL FORO DE LAICOS – Especial Feria del Libro 2019

Con algo de retraso, pero con total puntualidad para la temporada de la Feria del Libro, volvemos a compartir una nueva edición de la “Biblioteca del Foro de Laicos”. Esperamos que os guste y os anime a seguir disfrutando de la lectura.

 

PPC

 

BAC

 

SAL TERRAE

 

HERDER EDITORIAL

 

EDITORIAL CIUDAD NUEVA

 

NARCEA

 

EDITORIAL MONTE CARMELO

 

VERBO DIVINO

 

RIALP

 

PALABRA

 

ENCUENTRO

JOC/JEC/HOAC: La urgencia de un nuevo contrato social que priorice a las personas

ITD comparte con la OIT la urgencia de un nuevo contrato social que priorice a las personas

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Comienza hoy en Ginebra la asamblea del Centenario de la Organización Internacional del Trabajo un «parlamento mundial sobre el trabajo», al que asisten más de 5.000 delegados y delegadas de todo el mundo.

La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) –Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica (JEC) y Juventud Obrera Cristiana (JOC)— comparten la necesidad de poner a las personas en el centro de todas las prioridades que se subraya en el informe Trabajar para un futuro más prometedor de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, que va a ser debatido en las sesiones de la asamblea del Centenario que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) celebra en Ginebra del 10 al 21 de junio.

A esta reunión, que el director general de la OIT, Guy Ryder, define como un «parlamento mundial sobre el trabajo», asisten más de 5.000 delegados y delegadas de todo el mundo. En la delegación del Movimiento Mundial de Trabajadoras Cristianos participa Toni Santamaría, militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), una de las entidades que integran ITD.

El informe proporciona un análisis en profundidad del futuro del trabajo, orientado a sentar las bases para alcanzar la justicia social en el siglo XXI. En este horizonte, el trabajo decente es esencial para las personas, para la paz y para el planeta, en el marco de un nuevo contrato social que priorice a la persona y preserve el trabajo

Para la ITD es importante la coincidencia entre las preocupaciones de la OIT, las reivindicaciones y propuestas del movimiento sindical internacional, los planteamientos de la Doctrina Social de la Iglesia y el magisterio del papa Francisco en torno a la urgente necesidad de ese nuevo contrato o pacto social que priorice a las personas, su dignidad y el valor de su trabajo.

La Declaración final que se adopte en esta reunión centenaria debe establecer un nuevo contrato social que, entre otras cuestiones, priorice el respeto a los derechos de los trabajadores y trabajadoras con una Garantía Laboral Universal que proteja los derechos de todos los trabajadores, un salario adecuado, la limitación de las horas de trabajo, la seguridad y salud en las relaciones laborales, la no discriminación, la libertad sindical y la negociación colectiva, la igualdad de género, la protección social universal, el aprendizaje permanente, la gestión humana de las nuevas tecnologías, la lucha contra la crisis ecológica y el diálogo social comprometido como fórmula para resolver los inaplazables retos.

Resultan inspiradoras, en ese sentido, la reclamación del papa Francisco de un «nuevo pacto social humano, un nuevo pacto social para el trabajo», esencial para la democracia y para las personas, que otorgue «dignidad, respeto, honor, libertad, derechos para todos» (No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. En distintos discurso y mensajes). Un pacto social y cultural que nos permita vivir juntos (Evangelii gaudium, 239).

La aportación de la Doctrina Social de la Iglesia

Recordando las palabras del Papa en Laudato si’, es urgente cuidar la casa común y la familia humana, con especial atención a los pobres y a la fragilidad del planeta, retos que están íntimamente vinculados porque instan al cuidado de la vida para poder construir el mundo desde la fraternidad. Para ello, «es esencial cuidar el trabajo humano y su dignidad, en un mundo en que hacemos todo lo contrario». Y por eso, «el trabajo es una prioridad humana y, por tanto, una prioridad cristiana», subraya Francisco.

La Doctrina Social de la Iglesia recoge una cuestión clave: la prioridad del trabajo (personas) sobre el capital (cosas). Esto implica, decía san Juan Pablo II en Laborem exercens, que los derechos de la persona en el trabajo deben ser el criterio decisivo para organizar toda la economía y no, como ocurre ahora, dejar que la rentabilidad económica someta los derechos de trabajadores y trabajadoras.

Esta prioridad del trabajo es lo que reclama un nuevo contrato social que proteja efectivamente la dignidad de las personas y ponga las cosas en su lugar, lo que, al mismo tiempo, requiere impulsar un profundo cambio de modelo económico «fruto de una cultura de comunión, basado en la fraternidad y la equidad». Para avanzar hacia ese objetivo es prioritario promover la dignidad del trabajo, el trabajo decente y la protección de los derechos de todas las personas y familias trabajadoras.

La iniciativa «Iglesia por el Trabajo Decente» surge en España en el año 2015haciendo suyo el objetivo impulsado por la Santa Sede, la OIT y organizaciones de inspiración católica, de colocar explícitamente el «trabajo decente para todas las personas» entre los objetivos de desarrollo sostenible.

 

https://www.iglesiaporeltrabajodecente.org/2019/06/10/itd-comparte-con-la-oit-la-urgencia-de-un-nuevo-contrato-social-que-priorice-a-las-personas/

CEAAEC: Pruebas de acceso a la Universidad

Ante el panorama creado por la celebración de las pruebas de acceso a la Universidad, CEAAAEC se ve nuevamente en la obligación de denunciar la situación producida y el malestar creado por el procedimiento empleado, los tipos de exámenes propuestos, los grados de dificultad: media, fuerte y desmesurada.

En un país donde existen 17 consejerías de enseñanza, es absolutamente inadmisible que se produzcan 17 tipos diferentes de pruebas para el acceso a la universidad con diferentes grados de dificultad, con diferentes tipos de temas y con lo que se interpreta como hacer “sufrir” a los que se examinan, después de un curso de estudio sin descanso sabiendo como saben lo que se “juegan” al final.

Destacamos que unos sistemas de educación y formación de calidad promueven la  ciudadanía activa y los valores comunes y, así, contribuyen a configurar una sociedad abierta, inclusiva, pluralista, democrática y tolerante.

El papel que desempeña la enseñanza en el desarrollo de actitudes de aprendizaje permanente debe ayudar a las personas a adaptarse a las exigencias cambiantes del mundo moderno, sin olvidar, a la hora de evaluar, observar si se han alcanzado los objetivos de aprendizaje y de qué forma.

La realización de las evaluaciones debe someterse al programa estudiado durante el curso, con unas pruebas que se puedan realizar en un tiempo normal (90 minutos aprox.) cuidando siempre que esto sea alcanzable, midiendo la complejidad y especialidad en el proceso de evaluación.

RECOMENDACIONES:

La realización de las pruebas de acceso a la Universidad, deben de ser únicas e iguales para todos, respetando siempre los diferentes temas a evaluar y garantizando una igualdad de acceso a ellos. Los modelos de evaluación deben ser asequibles, de modo  que con su resolución den una clara idea de la preparación del evaluado.

El exceso de dureza en las pruebas demuestra poco respeto a los evaluados. Los docentes conocen perfectamente la forma de presentar las evaluaciones y el análisis posterior, ofrecerá resultados fiables del evaluado.

La capacidad de los sistemas educativos para satisfacer las necesidades sociales, económicas y personales depende de su calidad, accesibilidad, diversidad, eficiencia y equidad.

Consideramos que la formación contribuye al desarrollo personal y al crecimiento de los jóvenes para que lleguen a ser ciudadanos proactivos y responsables, preparados para vivir y trabajar en un mundo tecnológicamente avanzado y globalizado.

Consideramos que el Espacio Enseñanza debe centrarse en alcanzar metas comunes, entre ellas la de garantizar una formación de calidad para todos, que debe configurarse en consonancia, pero desde un punto de vista crítico, con las políticas, las tendencias y los esquemas formativos, a fin de velar por la coherencia, la consistencia y la viabilidad de los resultados.

José Antonio Cecilia

Presidente

NOTA DE PRENSA CEAAAEC 2019-5

AIC: Asamblea Nacional

DOLORES GARCÍA PI, PRESIDENTA NACIONAL DEL FORO DE LAICOS EN LA ASAMBLEA NACIONAL DE AIC CELEBRADA EN SALAMANCA

 

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Los días 1 y 2 de junio ha tenido lugar en Salamanca la Asamblea Nacional de  la ASOCIACIÓN  DE CARIDAD DE SAN VICENTE DE PAÚL (AIC) . Han participado en ella 143 miembros y hemos contado con la intervención de varios ponentes vinculados directamente a la acción caritativa y social de la Iglesia. Entre ellos ha participado Dña. Dolores García Pi, presidenta del Foro de Laicos. Fue invitada con el objetivo de que los miembros de la AIC pudiéramos conectar con los preparativos del Congreso de Laicos que, bajo el lema: Iglesia de Dios en salida, ha programado y organizado la Conferencia Episcopal Española para dar voz al laicado. Con San Vicente de Paul, nuestro fundador, nos sentimos fieles hijas e hijos de la Iglesia y vinculados a la acción caritativa y social que desarrolla en nuestro mundo.

Con un lenguaje sencillo y un audiovisual clarificador, desarrolló su ponencia el domingo 2 de junio, dejando muy claro a todos los miembros de la Asociación, cuál es el objetivo del Congreso: Impulsar la conversión pastoral y misionera del laicado en el Pueblo de Dios, como signo e instrumento del anuncio del Evangelio de la esperanza y de la alegría, para acompañar a los hombres y mujeres en sus anhelos y necesidades, en su camino hacia una vida más plena.

En su desarrollo partió del Plan pastoral de la Conferencia Episcopal española para el periodo 2016-2020. En él afirman nuestros obispos: “Somos conscientes de que en España la Iglesia está también llamada por el Señor a una conversión misionera. Las circunstancias históricas que estamos viviendo han hecho más difícil y más necesaria la claridad y la firmeza de la fe personal, la vivencia comunitaria y sacramental de nuestras convicciones religiosas” (Plan Pastoral, 10). Y, en este sentido, nos invitan a los laicos a asumir el protagonismo que nos corresponde en este proceso de renovación en virtud del mismo bautismo.

Durante la presentación nos quedaron muy claros los objetivos específicos del Congreso que tendrá lugar en Madrid del 14 al 16 de febrero de 2010:

  1. Tomar conciencia de la vocación bautismal, de la llamada universal a la santidad y, por tanto, de la responsabilidad laical en nuestras comunidades y en la transformación del mundo. La vocación bautismal del laicado para la misión.
  2. Potenciar la caridad política como corazón de la identidad y espiritualidad laical. Dimensión socio-política de la fe.
  3. Transmitir, desde el discernimiento, una mirada de esperanza ante los desafíos que nos presenta la evolución de nuestra sociedad actual. Vivir la misión con alegría y esperanza.
  4. Ser espacio de comunión, como Pueblo de Dios, desde el cual promover nuevas dinámicas de trabajo pastoral en las Diócesis y a nivel nacional en lo que concierne al apostolado seglar, para llegar a los bautizados, alejados por cualquier causa. Comunión para la acción misionera.
  5. Visibilizar la realidad de un laicado que, a título personal y familiar, en movimientos, asociaciones y comunidades, desde la vivencia del Evangelio, comparten experiencias y líneas de acción en la Iglesia y en el mundo. Llamados a ser “discípulos misioneros” en la Iglesia y en mundo.

Y todo con tres notas características en las sesiones de reflexión celebradas como preparación y durante el desarrollo del Congreso:

  • SINODALIDAD: caminar juntos,
  • DISCERNIMIENTO de la misión de la Iglesia,
  • ESPIRITUALIDAD porque mantener vivo el ardor misionero requiere una decidida confianza en el Espíritu Santo (EG, 280)

En el ambiente de cercanía, fraternidad y confianza mutua que ha marcado el ambiente de esta Asamblea, Loli García Pi ha sido una compañera y una amiga más que fraternalmente ha compartido su responsabilidad, saber y experiencia para animarnos a participar de lleno en el Congreso, junto a otras muchas Asociaciones de la Iglesia.

Agradecemos su presencia y cercanía, así como su exposición, motivación y compartir fraterno. Gracias Loli, porque has hecho realidad el lema de la próxima jornada de Apostolado seglar en la solemnidad de pentecostés: “Somos misión”.

 

Concepción Santiago Alonso

Presidenta nacional.

JOC: Campaña de Acción “RelaciónARTE” 

– CONCLUSIONES ETAPA DEL VER –

 

RELACIONARTE JUNTAS SUMAMOS JUNTAS CAMBIAMOS

 

¿Por qué esta campaña?

Tras un análisis y acercamiento a la realidad juvenil descubrimos una gran carencia y dificultad que tenemos las personas jóvenes a la hora de relacionarnos. Por ello, como movimiento nos planteamos establecer el trabajo de nuestra Campaña de Acción entorno a las RELACIONES, teniendo en cuenta dos cuestiones que nos están afectando de manera directa a la hora de relacionarnos: los roles de género y las redes sociales. Cada vez constatamos más patrones impuestos que determinan nuestras oportunidades y comportamientos, así como un mundo digital mediatizado por las redes sociales configurando nuevos paradigmas sobre los que construimos la manera de estar comunicadas y relacionadas. Por tanto, es fundamental tomar conciencia si nuestras relaciones son de poder y dominación, como pretende esta sociedad capitalista hetero-patriarcal o son de justicia y cuidados como así deseamos y nos propone Jesús de Nazaret.

 

Objetivos del VER

  • Descubrir las relaciones que estamos estableciendo tanto con una/o misma/o como con nuestro entorno.
  • Reflexionar de qué manera nos afecta y nos configura nuestra vida como jóvenes obreras/os toda esta realidad.
  • Analizar qué se esconde detrás de estas estrategias y cánones desde los cuales el sistema nos propone y exige relacionarnos.

Para acceder al documento entero sobre nuestra campaña y otros materiales pincha en los siguientes enlaces.

https://www.dropbox.com/s/4emf7wziw2wxog5/Conclusiones%20VER%20campa%C3%B1a.pdf?dl=0

https://www.joc.es/web2/index.php/materiales-y-descargas/campanas/category/31-relacionarte

 

JOC: Priorizando a las personas descartamos la indecente precariedad

De nuevo, ante el 1º de Mayo, Día Internacional del Trabajo, las organizacio­nes que promovemos la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente unimos nues­tras voces y fuerzas en esta fiesta de los trabajadores y trabajadoras y de San José obrero para celebrar el sentido creador del trabajo, y para poner de relieve la urgente necesidad de poner fin a la lacra de la precariedad laboral que caracteriza el actual sistema de relaciones labores y que lesiona los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias.

Constatamos que el trabajo decente, que forma parte de los Objetivos de De­sarrollo Sostenible, es un elemento imprescindible para la justicia social y la cohesión de toda la humanidad.

Como denuncia César, de Zaragoza, “la mayoría de trabajos que me ofrecen las empresas son precarios, horas sueltas, sustituciones puntuales… No dan para vivir de forma digna, ni mucho menos. Este tipo de trabajo me genera mucho estrés y tengo miedo del día de mañana. Por eso, este 1º de mayo acudiré a la calle para junto a otros intentar conseguir un trabajo digno”.

La indecente precariedad del trabajo está afectando duramente a la juventud hundida en una pobreza crónica que les imposibilita un proyecto de vida; a fa­milias cuyas necesidades básicas quedan sin asegurar o sin cubrir, como son el techo, luz, comida, ropa o medicamentos; y a personas mayores que sufren una vejez sin calidad a causa de unas pensiones indignas. Se trata de situaciones provocadas por un sistema capitalista injusto que sitúa el trabajo, no como fuen­te de vida y dignidad, sino como recurso al servicio imperioso del capital a costa de la precariedad latente de las personas trabajadoras y de la exclusión de todos a los que el papa Francisco define como “descartados”.

Afirmamos que el trabajo es esencial para la vida de las personas porque ayuda a construir nuestra humanidad. A través de él potenciamos, desarrolla­mos y expandimos nuestras capacidades y cualidades. Es necesario repensar el sentido del trabajo, de la economía y de la empresa, devaluadas en nuestra sociedad. Para ello tenemos que exigir a políticos, gobernantes y poderes eco­nómicos unos derechos que son básicos para la construcción de una sociedad cuyo sentido y función sirvan al bien común.

El trabajo está en función de la persona y no la persona en función del trabajo como señaló Juan Pablo II en Laboremexercens, 6. En la reflexión sobre el futu­ro del trabajo realizada por la Organización Internacional del Trabajo con motivo de la celebración del centenario de su creación hace hincapié en la urgencia de unificar la lucha contra la precariedad. Propone, para ello, un programa centrado en las personas y basado en la inversión en las capacidades de los individuos, las instituciones laborales y en el trabajo decente y sostenible.

Para ver la revista entera pincha en el enlace:

 

https://www.joc.es/web2/index.php/publicaciones/revista-jo/item/109-n-48-junio-2019